capitulo 29

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Esa tarde salieron todos rumbo al parque de diversiones. Elizabeth se había puesto un short tiro alto color blanco y una musculosa cortita color violeta. Los chicos no se habían opuesto a su atuendo. Les gustaba la forma en la que ella se sentía. Querían verla bien. No podían volver a pelear. Entraron y ella se maravilló.
-La última vez que fui a un parque de diversiones fue con mis amigas pero no se parecía a este lugar.- se maravilló ella.
En menos de dos horas ya se habían subido a casi todos los juegos pero ella pensaba quedarse hasta que el parque cerrara. Se divertían con ella. Descubrieron a su hija golosa y muy muy muy feliz. Le encantaba cada juego. Se asustaba en los juegos de terror y se agarraba a las manos de ellos.
-En cinco minutos cierra.- dijo Harry.
-Entonces ya podemos ir a la montaña de agua.- dijo ella feliz dando saltitos.
Fueron todos corriendo y riendo. Eran una familia, una hermosa familia disfrutando de un domingo al aire libre.
Subieron. Niall se sentó con Louis, Harry con Elizabeth y Liam prefirió no subir.
Bajaron empapados y riendo a carcajadas por cómo se había asustado Niall.
Empezaba a hacer frío y estaban todavía ahí, buscando la salida.
Elizabeth iba subida a la espalda de Harry temblando pero feliz.
-Ponete esto, princesa.- pidió Liam dándole su sweter. Ella se puso el sweter blanco de su padre.
-Espera que te ato el pelo para que no se moje.- se apresuró Harry.
Le hizo un rodete y apreció el tatuaje que ella tenía en el cuello. Amnesia decía. La tomó de la mano y salieron del parque.
Llegaron a casa a las 11:30 de la noche.
-Gracias, papis.- dijo ella abriendo la puerta.
Todos entraron y de toparon con las luces apagadas.
-Hagamos una pijamada.- dijo Niall feliz.
En menos de cinco minutos estaban todos en el cuarto de Liam cambiados y eligiendo una película.  Terminaron viendo el conjuro. Harry se tapaba con una almohada igual que Louis. Niall y Liam miraban sin asustarse ni un pocito. Elizabeth en cambio miraba con los ojos bien abiertos mientras se moría de miedo. Un grito de Harry la sobresaltó y decidió ir a buscar algo de tomar.
Abrió la heladera y dejó la jarra en la mesa mientras agarraba los vasos. Al voltear vio a Zayn parado en la puerta y gritó con todas sus fuerzas mientras todos los vasos caían al suelo y se rompían en mil pedacitos.
La luz se prendió y Zayn quiso apartarla de los cristales sin exito.
Los demás bajaron corriendo y preguntando qué había pasado. Encontraron a Elizabeth sentada en la mesada y a Zayn tomándola por la cintura.
-¿Qué pasa acá?- preguntó Harry enojado. ¿Qué le hacía Zayn a su hija?
-Este maldito,- explicó ella.- me dio un susto de muerte.
-Si la luz hubiera estado prendida no te habrías asustado así.
-¿Estás bien?- preguntó Zayn.
-Nopi, me duele.- dijo la chica como niña pequeña.
Liam la escuchó y se acercó esquivando los cristales. Su hija tenía algunos rasguños en las piernas y varios incrustados en su pie.
Mientras le sacaba delicadamente los cristales con una pinzita, Louis se encargaba de barrer y Harry de buscar las curitas. Zayn seguía sosteniéndola por la cintura y Niall le convidaba galletitas para distraerla.
-Soy tu héroe, admitilo.- dijo Zayn.
Ella comenzó a reír pero guardó silencio e hizo una mueca cuando su padre extrajo un cristal bastante profundo de su pie. Zayn le acarició la mejilla y Niall lo miró mal.
-Generalmente las chicas tienen un padre celoso que amenaza a los chicos. Vos tenes cuatro, creo que debería asustarme.
Ella soltó una carcajada y apoyó su cabeza en el pecho de él. Ahora estaban todos en la cocina mirándolo como si fueran a matarlo.
Se le escapó un gritito ahogado y presionó la mano de Niall.
-Tranquila, es el último.- dijo Liam acariciándole la pierna.
Después de que terminaron de  limpiar todo y curarla volvieron a subir a la habitación.
-Ahora a dormir, señorita, que mañana tenes clases.- le dijo Louis.
Ella se acostó junto a Liam y a Niall. Liam la rodeó con su brazo pegándola a él. Hacía un tiempo, antes de conocerlos, estaría como loca en una situación así pero ahora él era su padre.
-Buenas noches, princesa.- dijeron todos a coro.
-Buenas noches, papis.- respondió ella con una risita.

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