Capitulo 18

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Ya cansada, mas bien agotada ¿o debería decir decepcionada? Ya habían pasado cuatro días y cada vez habían mas montos, mas caminos de cadáveres desangrados por los actos de Tomás. Jaison y yo íbamos de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo borrando los descuidos y los cadáveres esparcido que dejaba por donde pasaba. Habíamos estado en cinco ciudades y tres pueblos, Tomás aún no había dejado de matar y me estaba espesando a cansar y herir a mi.

Llegamos a una ciudad lejana la cual no me fijé en el nombre, simplemente entré como cualquier otro día en cualquier otra ciudad. Estaba anoche siendo y Jaison se alejó de mi por otro camino para limpiar mas rápido y ampliar la búsqueda de Tomás. No caminé mucho hasta que le vi, estaba en un callejón oscuro, acorralando a una inocente niña de no más de diez y seis años. Escuchaba como su respiración se agitaba con cada mordida y cada gota que entraba en su boca, con cada respiro él se fortalecía pero ella se debilitaba.

-¡Para!- grité.

-Amor- sonrió separándose lentamente del cuello de la muchacha.

-¿Amor?- reí- ¿después de lo qué me dijiste te atreves a decirme “amor”?

-¿Te refieres a eso de “me das pena y asco”?- sonrió maliciosamente.

-Tomás vuelve- me acerqué a él.

-Ya obtuviste respuesta a esa petición-pausó y apartó la mirada- y es no- volvió a mirarme con odio en sus ojos.

-Te necesito- me acerqué a él- te extraño- coloqué mi rostro en su pecho oyendo los latidos de su corazón cada vez mas acelerados- vuelve- sin querer una lágrima recorrió mi mejilla.

-¡No!- me apartó de su pecho bruscamente.

-¡No puedes hablar enserio!- limpié mi lágrima a la vez que él se limpiaba la sangre que cubría sus labios de la chica que ahora se encontraba inconsciente en el suelo- no hay mas oportunidades ¿entendido?

-No tendrás que repetirlo dos veces.

-Recuerda bien este día Tomás. No habrá ni una sola oportunidad, ni una sola.

-Da le recuerdos a Jaison de mi parte- sonrió mientras levantaba a la chica, la cual estaba aún inconsciente y su peso caía sobre su cuerpo, pero aún seguía viva, se oía un ligero bombeo de su corazón, leve pero se oía- ya no me sirves- le partió el cuello en un segundo.

-¡No!- caí al suelo sin saber porque. No la conocía, no lloraba por él lloraba por otra alma que se perdió ese día, ya estaba perdida hace tiempo pero hasta ese día tenía la esperanza de que aún la podía recuperar.

-¡Judit!- gritó Jaison a lo lejos-¿es Tomás?

-No hay esperanzas- la lágrima que aún se encontraba en mi mejilla cayó al frío suelo de la noche- no volverá Jaison- me tiré en sus brazos- no volverá.

Recuerdos del único amor II: En la boca del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora