capitulo 12

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Primer día, ahí vamos.- pensó Elizabeth. Eran las seis de la mañana y entraba a las siete y veinte. Entró al baño y se dio una ducha rápida. Salió y se puso un short de jean y por encima la pollera negra que le quedaba una mano sobre la rodilla. Se puso la camisa y la metió dentro de la pollera de manera que no pareciera tan grande. Se calzó sus zapatillas botitas grises y se peinó dejando su pelo atado en una colita alta con un lazo negro. Salió y se puso el sweter. Sus cicatrices  habían pasado a ser claritas y se perdían en su piel blanca. Eso le gustó, quizá podría hasta arremangarse si tenía calor. Metió todas las cosas en la mochila y bajó.
Nadie se había despertado, ya eran las siete. Agarró un vaso de agua y un poco de hielo y dejó una carta sobre le mesa.

Papis no quise despertarlos, me voy para el cole. Deseenme suerte.
Los quiere. Elizabeth.

Jamás sintió la necesidad de hacer eso con sus padres biológicos, pero esa extraña sensación de que ellos se preocuparían la obligó a hacerlo.
Fue a su cuarto, tomó su amado skate, se colgó la mochila al hombro y salió de la casa con el celular entre las manos. Ya sabía el camino, la había aprendido y no estaba lejos de la casa. Mientras andaba pensaba que eso podría llegar a ser una pesadilla o no.
El edificio que antes había visto, ahora estaba repleto de gente. Fue a la secretaría para pedir sus horarios y se dio cuenta de que ahí no era como en su escuela. Ahí no tenía un curso con el que compartía todo el año. Iba rotando de salón en salón según la materia. También tenía un casillero donde dejó todo lo que no le tocaba en la primer hora y su uniforme de gimnasia. Parecía metida en una película y se le escapó una risita.
Recorrió los pasillos fijándose que aula le tocaba, pero no la encontraba. Bufó.
-¿Te ayudo?- preguntó un chico a su lado. Le había llamado la atención el bufido de ella y después notó que era nueva.
-Por favor.- pidió ella rendida a encontrar el maldito salón.- Es biología en el salón 84, pero no lo encuentro.
Él rió.
-Me toca lo mismo, vení. Estamos en el piso equivocado.
Ella se sintió estúpida, en el piso equivocado, genial. El chico era alto, tenía el cabello moreno y sus ojos eran de un verde intenso.
-Soy James Smith.- dijo él y ella soltó una risita.
-Elizabeth James. Un gusto.
Ambos estrecharon la mano y rieron ante la coincidencia.
-Nunca te había visto por acá.- admitió él.
-Soy nueva.
-Ya sé que sos nueva en el colegio.
-Soy nueva en el país,- rió. - llegué de Argentina hace poco.
-Interesante. Bueno, señorita James, hagame el honor y siéntese conmigo hoy.
Ella rió y se sentó en el asiento junto a él. James no parecía ser muy popular, nadie lo saludaba ni se acercaba a hablarle pero a ella no le interesaba, le caía bien. Las dos primeras clases le tocaron junto a él, pero las suguientes tres no. Salió de física y lo vio parado junto a la puerta.
-¿Estás siguiéndome?- preguntó divertida.
-Tal vez. ¿Qué te toca ahora?
-Gimnasia.- dijo ella y abrió el casillero sacando el uniforme.
-Dios, vas a usar los pantalones, alabada seas Elizabeth James. Al fin una chica decente en este instituto.
Ella rió a carcajadas pero él la miró serio. A las chicas ahí les gustaba mostrarse, y mucho. Ella entró al vestuario a cambiarse y él la esperó afuera.
Salió con el pantalón y el sweter largo y grande. Él se maravilló, no era broma, ella usaba pantalones.
-Voy a estar en las gradas si me necesitas.- anunció James.
Asintió y se despidió de él. Le agradaba, era un buen chico.
-Hoy quiero ver de qué están hechas, pongan todo en la cancha.- dijo la profesora y dejó caer la pelota de fútbol. Muchas se quejaron, no era un deporte muy querido por las chicas en ninguna parte del mundo, pero Elizabeth lo amaba.
Se armaron los equipos y fue la última en ser elegida, pero no le importó. Se puso de delantera y empezó a jugar como si no hubiera un mañana. Sus compañeras la miraban como si fuera un bicho raro. Los chicos que estaban jugando al rugby se detuvieron para verla jugar maravillados y James no podía mas del asombro. Ella se arremangó las mangas y siguió jugando. No notaba las miradas ni los comentarios. Ella estaba metida en el juego, su juego, su pasión. Era rápida y no daba vueltas, sabía lo que quería y lo conseguía. La clase se dio por terminada y la profesora la llamó.
-James, las audiciones para el equipo de fútbol femenino del colegio son mañana a las cuatro.- anunció y se fue.
Unos brazos la tomaron por la cintura levantándola del suelo y ella rió.
-Sos increíble.- dijo James.
El equipo completo de rugby los miraba atentos.
-Parece que tus pantalones llamaron la atención.- rió él y ella vio a los del equipo de rugby ahí, no los había notado.
-Mañana voy a tratar de entrar al equipo.- sonrió ella.
-¿Puedo traer a alguien para que lo conozcas?
Ella asintió. James era gay y le quería presentar a Marcus, su novio. Lo sabía y estaba emocionada. O el chico era la persona más increíble del mundo o su novio lo tenía sobre un pedestal. No sabía hablar más que maravillas sobre él.
Entró en las duchas y salió otra vez con la pollera y la camisa acompañada del suéter, llevando el otro uniforme en la mochila. Salió del instituto junto a James y a su skate.
-Odio esta pollera.- dijo ella.
-No la odiaría si tuviera esas piernas.- alagó él.
-Voy a empezar a traer calzas o algo, no soporto verlas.- rió.
En la calle se abrió la puerta de la camioneta negra que llamaba la atención de todos y bajó Harry.
-Miralo, Harry Styles. Es hermoso.-dijo James y Elizabeth estalló en carcajadas. Harry alzó una ceja.
-Te está mirando.- dijo James emocionado.
-Claro, tonto, si él y los chicos son mis papás.
James la miró, no podía creerlo. Buscó mentira o burla, pero no había nada y Barry Styles la seguía mirando.
-Andá porque parece querer matarme. Ahora te hablo a Wapp y me explicas bien eso.
-Está bien,- dijo ella y besó su mejilla.- acordate de traer a Marcus, quiero conocer al afortunado.
Se alejó y llegó junto a Harry.
-Hola, papi.
-Hola, princesa. Veo que ya hiciste un amigo...- dijo de mala gana.-Vamos a casa que Niall se va a comer todo.- la tomó por la cintura y la tapó de las miradas pervertidas, según él.  Ella rió y lo acompañó al auto.
Todos miraban boquiabiertos la situación. La nueva conocía a Harry Styles y acababa de irse con él.

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