capitulo 9

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-Antes de que digas nada,- empezó el moreno y ella lo miró.- quiero pedirte disculpas por todo, por todo. Yo te empecé a hablar creyendo que eras otra persona pero después me caíste bien y yo quería que fueras amiga mía, no del famoso Zayn Malik. Yo te mostré cómo era en realidad y vos fuiste sincera conmigo. Sólo éramos dos personas hablando y eso es difícil cuando se tiene fama. Quería tener una amiga y empecé a conocerte y me sentía mal por no decirte quién era en realidad. Después me dijiste que te gustaba la banda y pensé "No le digas, si se entera que sos vos estás perdido" No se por qué mierda lo pensé, solo fue algo que me vino a la mente. Perdoname, en todos estos meses aprendí a quererte como nunca había querido a nadie. Y cuando te vi despues del concierto... Me temblaban hasta las uñas de los pies, y vos entraste como un ángel y... te quiero mucho, por favor, perdoname.

El moreno tenía lágrimas en los ojos y ella se tiró en sus brazos.

-Estás perdonado, Edward.- sonrió.

Ella ya lo había perdonado hacía un par de días, no se lo había dicho pero lo había hecho y hoy él había sido sincero con ella. Se sintieron felices de que todo eso terminara de una maldita vez. Ambos se extrañaban mutuamente. Elizabeth sabía mucho de la vida de Zayn y siempre le pareció que él y Edward tenían muchas cosas en común y, al descubrir que eran la misma persona, se sintió estúpida. Por otro lado, Zayn sabía muchas cosas de ella pero entre esas cosas no estaba su historia, y eso era algo que ella agradecía muchisimo.

Su abrazo fue interrumpido por el timbre y el grito de Niall de "Llegaste tarde la pizza es gratis" Ambos reían, sabían que eso solo pasaba en las peliculas.

Elizabeth y Zayn bajaron las escaleras y se encontraron con Liam pagándole al repartidor. El pobre chico tenía una cara de confusión terrible. Se quedó mirando a Elizabeth de arriba a abajo sin que ella lo notara. El que si lo notó fue Liam que no le dejó ni un centavo de propina.

-Pervertido.- murmuró y todos rieron al oírlo. Parecía tan ensimismado que el solo hecho de mirarlo hacía a los demas estallar en carcajadas.

Las pizzas se terminaron en un abrir y cerrar de ojos mientras todos reían y competían por quien comería mas. Louis notó que Elizabeth no comía mucho, es mas, seguía con la primera porción de pizza en su plato y apenas la había probado.

La miró y le dio a entender que luego hablarían.

Ella no quería. No sabía de qué hablarían así que propuso jugar a algún juego.

-Bueno este juego es para conocernos mejor,- dijo Zayn.- mas que nada nosotros a vos y vos a nosotros.

Elizabeth sonrió asintiendo. El juego consistía en que tenían que contar distintas anécdotas según el papel que tocara.

Zayn sacó el papel que decía miedo.

-Una vez, de chiquito, estaba jugando con las muñecas de mis hermanas a escondias y de la casita de las barbies salió una cucaracha enorme y me seguía pero no podía pedir ayuda porque no quería que supieran me había aburrido de mis autitos y había usado las muñecas. Desde ese dia no puedo ver una cucaracha

Todos reían a carcajadas.

-Ya sé que regalarte para tu cumpleaños.- rió Elizabeth y Zayn la mató con la mirada.

-Te toca, chistosa.- dijo serio lo que provocó mas risa por parte de todos.

-Dice infancia.- pensó unos segundos.-¿La puedo cambiar?

Los chicos negaron y ella pensó en qué contar. No tenía buenos recuerdos, ninguno.

-Para hoy.- bromeó Niall.

-No tengo ninguno bueno.- bufó ella.

-Ya sé, hablanos de cuando conseguiste tu habitación.

-Ustedes no quieren saber eso, creanme.

-Dale, chiquita, no omitas los detalles.- pidió Zayn.

-Bueno, si ustedes quieren.- se lo pensó un segundo, no quería empezar esa familia a base de mentiras. Tomó aire y empezó.- El día que conseguí mi habitación yo tenía 13 años. Había pedido tener un cuarto en otro piso de la casa porque no me gustaba dormir con mi hermana. Me dijeron que hiciera lo que quisiera con el tercer piso. Nadie me ayudó a subir las cosas, pero yo me las arreglé. Era un lugar grande y contaba con baño, nunca supe porque nunca usábamos esa habitación. A los dos días ya la tenía pintada y amueblada. Una noche, la primera que pase en el cuarto, mi papá llego tarde y enojado porque le habían rayado el auto. Yo me crucé en su camino con una mala nota y él me golpeó. Subí corriendo a mi cuarto y cerré la puerta con llave. No salí durante tres días. Ese cuarto se convirtió en mi guarida, un lugar en el que esconderme de las palizas. Guardé todo lo necesario, botiquín, copias de la llave, formas de salir. Pero un día él encontró una de esas copias y bueno... se imaginarán lo que pasó.

Los chicos guardaron silencio y ella les mostró una sonrisa triste.

El juego siguió y los chicos querían darlo por terminado cuando ella agarró otra tarjeta.

-Felicidad.- dijo la chica y sonrió ampliamente.- Cuando los conocí. Me acuerdo que ese día creí que iba a desmayarme. Me temblaban las piernas y me imaginaba como una loca gritando y saltando por todos lados pero eso no pasó, no podía moverme. De cierta forma una vez que los vi me convencí que eran reales. Me refiero a que todo era como un sueño, ustedes eran un sueño y de pronto estaban ahí y yo no sabía si llorar, gritar, abrazarlos, correr. Fue algo maravilloso.

Los chicos saltaron encima de ella abrazándola.

-¡Ay! Que lindura.- dijo Liam.

Los chicos terminaron el juego porque era tarde y como buenos padres tenían que hacer que ella se acostara temprano.

A las doce y media la chica salió de su habitación con almohada en la mano. Bajó y se acostó en el sillón.

Niall bajó a las tres de la mañana a tomar algo y vio a la chica hecha un obillo en el sillón. Le dio ternura. Se terminó su galletita y la tomó en brazos para llevarla arriba. La acostó junto a él y la tapó. Esa era su princesita.

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