—¡Eso es maravilloso! —Exclamó la madre de Lyanne. La mujer de mediana edad casi saltó del sillón cuando su hija le dio la noticia. Sin embargo, el padre de Lyanne se guardó cualquier comentario y simplemente bebió un sorbo de brandy en su copa. Lyanne juraría que el hombre estaba sonriendo detrás de aquella copa. —Pensé que era el fin de nuestra familia, pero ¡Un Casterhill! ¡Esta puede ser la mejor noticia de nuestra vida!
—Madre...yo, yo no quiero casarme con él. —Dijo Lyanne.
—¿De qué estás hablando?, Stewart Casterhill, es un conde. ¡Un conde, Lyanne! —Exclamó su madre, —¿Qué no lo ves Lyanne? no serás más una dama, serás una condesa, ¡Condesa Lyanne Casterhill! ¿Qué no te emociona de eso?
Sinceramente la joven sintió como su estómago se revolvía cuando escuchaba "Lyanne Casterhill" aunque sinceramente tampoco se había visto como "Lyanne Dennan" Ella siempre pensó en sí misma como "Lyanne Merrybound". Al parecer el amor que propio y por la familia que su padre y su madre se habían esforzado en dejar grabado en la mente de la chica, había funcionado. Tenía cierto apego hacia su familia y la casa Merrybound.
—Es que no...no me gusta el Conde Stewart, es...es muy excéntrico (afeminado). —Respondió Lyanne. Con una cara de disgusto, casi como si hubiese olfateado estiércol, o probado un limón siciliano.
—Lyanne; no te puedes dar el lujo de ser quisquillosa, no ahora. —Respondió su madre, sus palabras parecían debatirse entre la ira y la desesperación sin duda Lyanne sabía sacarla de sus casillas. —Stewart Casterhill puede cuidar bien de ti, tiene dinero, poder y fama. ¿No sé qué no te atrae de eso?
"Quiere que lo diga, la conozco muy bien" se dijo Lyanne a si misma. "Bueno ahí va". —Simplemente no me atrae físicamente. —Respondió Lyanne. —¿Eso es lo que querías oír madre? No me atrae, no me imagino besándolo, no me imagino abrazándolo, ¡ni mucho menos compartiendo el lecho con él!
—¡Escúchame jovencita! Toda tu vida, has cometido error tras error, fallaste en enamorar a Cyrus Lanfield, te enamoraste de ese... "plebeyo". Humillaste a nuestra familia y casi nos llevas a la ruina. ¡Pero por el amor de Dios! ¡La Providencia te ha otorgado una oportunidad de hacer bien las cosas Lyanne! Por un momento deja de pensar en ti. Y comienza a pensar en lo que hemos hecho por ti.
Lyanne entendió que no iba a convencer a su madre, nunca en su vida lo había hecho, y no iba a empezar en ese momento, por lo que Lyanne giró su cabeza hacia su padre. –Papá...
El hombre dio otro sorbo carraspeó mientras la bebida bajaba por su garganta y luego comenzó a hablar.
—Lyanne, cuando era joven me enamoré de una mucama que trabajaba en nuestra casa. Delgada, de cabello negro y ojos azules, rostro acorazonado y busto generoso. Yo la amaba y ella me amaba, sin embargo, en ese momento estaba comprometido con tu madre. Una joven que nunca había visto ni en pintura y una noche de borrachera, llevé a la mucama al pueblo y me casé con ella después de sobornar a un sacerdote católico. Tu abuelo Andrew, enfurecido me golpeó hasta medio matarme, y mando a anular el matrimonio. Por suerte el estado no reconocía la ley de la iglesia católica. Yo solo era un muchachillo de 16 años en ese entonces. Y jamás volví a ver la mucama o a pensar en ella, justamente hasta este día. Ustedes mujeres creen que los hombres no somos capaces de amar, pero cuando amamos, amamos con un amor mucho más puro. —La voz de su padre comenzó a engrosarse, Lyanne sabía que el hombre estaba enfadándose. —Si yo fui capaz de olvidarla y cumplir con mi deber, entonces tú también podrás hacerlo Lyanne.
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Dignidad y Destierro
Historical FictionEl sueño de Genever Denan simpre ha sido conseguir la mano de Lady Lyanne Merrybound. Y ahora que regresa a Yarmouth como veterano de la guerra en Irlanda cumplirá con su sueño de una u otra forma. Cuando Lyanne Merrybound recibe las noticias sobre...