Capitulo 14

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Los días se me alargaban cada vez mas, llevaba semanas sin dormir porque me aterraba cerrar los ojos y no poder controlarme, terminando por hacerle daño a Jaison otra vez o a Tomás. Solo intentaba encontrar las mayores distracciones para así no dormir, beber mucho, tomar unas nuevas pastillas para no dormir, me daba igual que hacer. Solo no quería cerrar mis ojos. Sabía que no iba a durar para siempre pero tenía que aguantar el mayor tiempo posible, tenía que aguantar y ser fuerte. Me terminé rindiendo y cerré mis ojos, dormí por … ¿quién sabe? ¿un día entero? ¿dos? No se exactamente durante cuanto tiempo mis ojos estuvieron cerrados, durante cuanto tiempo estuve “inconsciente”. Desperté al cabo de un tiempo pero mi habitación era distinta, mi cama era mucho mas grande y menos decorada, había un gran ventanal al lado de mi ventana. Me levanté sin saber lo que pasaba y salí de la habitación para encontrarme con un enorme pasillo que me llevaba hasta una enorme y gruesa escalera. Bajé por ella hasta llegar a la entrada principal. Recién me fijé en lo que llevaba puesto, un enorme y largo camisón con una gruesa bata azul. Abrí la puerta, había un enorme jardín delante de mis ojos, el pasto era verde y estaba lleno de estatuas fijadas a columnas que se posaban delante de la puerta.

-No sabía que madrugaba- se acercó Steven a mi y extendió su mano, se agachó un poco hasta llegar a la altura de mi mano- disculpe señorita, no debería haberla visto así.

-¿Así?- miré como estaba vestida- ¿qué ocurre?

-Debe vestirse- se dio la vuelta- la esperaré aquí todo lo que sea necesario.

Subí las escaleras sin comprender nada de lo que estaba pasando, abrí lo mas parecido que encontré a un armario en esa casa. Estaba lleno de vestidos largos y anchos, como los antiguos. Me vestí con uno de color celeste muy claro. Volví a bajar esperando ver a Steven abajo, ahí estaba.

-Se ve hermosa Señorita- volvió a extender su mano y volvió a agacharse para quedar a la altura de mi mano. Extendí mi mano para que me la besara.

-¿Qué te ocurrió?

-Vine a visitar a la doncella mas hermosa de este pueblo- sonrió.

-Gracias- sonreí- pensé que estabas muerto.

-Pensé que guardaría mi secreto- pausó- morí hace unos años ¿lo recuerda? Pero volví como vampiro.

-Si yo...- pausé- me acuerdo.

-¿Para que deseabais verme?

-¿Verte?

-Ayer me avisasteis que hoy viniera temprano porque queríais comunicarme algo- sonrió- ¿qué era?

-Ah claro, yo...

-Se que ya os lo he dicho varías veces pero siento lo de vuestra verdadera madre.

-¿Mi madre?- pausé- ¿Emma?

-¿Emma?- sonrió- querrá decir Elizabeth.

-Claro, yo... si- pausé- quería que vinieras para que me transformes.

-¿Transformaros? - miró a su alrededor- ¿cómo una especie de tal hermosura querría transformase en algo como yo?

-Porque quiero pasar el resto de mi vida contigo.

-¿Qué diría vuestra madre?

-No pasa nada por ella- tomé su mano con cuidado- por favor

-Ya sabéis la leyenda mi señora. No podemos estar juntos- miró el suelo- ¿y queréis que os transforme?

-¿Qué?- pausé- ¿por la leyenda de Julieta y Stween?

Me miró confundido sin saber a lo que me refería. Se alejó un poco de mi y se sentó en los escalones de la gran mansión que estaban en el exterior de la puerta.

Recuerdos del único amor II: En la boca del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora