Capítulo 29

197 14 0
                                    

Llegamos al pequeño bar y, como el padre de Alice es uno de los inversionistas de la cadena, no nos piden identificación. Entramos y lo primero que veo  es un par de brazos meneándose en el aire para llamar nuestra atención.

Vamos hacia ellos y nos sentamos en la mesa en donde se encuentran mis dos mejores amigos.

—Madre mía.— Exclama Alice con asombro al ver el rostro de Jacob. —¿Qué ha pasado?

—Se podría  decir que hemos arreglado nuestras diferencias.— Dice Cameron sentándose junto a ella, incapaz de borrar esa sonrisa burlona que tanto me gusta.

Alice y Mike dejan que sus miradas viajen de Jacob a Cameron y de Cameron a Jacob, después de unos segundos, comienzan soltar carcajadas.

—Vaya, ¿por qué nunca estamos presentes cuando la diversión sucede?— Ríe Mike.

Sacudo la cabeza sin lograr mantenerme seria y me siento junto a Cameron, el cual pasa un brazo alrededor de mis hombros y me aprieta contra su pecho.

Cameron y Jacob ordenan una cerveza, mientras que Alice y Mike toman el vodka de siempre. Yo ordeno una botella de agua fría. Unos años atrás, Alice y Mike me convencieron de hacer una pijamada en mi casa, llevaron alcohol y bebí igual o más que ellos; cuando se fueron a dormir, yo estaba tan borracha que mi depresión me golpeó como un huracán, incluso peor, ese día estuve al borde del suicidio, así que fue la primera y última vez que bebí alcohol, ellos dos lo saben, por eso no me incitan a ordenar algo, y Cameron y Jacob creen que simplemente no bebo así que todos están de acuerdo con mi  decisión.

Así pasamos el rato, carcajeándonos como si fuéramos unos completos locos o, por estar en un bar, como unos completos borrachos. Me agrada que Cameron y Jacob se estén portando bien, no intercambian palabra directamente, pero lo están intentando. Al cabo de un par de horas, nos anuncian que es noche de karaoke, todos vemos cómo los rostros de los únicos artistas de nuestra mesa se iluminan. Después de que unas parejas suban al escenario, es turno de Alice y Mike, cantan "Hit Me With Your Best Shot" de Pat Benatar, lo hacen tan bien que algunas mesas se ponen de pie y los acompañan con aplausos y piropos, incluso los camareros se han puesto a bailar mientras sirven las bebidas.

Pasan algunas horas y Alice y Mike ya no se encuentran en condiciones de conducir, así que, mientras ellos dos se abrazan y se dicen lo mucho que se aman el uno al otro, pido la cuenta. Cuando llega, los dos borrachitos ni se enteran, pero Cameron y Jacob comienzan a sacar sus billeteras, así que me apresuro a meter los billetes y entregarle la carta al mesero.

—Les...— Comienza Cameron, pero alzo una mano para silenciarlo.

—Es mi cumpleaños y se hace lo que yo diga.— Digo con elegancia, haciendo que ambos chicos pongan los ojos en blanco.

—No  debí caer en esa misma trampa cuando me convenciste de venir.— Dice Jacob, y Cameron se tensa ante su comentario, pero le doy un apretón de mano para relajarlo.

—Bueno, pero te la has pasado genial, ¿o no?— Lo miro retadora.

—La verdad es que sí.— Suelta una pequeña risa al ver a Alice y Mike. —Yo los llevaré a sus casas, no se preocupen.

—¿Estás seguro?— Le pregunto a Jacob. —Podemos acompañarte si quieres.

—Está seguro.— Se apresura a decir Cameron, retando con la mirada a Jacob para que diga lo contrario. 

Le lanzo una mirada furiosa y la sonrisa de su rostro se borra en un instante, para comenzar a mirar al techo como si no hubiera dicho ni una palabra.

—De verdad, vayan. Los veo ahí.

Jacob se acerca a los chicos y éstos se aferran a sus hombros, uno de cada lado, riendo y diciendo cosas sin sentido.

—Será mejor que nos apresuremos.— Me susurra Cameron al oído, justo después de verlos salir por la puerta.

—Y, ¿por qué tiene tanta prisa usted, señor?— Lo miro divertida, con un tono de voz que cualquier actor mal pagado usaría.

—No es prisa, bella dama.— Me imita, haciéndome reír. —Es necesidad.

Comienza a deslizar su mano por mi espalda y yo me estremezco ante su contacto, de pronto, se me antoja estar en mi habitación ahora mismo. Nos subimos a mi auto, que es el que hemos traído y, como Cameron ha tomado un par de cervezas, yo conduzco, pero normalmente conduce él, ya que no me molesta en lo absoluto poder observarlo conducir con su mano en mi pierna, en vez de tener que ver el aburrido camino.

Al llegar a la casa, son las once de la noche, mañana es sábado, así que podemos dormir todo lo que se nos plazca. Nos vamos directo a la cocina y Cameron se prepara un sándwich. Está sentado en la isla y yo del otro lado de ésta.

—¿Quieres?— Me dice con los cachetes rellenos.

—Soy vegetariana, Cam.— Me río.

Me mira con el ceño fruncido, luego quita un pan y se devora las dos rebanas de jamón que ha puesto de un sólo bocado. Pone el pan de nuevo, dejando un sándwich sólo de queso, y me lo ofrece con una sonrisa de ardilla, gracias a sus cachetotes. Me río y le doy un bocado, rindiéndome.

Cuando termina, subimos a mi habitación y nos dejamos caer en la cama. Me estrecha contra sus brazos y yo me dejo asfixiar.

—¿Te divertiste hoy?— Pregunta.

—Me divertí más de lo que pensaba, eso seguro.— Río al acordarme a Alice y a Mike ligando con el mismo camarero.

Platicamos un rato, satisfacemos a nuestros cuerpos otro poco y, sin darnos cuenta, quedamos completamente dormidos, con nuestros cuerpos enredados.


La luz del sol me da directo al rostro y me despierta, se me ha olvidado cerrar las cortinas anoche. Abro los ojos completamente y noto que Cameron no está, pongo los ojos en blanco con una sonrisa al imaginármelo corriendo por las calles a esta hora de la mañana. Me levanto de la cama y cierro todas las cortinas, dejando la habitación a oscuras de nuevo, cuando me doy la vuelta para regresar a dormir, noto desde la distancia un papelito amarillo debajo de mi celular y el alma se me cae a los pies, se me sube las náuseas a la garganta y lo único que puedo pensar es que no es nada bueno.

Minuto A MinutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora