Capitulo 23

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Después de saber que había una sola cura y que Tomás la quería tomar, me sentí de una manera inexplicable, desde culpable hasta furiosa. A pesar de todo lo que hizo Tomás se merecía ser un “humano”, estaba en esta situación por ser un vampiro, mitad hombre lobo. Si tan solo no se hubiera transformado, sería una persona buena, con humanidad. Me sentía culpable por la transformación de Tomás, se transformó con mi sangre, me sentía demasiado culpable, no le quise ayudar cuando estaba con la transformación, solo le dejé de lado después de haberle ilusionado con que le amaba. Se que estaba furioso conmigo, si es que tuviera sentimientos, me odiaría por no haberle ayudado. Después de que se fue del departamento, de una forma demasiada extraña, no volvió. Literalmente desapareció durante una semana, sin dar explicaciones, sin decir donde se supone que estuvo, si estuvo con Lina o matando gente o por lo menos buscando información de la cura, pero al volver, solo apareció por la puerta como si nada, no pronunció palabra. Venía con la misma ropa que se fue, limpia, y se metió a su cuarto ignorando que los demás estábamos ahí, como si no nos hubiera visto.

-¡Oye!- le seguía mientras caminaba- ¿vas a decirnos qué ocurrió?

-No- entró en el cuarto, cerrándome la puerta en la cara.

-Tomás- grité- no me hagas esto.

-¿Por qué no te vas a buscar la cura y me dejas en paz?

-Porque me importas- susurré a través de la puerta para que Jaison no me escuchara.

-No quiero importarte- pausó unos segundos, pude escuchar como suspiraba y no quería pronunciar las palabras que iba a decir a continuación- tu a mi no importas.

-Tomás...- susurré mientras golpeaba la puerta despacio intentando que él me escuchara pero no los demás, la golpeé como si no tuviera, como si no me quedaran fuerzas, a penas se escuchó. Comenzó a caer una lágrima por mis ojos, pero rápidamente la aparté- ¿cuándo dejarás de ser tan egoísta?- me aparté de la puerta completamente enojada, limpiando mis lágrimas.

-¿Cuándo dejarás de sufrir por mi?- dijo a lo lejos, detrás de la puerta mientras yo seguía caminando, me detuve al escuchar esas palabras- por alguien que no siente nada- prosiguió como si supiera que le estaba escuchando. Me acerqué a la puerta, posé mi mano en ella, acariciándola como si le estuviera acariciando y otra vez esa lágrima molesta salió. Sentí como si él igual estuviera posando su mano en la puerta, sentí su respiración- por alguien que no te merece- terminó y volví a sentir como se alejaba de la puerta. Me deslicé por la puerta hasta llegar abajo, tapé mi cara con mis manos intentando ocultar mis ojos cubierto de lágrimas- por alguien...- prosiguió y sentí como una lágrima salía de sus ojos- por alguien que solo te hace sufrir.

Levanté la cara que en ese momento estaba oculta entre mis piernas. Me paré y me limpié la cara que estaba cubierta de lágrimas. Caminé hasta el comedor, donde se encontraban todos en ese momento.

-¿Qué ocurrió preguntó Jaison?

-Tomás...- sonreí- es tan... egoísta- me eché a sus brazos a llorar.

-Lo se- acarició mi cabeza.

Alguien tocó la puerta. Anne se dirigió a abrirla. Lina entró por la puerta un poco alterada, preocupada, para ser exactos, solo repetía una cosa “¿dónde está Tomás”?, ni una sola cosa mas.

Recuerdos del único amor II: En la boca del infiernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora