capitulo 37

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-Te dije que te callaras.- gritó Rodrigo dándole una bofetada.
-Basta, por favor.- suplicó ella entre lágrimas.
Trató de cubrirse el rostro pero sus manos estaban atadas a la cabeceta de la cama.
-¡Callate!
Ella ahogó un sollozo y cerró los ojos con fuerza.
-Te quiero.- dijo él poniéndose sobre ella y acariciándole la mejilla marcada.- Perdoname. Yo te quiero. Te quiero demasiado.

La chica se sentó de golpe encontrándose en una oscuridad absoluta. Se incorporó rápidamente y se llevó las rodillas al pecho. Cerró los ojos con fuerza y sintió el sudor frío en su espalda y frente.
Harry se despertó a su lado y vio cómo ella se levantaba. Abrazaba su cuerpo y daba pasos cortos.
Él se levantó y la siguió. La chica entró al baño, encendió la luz y Harry vio las lágrimas en su rostro. Se quedó ahí unos segundos frotándose los brazos en silencio. Después apagó la luz pero se quedó ahí.
Harry se acercó a ella y se recargó en el otro extremo del marco de la puerta. Ella se secó las lágrimas disimuladamente. Harry le frotó los brazos.
-Perdón, no quería despertarte.- dijo ella tratando de calmar su respiración.
-¿Qué pasó?- preguntó él.
-Nada.- dijo ella como si nada pasara.
-Sé que lloraste y lo seguís haciendo.- dijo él acercándose más a ella.
Ella negó pero un sollozo se escapó de sus labios.
-Shh. Estás conmigo, nada va a pasar. Te vamos a cuidar.
-Era como una pesadilla.- dijo ella. -No sabía cómo pararlo.- las manos le temblaban.- Sólo... Sólo quería morirme.
-No digas eso.- susurró él en su oído. -No lo digas.
-Ustedes no estaban y pensé....
-Estamos ahora.- dijo él rodeándola con sus brazos.
-Siento que los traicioné.
-No lo hiciste.- dijo él hundiendo su rostro en el pelo de ella.- Vos hiciste todo bien para nosotros.
Ella sollozó en su pecho. Se quedaron en silencio un rato.
-Él me ataba a la cama cuando yo intentaba hablar con alguien.- dijo la chica. -Y me gritaba y me pegaba, después me pedía perdón y me decía que me quería. Me obligaba a comer y a hacer lo que él quisiera.
- Él ya no está,- le dijo Harry.- y no vas a volver a verlo nunca.
Harry odiaba a Rodrigo, lo odiaba muchísimo. Quería ir a Buenos Aires para poder matarlo a golpes.
-No vuelvan a dejarme sola.
-Nunca. Lo prometo.
Volvieron a la cama después de un rato pero no lograron volver a dormir, se quedaron ahí en silencio mirándose a los ojos.
Cuando Elizabeth se despertó esa mañana los demás no estaban en la habitación. El celular vibraba en la mesa de luz.
-¿Hola?- dijo ella medio dormida.
-Hola, mi amor.- dijo Rodrigo al otro lado. -Mantuviste la boca cerrada. ¿No?- ella no respondió. -Mierda. ¿Les dijiste?
-Tenía que...
-No, no tenías que nada.- gritó furioso y ella se estremeció recordando los meses anteriores.- Ahora no puedo quedarme acá. Mierda, Elizabeth.
Un silencio predominó y unas lágrimas escaparon de los ojos de ella.
-Me voy a Londres.- dijo él y cortó.
-¡No!- gritó ella y volvió a marcarle pero él no atendía.- No, por favor no.
Zayn entró corriendo a la habitación al escuchar los gritos.
-¿Qué pasa, amor?- preguntó acercándose a ella que dejaba las lágrimas caer y se pelliscaba el brazo.- Estás despierta. Dejá eso. Te vas a lastimar.
La chica lo miró a los ojos.
-Viene a Londres.- murmuró.
Zayn bajó rápidamente las escaleras con ella sin esperar un segundo. La rodeó con su brazo de forma posesiva y miró a los demás.
-Viene a Londres.- dijo al entrar en la cocina llamando la atención de los cuatro chicos.
La chica corrió a los brazos de Harry que la envolvió en un abrazo sin entender todavía quién venía a Londres.
-¿Quién viene a Londres?- preguntó Louis.
-Rodri.- murmuró la chica. -Rodri viene a Londres.
Harry la abrazó con fuerza comprendiéndo todo. Louis comenzó a patear la mesa y tuvo que salir. El celular de ella sonó, Zayn atendió y puso el alta voz.
-No tengas miedo, mi amor. No voy a hacerte nada, vamos a estar juntos como antes.-la voz de Rodri resonó. -Quiero que me vayas a buscar al aeropuerto. ¿Si? Sabes que igual voy a encontrarte, no compliques las cosas.
Zayn cortó ya que los que quedaban dentro de la habitación estaban a punto de empezar a gritarle cosas.
A la mañana siguiente, ella salió rumbo al aeropuerto a pesar de que todos se opusieran, ella dijo que iba a terminar con esto, que no la siguieran. Rodrigo se acercó con sus anteojos oscuros puestos y una sonrisa en el rostro. Intentó besarla, pero ella le corrió la cara.
-Besame.- le exigió tomándola con fuerza por la muñeca, ella negó.- Mierda, hace lo que te digo, imbécil.
La chica se estremeció y quiso apartarse pero él se lo negó. Cuando comenzó a apretarle la muñeca con mas fuerza una mano se posó en su hombro. Ella se quedó paralizada, sus padres.
-Perra.- murmuró Rodrigo.
Ella intentó soltarse de su agarre.

En menos de una hora estaban los seis en la comisaría. Ella buscaba la forma de que los soltaran a todos menos a Rodrigo.
Harry la abrazó con fuerza besándole la frente. Otros tres pares de brazos se sumaron al abrazo.
-Voy a buscar el auto.- dijo Liam.
Los chicos se apartaron y Zayn se acercó a ella. Rodrigo los miraba desde la celda. Zayn la tomó por la cintura pegándola a él y mirándola fijamente a los ojos.
-Te amo, te amo demasiado.- susurró.
Ella se puso de puntitas de pie y, colocando una mano en su mejilla, lo besó. Rodrigo empezó a gritarle y Zayn le cubrió los oídos para que no lo escuchara mientras ambos se insultaban.
Liam llegó con el auto y todos salieron. Ella se sentó sobre las piernas de Zayn. No estaban heridos, el que no había salido del todo bien había sido Rodrigo que se había llevado muchísimos golpes.
Zayn la besaba dulcemente como si de esa forma fuera a olvidar el episodio reciente. Mientras tanto los demás hacían los trámites necesarios para que el chico no pudiera salir de la cárcel en un largo tiempo.
Esa tarde, al volver a la casa se toparon con una chica de cabello azul en la puerta.
-¿Demi?- preguntó Elizabeth. La chica volteó.- ¡Demi!
Se tiró en los brazos de ella.
-Llevo horas esperándolos.- se quejó.
-Larga historia.- dijo Niall abriendo la puerta.
-Tengo tiempo.- dijo Demi.
Entraron todos a la casa. Niall le contaba la historia a Demi mientras Zayn y Elizabeth preparaban el almuerzo.
-Yo todavía no lo apruebo.- advirtió Harry acercándose a ellos.
Ella volteó inocentemente para quedar frente a Harry.
-Papito lindo, yo sé que tenes miedo que deje de amarte por estar con ese chico tan lindo que está con nosotros pero eso no va a pasar.- dicho eso le puso un poco de harina en la punta de la nariz.
Zayn empezó a reír y Harry lo miró mal.
-Cociná con él, amor, te extraña.- dijo Zayn depositándole un beso en los labios.
Harry emitió un gruñido y ella volteó para seguir cocinando las pizzas.
Niall seguía contándole todo a Demi y Louis se le unió mientras Liam y Zayn observaban.
-Él tan desgraciado...- gritó Niall.
-Tiene nombre.- gritó Elizabeth y todos se quedaron en silencio.
Se asomaron a la cocina donde ella seguía cocinando a pesar de la mirada furiosa de Harry.
-¿Qué dijiste?- preguntó Niall.
-Que ese desgraciado tiene nombre, se llama Rodrigo.
Los chicos se quedaron atónitos. Ella seguía concentrada en la pizza.
-Vos...¿Lo estás defendiendo?- preguntó Louis con los puños cerrados. Ella no respondió.- Lo estás defendiendo.
-No es eso.- dijo ella con un suspiro.
-Si, es eso.- dijo Harry tratando de bajar el volumen de voz.
-No lo entienden.- dijo ella.- Esa es su forma de ser.
-¿Y por que sea su forma de ser tenemos que aceptarlo?¿Vos escuchas lo que estás diciendo?- gritó Liam. Liam nunca gritaba de tal manera.- Dejá la... Maldita pizza y mirame.- ella volteó. -¿Tenemos que perdonarlo?¿Eso queres decir? ¿Lo perdonaste Elizabeth?- gritó a punto de golpear algo. Ella estaba asustada y Demi lo veía en sus ojos.
-Liam...- dijo la chica.
-No te metas, Demi.- gritó.- Lo perdonaste. Decilo. ¿Lo perdonaste?
Elizabeth asintió levemente y Liam pateó la silla haciendo que callera haciendo un gran estruendo. Elizabeth se clavó las uñas en el brazo tratando se evitar las lágrimas.
-¿Estás loca?- pregunto Louis.-¿Sos conciente de la estupidez que hiciste? Cualquier persona con dos dedos de frente hubiera evitado volver a verlo.
-Vos le abriste la puerta de tu casa en Buenos Aires.- mascullo Harry.
-¡No!- gritó ella.
-No me grites.- gritó él golpeando la mesada con el puño lo que hizo que ella diera un pequeño saltito.- Vos le abriste la maldita puerta, dejaste que te hiciera todo eso. Lo dejaste.- gritó.
La chica buscó ayuda en los ojos de ellos pero los únicos que encontró que no estuvieran invadidos por la furia eran los de Demi, pero ella no podía hacer nada al respecto.
Las uñas hicieron brotar la sangre bajo la manga del buso que llevaba puesto.
Salió corriendo de la cocina al escuchar otra silla golpearse contra el suelo. No quería ver a nadie, no quería estar con nadie.
Tomó las llaves de su moto de la campera de Harry y salió de la casa. Subió rápidamente y arrancó, no le importó no tener el casco, no le importó no ver a causa de las lágrimas. Los chicos se quedaron maldiciendo todo cuando ella salió.
-No.- murmuró Demi al verla subirse a la moto.- Son unos idiotas.- gritó. - Puede matarse por sus estupideces.
Salió de la casa y arrancó el auto en la dirección en la cual se había ido la moto.

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