No aguanté mucho tiempo. Llegué a mi lugar de origen, donde conocí a Steven, donde volví a nacer una vez mas. Todo estaba distinto, mi casa estaba donde estuvo la primera vez. No me pude creer cuando vi a ese hombre lobo enfrente mio, tomando una copa con amigos, feliz mientras Steven estaba muerto. Me acerqué a él buscando pelea solamente para poder matarlo o que él me mate a mi, para poder estar con Steven.
-¿Nos conocemos?- sonrió acariciando mi cabello.
-¿No me recuerdas?
-Recordaría una cara tan bonita como la tuya.
-Hay mucho ruido aquí ¿salgamos?
El hombre que había matado a el amor de mi vida se encontraba al frente mio, los dos solos y lo único que se me pasaba por la cabeza eran las miles de formas que podría hacerle para que sufriera.
-¿En verdad no me recuerdas?
-Se que eres una vampiro.
-Una vampiro muy enojada- sonreí. Golpeé su cabeza dejándolo inconsciente.
Lo llevé a un edificio abandonado que había por ahí cerca, lo até con cadenas de plata y lo dejé ahí durmiendo hasta que despertara.
-Cariño- sonrió con su sangre entre los dientes, del golpe que le di- esperaba que me dieras tu número primero.
-Mataste a mi novio.
-Ah- cerró los ojos arrepintiéndose- es por eso.
-¿Te acuerdas? Me dejaste sola.
-No podía controlarme, cuando la luna se refleja en mi... me domina mi animal. Su instinto natural es matar a los repugnantes vampiros.
-¿Crees que eso resucitará a mi novio? No.
-¿Y torturarme, lo resucitará?
-No- sonreí- pero si matarte.
-No creo en esa leyenda.
-Hoy probaré si es verdad.
-¿No te remorderá la conciencia hacerlo?
-Creo que me aguantaré un poco- sonreí.
-¿Tu humanidad? La apagaste.
-No lo creo- sonreí.
-Uno no se da cuenta.
-¿Qué se le va a hacer?
Agarré un cuchillo de plata y se lo clavé en la mano.
-¿Sabes?- reí- hace mucho años me torturaron en este mismo edificio.
-No me extraña que te torturaran.
-Querían mis poderes o por venganza. Ya ni me acuerdo.
Cogí otro cuchillo y se lo clavé en la otra mano, luego otro en una pierna y luego en la otra. Parecía extraño pero disfrutaba ver el sufrimiento reflejado en sus lágrimas y sus gritos.
-No veas lo divertido que es esto.
-Me lo imagino- sonrió.
Saqué el cuchillo de una de sus piernas y se lo clavé en el estómago, su sangre recorría todos sus abdominales y seguidamente caían al suelo dejando un charco enorme de sangre.
Veía como su cara se retorcía de dolor y como ya no le quedaban lágrimas para llorar o voz para gritar. Su respiración se estaba agotando cada vez mas dejándolo en un leve suspiro para aún que sea coger un poco de aire.
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Recuerdos del único amor II: En la boca del infierno
Loup-garouSegunda Temporada; Recuerdos del único amor Tras años viviendo y viajando con Steven, deciden ir a un pequeño pueblo pero no saben que eso les cambiará la vida a los dos, especialmente a Judit, quien se volverá a enamorar de uno de los enemigos del...