Capitulo 6

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   —No...no... ¡No! ¡No quiero más! ¡No más!—una mujer de pelo azul esponjoso tapado con el sombrero deformado se movía de un lado a otro tratando de soltarse.

   —¡Cálmate! ¡Necesitamos que hagas esto! ¿No entiendes? ¡Esto es una emergencia!—un hombre de largo cabello negro y armadura trataba de calmarla. Los demás solo podían verlo desde lejos.

   —Es por el bien de la humanidad, de los dioses.

   La mujer llena de lágrimas solo movía la cabeza de un lado a otro.

   —No... no más muerte... cuantas almas... esas bestias...ya no quiero ver más...

   —¡Que no entiendes que nos acaban de declarar la guerra! ¡Tenemos que encontrar al cardenal que desapareció! ¡Necesitamos la información más que nunca!

   La mujer seguía llorando con todas sus fuerzas.

    —¡Tenemos que encontrar al Cardinal!—el seguía moviéndola de un lado a otro. —¡El nunca salió del país! ¡No puede se una coincidencia!

   —Tampoco nos podemos arriesgar a que una escritura salga a buscarlo. Ya hemos perdido la escritura luz solar, no podemos perder otra—, la segunda silla habló.—También perdimos contacto de cada uno de nuestros espías en el país Hechicero. Creemos que ya sabían sus identidades desde el principio.

   —¡Han estado jugando con nosotros!—la décima silla golpeó la pared con toda su fuerza. —¡si hubiéramos intervenido antes...!

   —Nos hubieran acabado desde es principio y la humanidad ya hubiera caído—, el líder lo interrumpió mientras seguía apretando los hombros de la chica.           —Somos lo único que se interpone entre la gente y la perdición. No podemos perder.

   —¡Y aún así estamos perdiendo!—la tercera silla de quejo. —No se que estas haciendo los de arriba, pero el cardinal de la oscuridad ya ha perdido. ¡Si no hacemos algo ahora ellos tomarán la delantera!

   —¿Quieres que simplemente terminemos una guerra que a durando 100 años y luego rápidamente entrar a otra?—la séptima silla movió sus lentes. —Les recuerdo que ya estamos en otra guerra. No creo que sea inteligente luchando en dos frentes al mismo tiempo—. Ella se paró y puso su hombro sobre el capitán. —A este punto es obvio que se trata de jugadores. Los dragon lords intervendrán.

   —¡Sí!—la cuarta silla de levantó y acercó las brazos a su pecho con una cara de esperanza. —¡Tenemos a las otras naciones de nuestro lado! ¡No estamos solos! ¡Los dioses nos ayudaran!

   La doceava silla de rio.

   —¡Esos traidores ya se han rendido a su poder! ¡No nos ayudarían en nada!
Los miembros de la escritura comenzaron a pelear y a gritarse entre ellos.

   —¡Cállense!—el capitán de la escritura les grito a todos y volvió s ver a la onceava silla. —¡Tienes que decirme que fue lo que viste!

   —No fue como la otra vez...—comenzó. —No trataban de ocultarse, ellos están muchos monstruos de especies que nunca había visto... entre sus sirvientes estaba ella... ella...

   —¿¡Quien?!

   —La vampiro... ella... ella los servía...

  —¿¡Se mueve?! ¿¡Cómo es posible?! ¡Ella estaba al efecto de los regalos de los dioses! ¡Momon ya la había derrotado!

    —Su poder... su maldad... ¡era demasiado!—comenzó a gritar desconsolada.

   El Capitan solo la podía ver con una mirada angustiada.

Memorias del rey hechiceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora