Capítulo 11

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Miro a Jacob, el cual tiene  una sonrisa en los labios, una sonrisa orgullosa.

—No.— Dice Cameron. —Cameron Scott.— Le ofrece la mano.

—Encantado.— Dice Jacob, estrechando su mano.

Mi mirada viaja de Jacob a Cameron y de Cameron a Jacob. Los dos parecen estar teniendo una pelea interna contra el otro y, como ninguno de los dos decide rendirse y apartar la mirada, yo lo hago.

—De acuerdo.— Toco la mano de Cameron, haciendo que los dos se suelten de su agarre. —¿Veremos la película?— Lo miro.

—Claro que sí.— Me sonríe.

Cameron se sienta junto a mí y rodea mis hombros con su brazo, haciendo que me acurruque en su pecho.

—¿Les molesta si la veo con ustedes?— Pregunta Jacob.

—En realidad, nos gustaría ver la película a solas.— Contesta Cameron.

Jacob dirige su mirada a mí, esperando que contradiga a Cameron y lo invite a quedarse, pero decido evitar su mirada y encender el televisor para comenzar a buscar la película. Segundos después escucho a Jacob salir de la sala de estar.

Con las cortinas ya cerradas, dejando un ambiente más oscuro y la película puesta, sigo acurrucada entre los brazos de Cameron mientras nos cubrimos con una suave manta. 

Cameron parece estar prestando su completa atención a la película, pero, por más que yo trato de hacer lo mismo, mi mente no deja de pensar en lo sucedido entre Cameron y Jacob. Puede que no sea nada, pero me pareció bastante personal. 

—¿Por qué pareció que viste un fantasma cuando viste a Jacob?— Pregunto por fin, y escucho el suspiro de Cameron, sintiendo mi mejilla subir y bajar junto con su pecho.

—Dime, por favor, que has estado disfrutando la película y no has estado pensando en eso todo este tiempo.

—Es que me pareció bastante raro.— Digo, alzando mi cabeza para poder mirarlo.

—No fue nada.— Me mira. —Simplemente, no me dio un buen sentimiento, deberías mantenerte al margen con él.

—Lo haré.— Asiento con mi cabeza.

Siento los labios de Cameron depositar un beso en mi cabello y, cuando no esté ocupada pensando en Jacob, tendré que pensar en lo que está pasando con Cameron porque, sinceramente, no entiendo nada.

Después de un rato, la película termina y a mí se me escapa un bostezo.

—No te duermas.— Ríe Cameron.

—Ha sido una larga película.

—La cual te hubiera dado risa si no hubieras tenido a ese idiota en la cabeza todo el tiempo.

—¿Celoso?— Bromeo.

—Tal vez un poco, sí.— Me mira serio.

Cameron acomoda un mechón de mi cabello detrás de mi oreja y me penetra con esos ojos avellana que tanto han logrado capturarme.

—Sé que nos conocemos hace, literalmente, unos días.— Comienza. —Pero yo creo que ha sido suficiente para darme cuenta de que me importas y de que me gustaría que me des la oportunidad de demostrarte que puedo ser alguien digno de estar contigo.

—Cameron...— Susurro, pero me interrumpe.

—No te estoy pidiendo que seas mi novia, no aún.— Me sonríe. —Te estoy pidiendo que me des la oportunidad de intentar serlo.

Siempre he sido fiel creyente de que los sentimientos y el tiempo no van de la mano. Los sentimientos, simplemente, aparecen y, puede ser que con el tiempo crezcan, pero eso no quita el hecho de que estuvieron ahí desde un principio, antes de que el tiempo cobrara vida.

No se me ocurre nada que decir, sobre todo porque mi cabeza me está diciendo que no lo piense y acepte la oferta, pero yo siempre pienso todo y, cuando estoy con Cameron, parece que mi cerebro deja de funcionar y no sé si eso me conviene o no.

Lo miro a los ojos y, sin saber qué más hacer, asiento con la cabeza. Una sonrisa se forma en los labios de Cameron, atrapa mi rostro entre sus manos y me jala hacia él para que sus labios puedan atrapar a los míos en un beso tan lento que me siento extraña cuando me deja desear por más.

Para mi sorpresa, el beso comienza a acelerar su paso y, de un segundo a otro, la lengua de Cameron ya está jugando con la mía. Siento sus manos bajar de mis mejillas hasta posarse en mis caderas. Antes de poder perder más la cordura, termino el beso e intento calmar mi respiración, sintiendo como mi pecho sube y baja y mi corazón amenaza con salirse de éste, pero se me hace imposible relajarme cuando Cameron junta su frente con la mía y me mira con ese brillo de lujuria en los ojos.

—Leslie, ¿se va a quedar tu amigo a cenar?— Se escucha la voz de Abby desde la cocina.

Estoy apunto de decir que no, ya que no creo que Cameron desee pasar aquí encerrado todo su domingo, pero me sorprende cuando contesta por sí mismo.

—Claro, Abby.— Me sonríe. —Gracias.

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