Capitulo 25

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Me alejé de Jaison y le traicioné mientras él solo buscaba hacerme feliz a su manera, fui tan egoísta que mientras el buscaba la forma de entrar al infierno yo andaba besando a su hermano y decía que Tomás era egoísta, debía mirarme a mi primero. Me odiaba, estaba con la persona que amaba, que estaba buscaba la cura para mi felicidad y yo solo iba tras alguien que no tenía sentimientos, que no sentía nada por mi ni por nadie, que no amaba, que le daba igual todo, completamente todo. Estuve todo el tiempo con Jaison intentando consolarlo, mientras apena podía mirarle a la cara después de haberle engañado con su hermano, hablando de Tomás, él volvió a desaparecer junto con Lina. Volvió a la semana después, ya me estaba empezando a preocupar, desaparecía y al aparecer, venía con heridas que se debieron haber curado hace tiempo pero a él no se le curaron, podría ser que era un hombre lobo primero pero era imposible ya que bebía sangre y mataba gente.

-Otra vez desapareciendo- comenté.

-¿Te importa acaso?

-Eres tu quien no siente nada- pausé- no yo.

-¿Te cansaste de jugar con Jaison y ahora me toca a mi?

-Soy egoísta.

-¿Egoísta?- sonrió- creí que ese era mi apodo.

-Amo a los dos- pausé- y como tu no sientes nada, estoy con Jaison- reí- y el hace todo por mi y le engaño con alguien que apenas siente por mi.

-Él no se lo merece.

-Lo se pero...- pausé- ¿qué?

-Qué él no se merece que...- pausó y luego sonrió- que le engañes con alguien que no siente, es decir, ¿sabes como me va a odiar después?

-¿Eso es que te importa?

-Eso es que es demasiado pesado cuando se enoja.

-Claro.

-¿Se lo vas a decir?

-Si- pausé- no puedo mirarle a la cara sabiendo que le estoy mintiendo.

-Claro, yo...- sonrió- quiero estar presente.

-¿Por qué?

-Quiero ver su cara cuando su corazón se parta en mil pedazos- tragó saliva.

-Tomás... eres...

-Lo se- sonrió- un egoísta, arrogante y un imbécil.

-Un mal hermano- ignoré todos sus adjetivos.

-También- sonrió.

Nos fuimos al departamento de Jaison y su hermana. Estaban viendo televisión y comiendo palomitas. Al entrar Anne comprendió que era importarte así que solo se levantó y salió al pasillo para luego irse a beber algo por ahí.

Recuerdos del único amor II: En la boca del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora