capitulo 8

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Rodrigo: Qué pasa, zorra? Quién era ese amigo tuyo? Seguro que sí estás en su cama. Esto no se va a quedar así.

Liam tomó el teléfono. Legalmente ahora era su papá y podía responderle a este nenito.

Elizabeth (Liam):Quién te crees que sos para hablarle así a  mi hija? Esto no se va a quedar así porque te vamos a demandar. No vuelvas a hablarle, idiota.

Zayn miraba como todos acosaban a Elizabeth con preguntas. Le habían contado de la adopción, de que iría con ellos y de que él quedó fuera de los planes pero al menos las cosas iban mejorando. Ahora él podría hablar con ella.

Rodrigo: Hahahahaha buena broma, zorra. Tus papás estan muertos bb, lo sabes. No quiero que peleemos amor, te quiero. Perdoname por lo de hoy.Quiero verte.

Elizabeth(Liam):No entendes que soy su papá? Te lo dibujo? No la queres. Si la quisieras, la respetarias. No vas a volver a verla.

Rodrigo: A ver idiota, devolvele el celular a mi bb y dejame hablar con ella. Yo si la quiero, la quiero muchísimo. Dale su celular.

Liam marcó el número de Rodrigo y este atendió al instante.
-¿No te queda claro que tenes que dejar de fastidiar?... Su papá soy... No la molestes mas... Yo solo te advierto... No vuelvas a llamarla así... No vas a volver a verla.
Cortó la llamada y todos lo miraron.
-Rodrigo es un idiota.- se limitó a decir.
Todos lo miraron serios y Elizabeth bajó la vista. Ella lo quería, lo quería muchísimo a pesar de todo, pero sus nuevos padres no entenderían eso.
Esa misma tarde se despidieron de Buenos Aires. Se llevaron todas sus cosas y dejaron la casa intacta a cargo de sus primos.
Al llegar a Londres ellos bajaron todas sus cosas y las subieron a sus habitaciones. Elizabeth no se impresionó por el lugar. Le mostraron su cuarto y la ayudaron a subir todo. No hablaba. Elizabeth parecía haberse quedado perdida en algún lugar entre la casa y el aeropuerto.
Se tiraron a dormir sin decir nada. Ella no cenó y los chicos no dijeron nada. Debían aprender a ser sus padres pero creían que debían darle algo de tiempo, ella había dejado una vida atrás. Una vida que había causado heridas, aunque ellos de eso no tenían idea.
A la mañana siguiente ella bajó  y le pidió a Harry que la llevara a comprar pintura para su cuarto.
Él la llevó de la mano como si fuera una nena chiquita y la ayudó a esquivar a la prensa. A él le incomodaba el silencio que dominaba todo, pero ella estaba demasiado inmersa en su mundo como para notarlo.
Llegaron a la casa una hora después con pintura azul, negra y celeste fuerte y varios pinceles, rodillos y brochas. Todos quisieron ayudar pero ella pidió hacerlo por su cuenta. Dejaron la escalera y ella cerró la puerta, dejándolos afuera sin decir nada más.
-Está rara.- dijo Niall.
-Está adaptándose.- explicó Liam.
Ella no había salido de su cuarto en todo el día, Harry se había sentado frente a la puerta todo el rato pero lo único que se escuchaba en la habitación era música.
Cerca de las once la puerta se abrió.
-Hola,- dijo Elizabeth con expresión cansada.- hay mucho olor a pintura,- sonrió.- falta poquito.
-¿Puedo ver?- preguntó Harry.
-No, todavía no está listo. Mañana voy a terminarlo, o eso creo.
La chica bajó las escaleras en silencio ya que las luces estaban apagadas y todos dormían a excepción de ellos dos.
-¿A dónde vas?- preguntó el joven confundido.
-Al sillón, no puedo dormir con el olor a pintura.- dijo ella sin detenerse. No estaba acostumbrada a que le pidieran explicaciones, simplemente la ignoraban.
-Vení, vamos a mi cuarto. Es mas cómodo que el sillón.- rió Harry. Él no iba a dejar que su nueva hija durmiera en un sillón. Le pareció tierna la decisión de la chica. Ella se arreglaba por su cuenta. ¿Habría sido así siempre? Dudó un segundo y luego lo siguió. Se quedó parada en la puerta del cuarto de su nuevo ¿padre? No sabía si era correcto verlo como tal.
-¿Hacías lo mismo cuando tus papás te decían que fueras a dormir con ellos?- preguntó divertido metiéndose en la cama.
-Jamás lo hacían.- admitió ella.
Nunca había contado con esa clase de muestras de afecto y le dolía, mucho. Se acercó lentamente y Harry la tomó acostándola a su lado y cubriéndola con las mantas. Luego la abrazó y besó su frente deseándole buenas noches, eso era nuevo para ella pero le gustaba.
A la mañana siguiente los cinco jóvenes se fueron a una reunión y ella se quedó en casa, en su cuarto.  Las paredes eran azules ahora y el techo de un hermoso celeste fuerte. Eso ya estaba listo, ahora faltaba el negro. Lo que dejaría su marca. Empezó a escribir frases en las paredes con distintos pinceles, distintas letras, distintos tamaños, pero siempre en negro. Quedaba bien y era suyo. Le gustaba hacerlo. Recordó Buenos Aires y aquellas noches en las que salía a pintar paredes por el barrio con algún amigo. Nunca Los habían atrapado. Siempre servían las caras de nenes buenos.
Cuando volvieron la encontraron comiendo un hielo toda llena de pintura.
-Terminé.- anunció con una gran sonrisa.
Cada uno dejó un beso en su mejilla y ella les hizo una seña para que la siguieran. Los seis subieron las escaleras y ella los dejó entrar. Todos guardaron silencio durante un largo instante antes de separarse para recorrer la habitación.
A veces es demasiado difícil decir adiós a ciertas personas y demasiado fácil decirse adiós a uno mismo. Esa había sido la frase que había llamado la atención de Liam.
Su mejor amigo era el filo, sus mejores amigas ana y mia. Su mayor deseo la muerte y su gran amor, un puente al que debía dejar ir. Esa frase quedó grabada en la mente de Niall antes de volverse hacia ella.
Siento que en cualquier momento voy a volver a ser esa chiquita inocente que lloraba por las noches a causa del dolor en su interior. Louis quiso abrazarla al leer eso, pero de contuvo y siguió caminando.
Solo quiero escapar de aquí y encontrar palabras que me convenzan de que vale la pena vivir. Zayn observó la frase y la volvió a leer varias veces. Dolía.
Quiero que descubras quién soy en realidad. Harry la miró y se prometió hacerlo.
-¿De dónde sacaste todas estas frases?- preguntó Liam y se aclaró la garganta.
-Son mías.-sonrió ella feliz.
Ellos no entendían cómo sonreía teniendo tanta negatividad en su interior. Entonces siguieron su vista hacia el techo donde encontraron una sola frase. Cierra los ojos e imagina un mundo distinto, en el que todo este bien.
Había espacios en blanco entre las frases, espacios que poco a poco se irían llenando. Harry se acercó a la pared y rozó con la llema de los dedos una frase: yo te voy a dar motivos para llorar.  Lo miró apenada y señaló otras frases. sos una idiota y yo no quiero idiotas en mi casa. Miraron con atención y la siguieron hasta otra frase: llegó la vergüenza de la familia. Los ojos de ella se cristalizado suavemente mientras buscaba la siguiente: nunca vas a ser perfecta, sos fea, aceptalo. Siguió: que gordita que estás. Dentro de poco no te vas a poder mover. Se pasó la mano bajo los ojos y Niall dio un paso al frente. Realmente no entendían.
-Es una frase por cada uno de ellos,- explicó Elizabeth.- cuando pienso en ellos es mi primer recuerdo y a veces el mejor.
Bajó la vista, su sonrisa se había borrado.
-Con nosotros no va a ser así. Lo prometo.- dijo Liam y la abrazó.
Se veía frágil ante esos cinco pares de ojos que la observaban. Harry se acercó a un espacio en la pared: te amamos. Escribió.
-¿Harry no te enseñaron que no había que escribir las paredes?- rió ella de golpe, y se cubrió la boca.
-Sos una mala influencia para él.- rió Louis.
Niall bajó a pedir comida y Liam y Louis fueron a ver que no se pidiera una pizzeria entera.
-¿Puedo hablar con ella?- preguntó Zayn.
Harry la miró y Elizabeth asintió. El de los rulos se retiró de la habitación y ellos se quedaron solos, mirándose como hacía mucho que no querían y no podían.

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