Capítulo 2: La Lady y Genever

93 6 0
                                    



¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


"Si cerraba los ojos podía ver perfectamente, recordar los sonidos...el estruendo de la pólvora al explotar contra la bola de hierro en el interior del cañón. El olor al acero y corrosión en el mosquete. Podía saborear esa esencia de cobre y sangre en el ambiente...Si cerraba los ojos podía regresar a los días de guerra. Los campos de batalla llenos de miles de hombres gritando furiosos rompiendo las líneas y dirigiéndose hacia nuestros rangos. Podía recordar como mis compañeros eran abatidos por las balas de los enemigos. podía recordar cómo ellos se agachaban después de haber disparado y recargar...Y podía recordar levantar el mosquete, apuntar y disparar."

     Genever Denan abrió los ojos nuevamente. El picado mar golpeaba contra las formaciones rocosas de la playa de Yarmouth. Había pasado algunos años desde la última vez que estuvo en el pueblo. El muchacho le dio una patadita a su caballo pura sangre y la bestia reanudó el movimiento. Lo hizo trotar por el camino empedrado haciendo sonar las herraduras en los cascos de su montura. Sin embargo, la ciudad yacía enferma. Los hombres, las mujeres y los niños tirados en las calles, o recargados contra las paredes. Una epidemia de cólera se había expandido por el pueblo.

     Y Yarmouth era un pueblo supersticioso, mensajes de odio contra judíos y contra católicos podían ser vistos. A pesar de que la guerra en Irlanda había terminado. Las noticias no parecían haber llegado al condado de East-Anglia. La gente yacía moribunda, algunos acusaban esta epidemia a carne apestada por jacobitas. Otros que era un castigo de Dios por hacer de Inglaterra tierra protestante cuando era católica. Sir Genever pasó frente a la florería donde compró un racimo de flores violetas. Los tulipanes se habían vuelto muy populares entre la aristocracia inglesa después de las campañas militares en la Holanda Española. El joven militar continuó cabalgando hacia la casa de su amada. Lady Lyanne Merrybound.

     Los Merrybound vivían en un barrio opulento, junto con las demás familias ricas del pueblo. Desde antes de entrar en aquel boulevard había algunas claras señales sobre el tipo de nivel en el que se encontraban. Lianas llenas de hermosas flores caían de los bien pintados muros de las casas. Arboles perfectamente recortados adornaban las aceras. Las calles estaban pavimentadas con adoquín rojizo. El aire era perfumado. Yarmouth vivía una era de auge sin precedente. Los gremios comerciales y los banqueros se habían enriquecido con la guerra en Holanda. Sin la flota holandesa, la flota real británica era la única que podía transportar mercancías desde el truculento mar del norte hasta las tropicales aguas esmeraldas de Port Royal en el Caribe. Desde India hasta el Cabo de punta Esperanza en África.

     Sin embargo, a pesar de vivir en uno de los barrios más lujosos de Yarmouth, la familia Merrybound estaba lejos de ser de las familias más acaudaladas en East-Anglia, ni siquiera la más rica en Great Yarmouth. Sin embargo, la familia Merrybound era una familia con tradición y una de las familias nobles más antiguas de Inglaterra.

Dignidad y DestierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora