Capítulo 30

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"Al amor de mi vida:

Te conozco mejor de lo que me conozco a mí mismo y sé por seguro que te has preocupado con tan sólo ver el papel, pero no dejes que ésto te amargue el hermoso color amarillo. Tengo que irme, pero volveré... Dentro de tres semanas, pero volveré. Hay muchas cosas que no te he podido explicar y ésta es una de ellas, por favor, no intentes contactarme, no me busques y, más que nada, no te preocupes. Ya te extraño, pero en tres semanas te tendré en mis brazos de nuevo y te explicaré todo y, ten por seguro, que nunca más me apartaré de tu lado, así que aprovecha estas semanas para estar con tus amigos y concentrarte en los estudios porque cuando regrese, no podrás hacerme a un lado ni aunque me ruegues. Te amo, Leslie Jones."

¿¡Concentrarme en los estudios!?, ¿¡se ha ido así sin más y quiere que me concentre en los estudios!?

Arrugo el papel entre mis manos y las lágrimas comienzan a caer cuesta abajo por mis mejillas. ¿Se irá tres semanas?, ¿a dónde?, ¿con quién?, ¿por qué? Sé que me ha dicho que no le llame, pero no puedo quedarme sentada tres semanas sin tener algunas respuestas, así que tomo el celular y marco su número.

"El número que usted marcó, no existe."

Aprieto el celular con tanta fuerza que me empiezan a temblar las manos, pego un grito y estrello mi celular contra la pared. Al oír el estruendo, Jacob entra a toda prisa a la habitación y mira alrededor para asegurarse de que todo esté en orden, pero cuando me mira, corre a mi lado y me abraza. Me aferro a sus brazos y comienzo a sollozar como nunca antes.

—Todo estará bien, Leslie.— Susurra Jacob sin saber qué ha pasado, pero le creo.

Le creo porque me sé que soy capaz de sobrevivir tres semanas, haría lo que fuera por él y, si lo único que me pide es esperarlo, que así sea.

Al cabo de unos minutos, me he tranquilizado y Jacob está sentado a mi lado mientras que le cuento todo.

—¿Se ha marchado?— Me mira serio.

—¿Eso es lo único que tienes que decir?— Le pregunto un tanto molesta, sé que no se tiene la culpa de nada, pero no puedo evitarlo. —¿Acaso no has oído nada de lo que he dicho?

—Pero, ¿a dónde?— Expecta.

Parece enojado, como si le frustrara el hecho de no saber en dónde está Cameron y eso sólo logra preocuparme a mí. No me enfoco en lo raro que está el hecho de que necesite saber el por qué y el dónde cuando siempre parecen odiarse al otro, debería estar contento, pero no es así y eso me altera más porque, si él está preocupado, ¿cómo debería de estar yo?

—¡Que no lo sé!— Grito estresada, pero él suspira y yo me relajo.

—Tranquila, Leslie. Si ha dicho que va a volver, lo mejor es confiar en su palabra. Tiene que volver.— Esta última frase la dice más para sí mismo que para mí y eso me confunde más.

Quiero que vuelva, pero claro que sí, sólo que no termino de entender por qué parece tan molesto de haberlo perdido de vista.

—Tienes razón.— Digo un poco más animada. —Volverá y me explicará todo, seguro que no es para tanto.

Es una gran mentira, pero si la repito muchas veces tal vez, y sólo tal vez, logre creerla.

—Haré el desayuno, ¿quieres?

Niego con la cabeza.

—Necesito un momento para pensar, te veo luego.

Asiente y sale de la habitación. Miro mi celular y veo la fecha, 14 de diciembre, por lo que Cameron debe de volver el, hago matemáticas rápidamente, 4 de enero. Sábado 4 de enero.

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