Capítulo 3

316 28 0
                                    

Las clases terminan y, con ellas, mi paciencia.

Cameron estuvo ahí todo el tiempo, siempre solo, siempre misterioso y siempre observándome. Intento no pensar demasiado en ello y no sacar conclusiones, pero es, definitivamente, extraño.

-Oigan, iré de compras con mis padres, ¿quieren venir?- Pregunta Alice.

-¡Yo sí!- Exclama Mike. -Estoy en urgencia de ropa nueva.

-Yo no, chicos.- Les digo. -Es primer día y ya tengo muchas tareas que hacer.

-De acuerdo.- Dice Alice, encogiendo los hombros. -Nos vemos mañana.

-Adiós, nena.- Dice Mike, dándome un beso en cada mejilla.

Les sonrío y camino hasta mi auto. Veo a Cameron apoyado en el auto rojo que está junto al mío, ocupando mi lugar.

Sin darle mucha importancia, abro la puerta del piloto lista para ir a casa y tomar una larga ducha, pero una voz me interrumpe.

-No nos hemos presentado.- Dice él, haciéndome dar la vuelta para verlo. -Soy Cameron.

-Leslie.- Le informo.

-Como sabrás, soy de nuevo ingreso. Me preguntaba si podrías ayudarme con la tarea de hoy, ya que hay temas que no vi el año pasado.

-¿Cuáles no viste?

-Umm...- Duda. -Todos, en realidad.

-¿A qué instituto ibas antes?

-Estudiaba en casa. Es mi primera vez en un instituto.

Ahora tiene sentido que no sepa cómo hablarle a los maestros y sea tan solitario. Lo pienso dos veces, ya que mi estómago tiene una extraña sensación.

-No soy muy buena tutora, deberías preguntarle a Mindy.- Le recomiendo. -Ella sabe explicar muy bien.

-Pero, te estoy preguntando a ti.- Responde, con una mirada tan intensa que parece ver más ahí de mi rostro.

-Claro, ¿por qué no?- Digo en un suspiro después de unos segundos, rendida. -Ven a mi casa y haremos la tarea juntos.

-Te sigo.- Dice con una sonrisa mientras que le quita los seguros a su auto.

Me subo al mío y enciendo el motor. Al salir a las calles miro por el retrovisor y veo el auto rojo de Cameron detrás de mí, luego lo miro a él. Está hablando por teléfono y, como siempre, se ve muy serio.

Tengo un presentimiento muy extraño cuando se trata de él. No me da confianza y parece tan cerrado que siento que yo tampoco debería abrirme con él, pero aquí estoy, abriéndole las puertas de mi casa.

Al llegar, abro el portón y me detengo para hablar con Edward, bajando mi ventanilla.

-Ed, el que viene atrás de mí es Cameron. Se quedará un rato para hacer la tarea.- Le explico, para evitar que lo llene de preguntas al entrar.

-Claro, princesa.

Manejo hasta el garaje y estaciono mi auto ahí. Al salir, cierro la puerta eléctrica del garaje y veo que Cameron se ha estacionado en la entrada.

-Bonita casa.- Dice mirándola o, más bien, analizándola.

Le lanzo una media sonrisa y entramos. Lo primero que escucho es la voz de Abby.

-¿Cómo te fue en tu último primer día?- Pregunta abrazándome.

-Bien, Abby.

-Tu madre se fue hoy en la mañana a Londres, volverá en un par de días.- Me informa.

Querrá decir meses.

Asiento con la cabeza, nada sorprendida y mucho menos interesada. Yendo al comedor me detengo al escuchar a Cameron.

-Hola, me llamo Cameron.- Se presenta, estrechándole la mano a Abby.

-Hola, Cameron.- Le sonríe Abby. -Tu rostro es nuevo. Leslie no trae amigos a casa, a excepción de Alice y Mike.

-Le he pedido el favor de ayudarme con la tarea.

-La cual queremos terminar hoy.- Digo, haciendo un movimiento con la cabeza para indicarle que me siga y deje de hablar.

-¿Desean algo de comer?- Dice Abby, la cual no puede contener el brillo en sus ojos al ver que he invitado a alguien a mi casa.

-No, Abby, gracias. ¿Por qué no vas a descansar un rato?- Le propongo. -Te avisaré cuando acabe y almorzamos juntas.

Ella me sonríe y se va a su habitación, la cual está en el primer piso, cerca de la biblioteca.

-¿Es tu abuela?- Pregunta Cameron.

-No. Abby trabaja aquí, aunque se podría decir que es familia. Lo es todo para mí.

-Y, ¿tu madre?

-Viaja mucho por trabajo y nunca hemos tenido buena comunicación, así que paso mucho más tiempo con Abby. Ella me creció.

-¿Tu padre también trabaja mucho?

-Vaya, sí que eres curioso.

-Lo siento.- Dice soltando una pequeña risa. -No quiero entrometerme.

-No pasa nada.- Le sonrío. -Falleció cuando yo tenía unos seis meses.

-Te debe hacer mucha falta.- Dice él, pero pareció más pregunta que afirmación.

-Me gustaría haberlo conocido o al menos tener un recuerdo con él. Pero era apenas una bebé cuando falleció, no puedo extrañar a alguien que no conozco.- Digo encogiéndome los hombros.

-Yo creo que sí puedes.- Me dice en tono suave, estudiando mi rostro.

Me pierdo unos segundos en su mirada, pero decido regresar al mundo real y comenzar a sacar los cuadernos de mi mochila. Él hace lo mismo.

Estuvimos un rato así, entre cuadernos y lápices, calculadoras y apuntes. Sin darme cuenta, ya me reía de sus comentarios y lo regañaba cuando no ponía atención. Hasta que llegó la hora de que se vaya.

Terminamos la tarea y guardamos todo en nuestras mochilas. Lo acompaño hasta su auto y, antes de subirse, se da la vuelta y me mira.

-Gracias por la ayuda, Les.- Me dice. -Nos vemos mañana.

Antes de que pueda contestar, se acerca a mí y deposita un suave beso en mi mejilla, pero rápidamente se sube a su auto, el cual veo salir por la reja de mi casa y perderse en las calles a toda velocidad.

"Les". Nadie nunca me había dicho Les.

Con un sentimiento raro y cosquillas en la mejilla, entro a mi casa. Cierro la puerta a mis espaldas y, antes de que pueda perderme en mis propios pensamientos, sacudo mi cabeza y voy a la habitación de Abby para que almorcemos.

Minuto A MinutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora