Prólogo: "Delirio Profético".

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Para Brenda De la Peña.

Por ser la mejor ilustradora.

***

Voces.

Era todo lo que escuchaba desde que el Domo cayó.

Unas voces lejanas en su cabeza que no se detenían en ningún momento.

Hablaban de día y gritaban de noche.

Su mano temblaba mientras sujetaba el lápiz. Se movía veloz mientras trazaba en una hoja. Era todo lo que hacía desde que las voces le hablaron; dibujar todo lo que ellas decían. Miles de palabras plasmadas en cientos de dibujos.

Dibujos terribles y escalofriantes.

La chica estaba sentada en el centro de un pequeño salón, rodeada de todas las proféticas imágenes. En un dibujo; el primero que hizo, se observaba a un par de chicos mutilados con los muñones ensangrentados. Enseguida, había un chico moreno atravesado diagonalmente, rodeado de sangre y sujetando con fuerza una rosa en la mano. Eran las muertes; todas y cada una de ellas.

Desde el primer día hasta ese momento.

También había dibujos en los que no se mostraba una muerte violenta directamente, si no que mostraban los diferentes escenarios que se habían creado bajo el Domo. Estaba el día de visita, con muchas figuras arremolinadas; el disturbio en el comedor; la batalla contra los Anarquistas, y uno de los más recientes: una horca de madera con tres personas sobre ella.

La chica había vivido estos últimos siete días en casi total aislamiento, no soportaba el ruido y las voces no paraban sin importar el lugar en el que estuviese.

Concluyó el dibujo que estaba haciendo y se levantó torpemente.

Caminó con lentitud hacia un pequeño espejo en el salón. La verdad ni siquiera recordaba la utilidad de esa aula antes de que cayera el Domo.

Tenía el cabello alborotado, enredado y totalmente descuidado. El maquillaje se corría bajo sus ojos y las ojeras eran dominantes. Sus carnosos labios estaban secos y su mirada estaba totalmente perdida.

Levantó el dibujo y se lo mostró al reflejo en el espejo, como si se tratase de dos personas diferentes.

La figura en el dibujo era totalmente familiar para ella, su largo cabello negro siempre fue el mejor y llevaba aproximadamente dos años peinándolo cuando la situación lo requería.

La persona en el dibujo se mostraba muerta. Y a pesar de estar viva realmente, no faltaba mucho tiempo para que eso cambiara. Un gran charco de sangre procedente del cuello la rodeaba, estaba tirada en el suelo de los cuartitos del pozo.

Y no era ningún accidente. Esa chica moriría asesinada.

La dibujante se cubrió la boca cuando comprendió su propio dibujo y ahogó un grito de terror.

Luego lloró desesperadamente.

Y después, Iracendy Rojo se limpió las lágrimas en sus mejillas y comenzó a reír frenéticamente.

-LeyDonovan.

INTRAESCOLAR II (Under The Dome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora