Capitulo 16

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No terminaba de creerme la historia de Tomás, había algo que no encajaba. No se que era ni porque pero me mintió, ¿qué podía ser tan grave para tener miedo a que le juzgue? Esa pregunta estuvo rondando en mi cabeza toda la semana, día a día pensando si volver a preguntarle o simplemente dejarlo pasar para no buscarme mas problemas con él, Jaison lo sabía y él tampoco quería decírmelo. Debía empezar por preguntarle a él antes que a nadie para evitarme problemas, pero debía intentar hacerlo lo mas disimulado posible.

-¿A qué le teme Tomás?- bebí un sorbo del café.

-¿Para eso me llamaste?

-Jaison- dije mientras observaba como se levantaba de la silla- por favor... necesito saber.

-Si quieres saber algo pregunta le a el centro de todo esto. Como siempre será él el que obtenga tu corazón Judit.

-Dijiste que no te enojarías.

-Entonces si- soltó una risa con odio mientras se lamia el labio inferior- le elijes a él.

-No he dicho eso.

-Me lo acabas de aclarar.

-He estado mas tiempo con él que contigo. Te has alejado.

-¿Ahora yo tengo la culpa?- sonrió- perfecto.

-Jaison- pausé- que me haya acostado con él no significar que no te ame.

-¿Me amas?

-Te amo a ti- me levanté de la silla- te elijo a ti Jaison- toqué su rostro.

-No tiene sentido, todo este tiempo tras Tomás ¿para luego elegirme a mi?

-Quería saber que sentía por él y por ti.

-¿Me elijes?

-Se que parece que estoy jugando con los dos- volví a acariciar su cara- pero ahora te elijo a ti.

-¿Y después?

-A ti- me acerqué mas a él. Miré a mi alrededor y me fijé en que la cafetería estaba vacía excepto por dos personas que estaban limpiando y estaban a espaldas nuestro. Me volví a gira pero esta vez mirando a Jaison, a una velocidad sobrehumana lo llevé hasta la pared de la cafetería acorralándolo contra la pared mientras le besaba. En un segundo estuvimos en mi departamento. Empecé a sacarme la chaqueta y luego la chaqueta de él, nos íbamos desvistiendo al compás del otro hasta llegar a la cama.

Estaba amaneciendo y la luz me llegaba en el rostro molestándome en la vista así que decidí levantarme de la cama y al girarme Jaison no estaba, solo estaba yo en la cama, completamente sola otra vez. Decidí levantarme e ir a la cocina, ahí estaba Jaison cocinando unas tortitas o por lo menos lo parecían.

Recuerdos del único amor II: En la boca del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora