INTRAESCOLAR II (Under The Dome)

Capítulo 2: "Ruedan Cabezas" Parte 1.

Para Edgar Silva.

Por ponerle buen humor a los problemas.

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Era martes 6 de Junio.

El perímetro del Domo se encontraba atiborrado de chatarra metálica que el magnetismo había acumulado la noche anterior. La fuerza se había esfumado y todas las cosas estaban amontonadas sobre el suelo.

El exterior de la escuela seguía carbonizado; los tiznados escombros evidenciaban la antigua existencia de las edificaciones. Todo era negro y cenizo por fuera del Domo mientras que adentro los colores resplandecían con la futura llegada del verano.

Jonadan estaba sentado recargando su espalda en el Domo. Un contenedor de basura manchado de sangre estaba a su costado y una montañita de butacas luciendo enredadas se encontraba frente a él. Acurrucaba con sus brazos el cuerpo sin vida de Maralexia Hinojos. La chica tenía el rostro deshecho en una maraña de sangre.

Jonadan acarició su mejilla sin preocuparse por ensuciar sus manos.

La miraba con una calma siniestra. Los ojos de la fallecida estaban abiertos mostrando una mirada sin brillo.

-Lo siento -dijo Jonadan con voz queda. Cerró delicadamente los párpados de la chica-. Lo siento mucho.

*

Un grupo de Guardias destruía la horca de madera con rostros de alivio.

Diego Chacón golpeaba rítmicamente la base de su propia creación. Se alegró de que al final nadie fuese colgado.

César Quintana y David Loya reunían las maderas y los primos Fabián y Sammy Rivera las arrastraban rumbo a la cede de la Guardia para darles otra utilidad. Tal vez hacer los tendederos de ropa que el grupo de lavandería solicitó.

Mario, Silvia y Nayomi observaban todo desde muy cerca.

-Y pensar que ayer estuviste por morir ahí -dijo Silvia asombrada-. Es casi un milagro que te hayas salvado.

Mario sonrió tenso.

-No es algo que me gustaría repetir -confesó.

-¿De verdad Julio estaba por suicidarse? -preguntó Nayomi por sexta vez en el día-. No me lo imagino siquiera.

-Algo cambió en él cuando todos estaban inconscientes -respondió Mario-. Dijo que era lo que el Domo quería. No sé de qué manera se lo haya comunicado.

-No podemos fiarnos de él de todas maneras -replicó Nayomi. Su mano estaba entrelazada con la de Mario-. Las personas no cambian de la noche a la mañana.

Los tres vacilaron y observaron a dos chicas acercarse.

-Hola chicos -saludó Michel entusiasmada. Rabadán caminaba a su lado con rostro serio.

Los tres saludaron evitando a la chica de cabello corto. Aun no olvidaban que Victoria Rabadán fue una de las personas que voto a favor de la ejecución.

-Ayer no tuve la oportunidad de ver la maquina funcionar -dijo Michel a Mario-. Pero estoy muy feliz de que haya funcionado. Solicité que no la desmantelaran por si las pulsaciones del Domo vuelven.

-¿Crees que eso fue lo que las detuvo? -cuestionó Silvia antes de que Mario respondiera.

Michel la miró con extrañeza.

-Por supuesto -respondió-. La ciencia nos salvó anoche.

-¿Qué otra cosa pudo haber sido? -preguntó Rabadán con curiosidad.