Me sentía demasiado culpable como para mirarle a la cara, como para decirle que si estaba jugando con los dos pero no me daba cuenta. No sabía a quien quería mas: al hermano hombre lobo o al hermano hombre lobo y vampiro, si le hablaba de esto con un psicólogo me ingresaría sin pensarlo dos veces en un psiquiátrico. Después de varios días pensando que iba a hacer al respecto tuve una estúpida pero a la vez inteligente solución. Una cobarde, como diría Tomás: huir. Si, no me servía de nada ya que Jaison era feliz conmigo y Tomás ya se había ido, ya los había separado, me di cuenta demasiado tarde de que me tenía que ir pero si me iba había una pequeña, mínima posibilidad de que se vuelvan a juntar y sean los hermanos unidos que eran cuando los conocí. Huí al lugar mas lejano que pude, me fui al norte por una corazonada, además queríamos ir ahí Steven y yo después de visitar este pueblo, ahí es donde debería haber estado hace tiempo. Llegué al anochecer, me fui a una habitación de hotel, de lujo. Solo obligué al propietario y todo se solucionó, era un vampiro y debía aprovechar eso por egoísta que suene. De noche salí a buscar mi cena, por repugnante que suene hablar así de un humano sabiendo que yo fui hace unos doscientos años no sonaba muy bonito. Entré en una disco, un lugar con la música tan alta, tantas luces que hay tan pocas posibilidades de que alguien te vea arrancarle el cuello a alguien.
-Hola- dije mientras me unía a la fiesta.
-Hola preciosa, nunca te he visto por aquí- tragó un sorbo de lo que estaba bebiendo- y eso que yo vengo por aquí todos los días- soltó una carcajada de la cual solo él se reía.
-No se que te parece tan gracioso- dije seriamente- no hables, no grites y sobre todo, no te asustes- le obligué- ¿está claro?- él solo asintió.
Me acerqué a él y comencé a oler su cuello,olía cada bombeo de sangre pasar por su cuello, sin darme cuenta mis ojos se volvieron rojos y unas venas rodearon mis ojos. Mis colmillos se alargaron y los incrusté en su cuello. Sentía como aguantaba su grito de dolor con un movimiento acelerado de la respiración.
-¡Judit!- gritó alguien en medio de la música. Dejé de beber y me levanté.
-Olvida todo lo que ha pasado- me alejé de él y me metí entre la multitud dirigiéndome por donde se dirigía la voz. Llegué hasta una oscura calle donde no había nadie que me esperara, sentía frío así que entré pero la mano de alguien me detuvo.
-¿Ya te vas?
-¿Qué haces aquí?
-Eres tu la que me anda siguiendo- sonrió.
-Tomás...- me limpié la sangre sobrante de mi anterior comida- ¿qué ocurre contigo?
-¿Conmigo?- sonrió- no soy yo él que va comiendo de disco en disco.
-Me escapé.
-Lo supuse al no ver a tu novio contigo.
-¿Por qué te fuiste?
-Quería ser el malo que se supone que soy- sonrió.
-Yo no dije eso- pausé- eso lo dijiste tu.
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Recuerdos del único amor II: En la boca del infierno
WerewolfSegunda Temporada; Recuerdos del único amor Tras años viviendo y viajando con Steven, deciden ir a un pequeño pueblo pero no saben que eso les cambiará la vida a los dos, especialmente a Judit, quien se volverá a enamorar de uno de los enemigos del...