capitulo 35

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La chica no se concentraba en lo que había pasado y no se fijaba por dónde iba. Un bocinazo la devolvió a la realidad. Ella subió la velocidad pero los vocinazos seguían. Volteó a ver el auto.
-Upss.- dijo al ver el rostro de Harry en el auto.
Él le hizo una seña de que se apartara y ella lo hizo.
-Perdón.- dijo cuando estuvo frente a él.
-¿Perdón por hacerlo o por que te descubrí?
Él estaba molesto, muy molesto. Ella lo notó y se quedó muda. Él le sacó las llaves de la moto y subió al auto.
Se fue. Ella se quedó ahí, parada en la banquina de la avenida con su moto y su casco inútiles. Empezó a caminar llevando la moto con ella. Al cabo de dos horas ya estaba frente a la casa. Dejó la moto y el casco y siguió caminando. Tenía cosas en que pensar. Pensaba en Luke, en Michael, en Ashton, en James, en sus padres, en Zayn. Pero la furia en los ojos de Harry superaba cualquier temor que pudiera tener. Se sentía estúpida porque su disculpa había sido porque la habían descubierto. Ella había formado un lazo muy fuerte con él. A pesar de sus temperamentos y enojos. Ella lo amaba con todo su ser y no le gustaba decepcionarlo de esa forma.
Estuvo todo lo que quedaba del día afuera. Ya empezaba a oscurecer cuando decidió volver. Tenía el rostro bañado en lágrimas cuando se paró frente a la puerta de la casa. Al abrir los chicos se abalanzaron sobre ella preocupados porque ella no había estado en todo el día. Corrió hasta Harry y lo abrazó con fuerza. El permanecía apartado y no mostraba preocupación alguna aunque lo estaba y mucho.
-Soy una estúpida, perdoname. Perdoname por decepcionarte, por no dejar de hacer idioteces, por todo.
La chica lloraba a mares y él la miraba serio sin devolverle el abrazo. Al no recibir reacción ella corrió a su habitacion y cerró la puerta para dejarse caer en la cama a llorar porque él no reaccionaba. Se sentía mal, se sentía muy mal. Nunca se habían preocupado por ella en su vida anterior y nunca había sentido esa horrible sensación de haber decepcionado a un padre.
La puerta se abrió y entró Liam con comida para ella. La apoyó en el escritorio y se sentó junto a ella que no dejaba de llorar.
Le acarició el cabello en un intento de calmarla pero no funcionaba.
-Tranquila, princesa, no va a estar enojado siempre. Ahora tenes que comer algo.
Pero era inútil, no servía de nada. Cuando Liam se fue ella buscó un metodo que siempre la había liberado de dolores así.
Se metió en el baño e hizo un corte en su muñeca pero no funcionaba, el dolor que sentía no se iba por esa maldita herida.
Presa de la desesperación empezó a hacer cortes y mas cortes como si pudiera hacer que todo saliera, como si de esa forma lograra despertar. Eso quería, quería despertar en un mundo en que ella fuera perfecta y no volviera a ver la furia y la decepción en los ojos de sus padres. Las lágrimas la cegaban.
Al depertar manchada de sangre, seguía en el baño y aún sentía el dolor de lo ocurrido. Se lavó el cuerpo y se encontró con que en sus muñecas apenas quedaba piel por la cantidad de cortes.
Eso me tendría que haber matado.- pensó.-¿Por qué mierda no estoy muerta?
Se puso el uniforme y vendo sus muñecas para luego ponerse un sweter encima para que tapara todo.
Se sentía mal, se sentía muy mal. El dolor no cedía y ahora sentía punzadas en las muñecas a causa de su maldita estupidez. Entró a la cocina y sólo encontró a Harry que ni siquiera volteó a verla.
Los ojos se le inundaron de lágrimas y salió rápidamente de la casa. Se sentía débil, pero siguió su camino mientras las lágrimas salían de sus ojos. No llegó al colegio, no lo logró. Cuando se desvaneció en medio de la calle nadie lo notó. Ella despertó en el medio de la vereda cerca del mediodía, se sentía invisible. Mas que eso. Sentía que no existía para nadie.
Se quedó ahí tumbada un largo rato viendo como las personas pasaban a su alrededor sin notarla. Cuando llegó al instituto ya no quedaba nadie. En su celular había varias llamadas perdidas de Ashton.
Caminó sin rumbo un largo rato antes de volver a casa. Entró y subió directamente a su habitación. Comenzó a abofetarse sola porque era estúpida y eso es lo que las estúpidas hacen. Luego se hizo un ovillo en el suelo. Cerca de las ocho la puerta de entrada se abrió. Los chicos llegaron y fueron a darse una ducha. Ella seguía en el piso, con lágrimas en sus ojos y abrazándose con fuerza como si de esa forma el dolor fuera a irse. No había comido nada desde el día anterior, no había tocado la comida que Liam le había llevado pero no se quejaba. No podía comer. Sentía como si la angustia y el dolor la alimentaran contra su voluntad. Niall entró a la habitación y la tomó en sus brazos llevándola a su habitación, verla así le partía el alma, no quería dejarla sola esa noche. Al pasar por el pasillo con ella en brazos vio a los chicos dormidos, todos menos Harry. Niall lo miró serio y luego miró a Elizabeth que dormía entre sus brazos. Volvió a mirar a su amigo y negó con la cabeza siguiendo su camino. Depositó a la chica en la cama y se acostó junto a ella acariciándole el cabello. La rodeó con su brazo y la pegó a él. Besó su frente y apagó la luz.
Al despertar, Elizabeth estaba con Niall. Ni siquiera la hermosa imagen de verlo dormido mientras la abrazaba lograba que el dolor aminorara. Ella le besó la mejilla y se levantó de la cama. Se puso el uniforme y el sweter. Dejó su pelo suelto y tomó su mochila. Harry bajó las escaleras y la vio marcharse, estaba pálida y tenía los ojos rojos de tanto llorar. Bajó a la cocina y se sirvió el desayuno dejando el tema de lado.
Elizabeth otra vez no llegó al instituto. Se dejó caer en una plaza sabiendo que iba a desmayarse. Antes de salir, el dolor, volvió a cegarla y remarcó aún más sus muñecas, las vendo precariamente y salió de la casa. Tuvo que apoyarse en la puerta unos instantes pero luego de que logró mantenerse de pie, pudo caminar dos cuadras y luego terminó tirada en el pasto del parque.
Cuando regresó a la casa ya eran las nueve de la noche. Todos estaban ahí, Simón, los chicos, Demi, los chicos de la banda. Al parecer tenían una reunión. Ella siguió de largo sin que nadie, salvo Demi la notara. La muchacha siguió los débiles pasos de Elizabeth con la mirada. Después miró a los chicos desconcertada pero ellos no la habian notado, es más, no habían notado que ella no estaba.
Al cabo de un rato sonó el timbre. Una mujer con un vestido violeta y rulos rubios miraba ansiosamente mientras se retorcía las manos. Elizabeth bajó con un vestido ajustado color azul oscuro con la espalda descubierta, llevaba puesto un antifaz azul y tenía los brazos ocultos bajo un sweter negro que Demi sabía que pertenecía a Harry. Los ojos de la chica estaban rojos e hinchados.
Salió de la casa sin que nadie dijera nada. Apenas la puerta se cerró Demi apagó el televisor del que todos estaban pendientes.
-Ustedes vengan conmigo.- dijo ella señalando a los chicos.
Sorprendidos, se levantaron y la siguieron.
-Elizabeth acaba de irse.- dijo.
Los chicos la miraron sin entender y vieron cómo se subía a un auto por la ventana.
-Llegó a las nueve de la noche con el aspecto de quien odia la vida y no la notaron, acaba de irse y tampoco lo hicieron. ¿Saben que tenía los ojos como si hubiera llorado por varios días seguidos?
-Lo hizo.- dijo Louis.
Ellos le explicaron lo que había pasado con Harry. Ella les dijo que podían irse a todos menos a Harry.
-Si está así es porque de verdad lo siente. Me da miedo. Al parecer le duele mucho, más de lo normal. Harry, sé razonable. Mirá cómo está tu hija.
-No es tu asunto Demi.- se enojó él.
-Lo sé. Creeme que si pudiera ya me la hubiera llevado de esta casa.
-No vas a llevártela.
-¿Por qué?¿Por qué la amas? Styles, no voy a ser yo quien se la lleve, va a ser una ambulancia.
Demi se fue de la casa furiosa con Harry. Se dirigió al instituto para hablar con la chica. Sabía que estaban en un baile. Cuando llegó la encontró cantando sobre el escenario. Cantaba "For the love of a daughter", cantaba llena de dolor. Le cantaba a Harry.
Al bajar Demi se sorprendió, nadie sabía quién era. La llamaban "misteriosa".
-Perdón, Mike.- dijo ella a un chico de pelo teñido de rojo.- Me tengo que ir, me siento mal.
Ella se alejó y un chico con una hermosa sonrisa lo siguió.
-Elizabeth. ¿Qué pasa?- le preguntó cuando salieron al estacionamiento.- ¿Por qué faltas al instituto y no me atendes? Sé que salís de casa a la mañana. Decime qué pasa.
-Nada Ash, solo estoy un poco enferma. Me tengo que ir.
-Te llevo.
-Ash, andá al baile.
El chico aceptó de mala gana y las lágrimas empezaron a caer por el rostro de la chica. Se puso el sweter y Demi vio la gran cantidad de marcas en sus muñecas. Eran demasiadas y muy profundas y recientes. Cuando la chica se desvaneció Demi corrió a su lado y miró a todos lados en busca de ayuda. Su chofer la ayudó a subirla al auto.
Mientras Luke salía del baile y se encontraba con la escena, los chicos discutían a los gritos en la casa. Ya se habían ido todos y los chicos habían escuchado la pequeña discusión entre Demi y Harry. Incluso Simón y los demás la habían escuchado desde el living.
La chica no regresaba, Louis, Niall, Zayn y Liam salieron a buscarla mientras Harry se encerraba en su habitación.
Al rato el timbre empezó a aturdirlo. Bajó las escaleras.
-Mierda, Niall abrí.- gritó ella.- Liam. Alguno. Chicos.
Harry abrió la puerta dispuesto a decirle que se fuera pero se la encontró con Elizabeth desmayada en sus brazos. La chica estaba blanca como una hoja.
-Perdió mucha sangre,- dijo Demi mirándola.- necesito que me...- alzo la vista y se encontró con Harry que tenía sus ojos clavados en Elizabeth.
Se la arrebató de los brazos y la estrechó contra él mientras las lágrimas salían de sus ojos.
-Ayudes.- completó Demi.- Necesita un médico pero yo no podía...
-Vamos.- murmuró Harry casi sin voz sin despegar la vista de su hija.
Ambos subieron al auto y, mientras Demi llamaba a los demás, Harry abrazaba a su hija con fuerza mientras las lágrimas caían de sus ojos.
Es mi culpa.- pensó.
Bajó corriendo apenas el auto paró. A los pocos minutos ella estaba conectada a distintas máquinas que marcaban su débil pulso y le suministraban sangre.
Harry sabía que era su culpa, todos sabían que era culpa de Harry. A pesar de que los chicos lo odiaran y no quisieran que él estuviera ahí, él se quedó junto a la camilla.
La chica no despertaba. Llevaba tres días ahí, con sus ojos cerrados. Los médicos decían que ella estaba recuperándose pero ella no despertaba. Ashton, James y Luke habían ido a verla pero ella no respondía.
La puerta se abrió y una rubia entró en la habitación. Josefina. Miró con odio a Harry.
-Eras su ídolo.- dijo .-Ella te amaba. ¿Por qué le hiciste esto? Puede que su vida no fuera la mejor pero desde que ustedes llegaron ella se alejó de nosotras, se fue lejos. Nosotras si la escuchábamos.
La chica se fue dejando a Harry destrozado.
-Papá.- murmuró Elizabeth y unas lágrimas se deslizaron por sus mejillas.
-Shh. Acá está papá. Papá está con vos.- dijo Harry secando sus lágrimas y acercándose a ella.
La chica al reconocer su voz dejó escapar mas lágrimas.
-Me duele, papá.- murmuró pegando sus rodillas a su pecho.
-¿Qué te duele, mi amor?- preguntó él desesperado con lágrimas en los ojos.
-Me duele.- volvió a decir ella junto con un sollozo. -Me duele mucho.
Harry llamó a un enfermero.
-Dice que le duele,- dijo desesperado.- haga algo.
Demi entró en la habitación.
-Vos le doles, Harry.- dijo ella. -¿No te das cuenta todavía?
Demi se acercó a la camilla y abrazó a la chica que lloraba con los ojos cerrados.
-Estoy acá,- dijo ella.- podes abrir los ojos. Soy yo, soy Demi.
La chica abrió los ojos lentamente y se aferró a Demi.
-Tranquila, preciosa. Ya va a pasar.
-No. Duele. Lo decepcioné. Duele mucho. Me odia. No me quiere mas. Perdí a mi papá.
Demi la estrechó mas contra ella y Harry salió de la habitación bañado en lágrimas.
Él no la odiaba. La amaba mas que a nada en el mundo. Ella tenía razón, dolía. Dolía mucho.

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