"Es distinto...muy distinto. Éste lugar donde no existen empedrados en las calles, donde no hay la etiqueta ni la cortesía imperante en el resto del imperio. Lejos de la civilización...y al mismo tiempo, puedo sentirme libre, en estos espacios abiertos y este aire limpio. Finalmente, un lugar donde la gente no está conspirando, ni intrigando." Genever golpeó el centro de la rueda del carro con el martillo y luego la giró; el carro de la cosecha había quedado listo. Genever se retiró el sudor de la frente. El trabajo de la granja era molesto, era tedioso y más que nada cansado. Pero le mantenía alejado de las voces acusatorias de Lyanne y de Jaime.
—¿Oh? ¿Aún sigues aquí? —Le preguntó el señor McArtys, quien era el encargado de las granjas comunales de Heaven's Peak. Era un hombre mayor; de barba tupida y de coronilla calva, con cabello blanco en las sienes. Y, aun así, siendo capataz de las granjas, sus pantalones y su camisa, estaban igual de sucias con la tierra que el resto de los granjeros.
—Así es Señor McArtys, ¿Por qué no debería estar aquí? —Le preguntó Genever mientras tomaba una de las calabazas que estaban en el suelo y las subía al carro.
—Bueno, después de tu actuación defendiendo a los colonos durante el ataque de los salvajes, yo pensaría que te irías derechito a guardia colonial. Sin duda tendrás más éxito con ellos que aquí muchacho.
—Esos indios... ¿Por qué nos atacaron? Sabía el nuevo mundo era peligroso, pero no que fueran capaces de atacar una ciudad amurallada.
—No lo sé, la última vez que tuvimos un problema de esta magnitud, fue hace 20 años. En ese entonces, el gobernador Danton firmó un acuerdo comercial con la tribu de los Owanjila, lo cual resultó en una paz relativamente duradera.
—¿No debería el gobernador investigar estos ataques? ¿O lanzar partidas de jinetes a patrullar, o al menos salvaguardar a los trabajadores en el campo...? —Preguntó Genever, para él nada de esto hacía sentido, tal vez era su pasado militar, el que no le permitía estar sin respuestas. Después de todo, no fue sino la curiosidad de Jaime, Cicerón, Arthur y la suya de querer descubrir donde se encontraba el rey Jacobo, las que los llevó a terminar finalmente, la guerra en Irlanda.
—Mírese pues señor Dennan; guerrero, planificador, estratega. —Respondió el señor McArtys, con una risa juguetona.
—Y trabajador de granja. —Respondió Genever. —No puede olvidar trabajador de granja, capataz.
—Sí...un trabajador más o menos aceptable —Respondió McArtys riendo. Luego hubo un momento en silencio y el capataz volvió a hablar. —Tal vez si Beaumont no fuese el capitán de la guardia, ya se hubiese hecho algo al respecto.
—¿Steven Beaumont? ¿Por qué? ¿Acaso no es alguien eficiente? —Le preguntó Genever.
—Sí, su padre: Jean Pierre...bueno, él sí era un buen capitán. Fue militar en el cuerpo de caballería francés, se rompió la espalda trabajando día y noche para proteger esta colonia, Danton no hubiese podido proteger la colonia, sin Jean Pierre. Y aun así, lo odiaban por ser francés.
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Dignidad y Destierro
Ficción históricaEl sueño de Genever Denan simpre ha sido conseguir la mano de Lady Lyanne Merrybound. Y ahora que regresa a Yarmouth como veterano de la guerra en Irlanda cumplirá con su sueño de una u otra forma. Cuando Lyanne Merrybound recibe las noticias sobre...