Capitulo 20

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El jardín era precioso. La hojas de los arbustos eran de un verde vivo. Flores de todos los colores y formas decoraban la sala. Las paredes y candelabros era de un cristal perfecto. Los candelabros estaban decorados de flores, y de ahí colgaban lianas. No había ruido, era muy tranquilo y pacífico. Las flores eran extravagante. Con solo mirarlas, uno pensaría que estaba viendo una pintura híper realista. Pero todas eran de verdad, llenas de vida.

En el centro de este majestuoso jardín, había una pequeña mesa circular con una pierna. La mesa estaba hecha para una sola persona.
Junto a esta, se encontraba un monstruo gigantesco de verde con ropas blancas. Este estaba sentado en una hermosa silla que también estaba hecho de un cristal precioso.

Este se encontraba leyendo un pequeño libro de una portada sencilla, pero este tenía un marco de oro en su portada. Punitto Moe apoyaba sus brazos sobre esta mesa mientras leía este libro. Sus dedos que precian estar hechos de oro movía con cuidado las páginas para no romperlas.

Dió un suspiro cansado. El libro no era muy interesante. Lo cerró y lo dejó sobre la mesa. Pasó su vista por todo el jardín para observar la majestuosidad y belleza de este. En el fondo, estaba orgulloso al principio de lo que había hecho para su cuarto. Estaba basado en los jardines colgantes de Babilonia, claro, en pequeña escala. Aunque le gustaría re acomodar las flores por colores. Las flores, aunque eran hermosas, se veían completamente desordenadas si solo estaban mezcladas entre ellas.

—Sirvienta—, llamó a la chica con traje de maid  que se encontraba a su lado.  Esta se inclinó y se acercó para servirle. —Vamos a remodelar el jardín. Esta locura de colores me está molestando.

—Entendido, Punitto Moe-sama. Llamaré a alguien para que se encargue del jardín de inmediato.

Esta se fue y comenzó con su pedido. El
Death Vine dió otro suspiro cansado. Creía que se había acostumbrado demasiado rápido a esto. Volteó a ver de nuevo su jardín. Este era uno de los mejores lugares para venir a despejar la mente. Para no tener que pensar en los problemas un rato. Los demás estaban muy angustiados por lo del World Enemy. Tampoco podía culparlos.
Tabula ya se estaba encargando de ver que hacer con la sombra. Demiurge había propuesto una fuerte interrogación y tortura, pero resultó que la sombra era tan débil que si recibía un golpe, se desvanecería.

Pero ahora tenía otro problema el cual quería pensar. Sacó una hoja de papel y con una pluma empezó a escribir. Mientras redactaba todos los datos que sabía, se detuvo un momento. A un lado del jardín se encontraba otra silla que hacía juego con la mesa. Esta silla se encontraba alejada de él. Punitto la había quitado por que le estorbaba. Pero ahora no estaba muy seguro. La mesa que había construido resultó que no era para una persona.

Viendo sus notas que había hecho cuando planeaba en como llenar su habitación, había leído que la mesa había sido construida para una tarde con té y bocadillos con alguien más. Nunca mencionó el nombre. Al principio creyó que simplemente no tenía alguien en mente o que no lo había especificado.

Pero ahora ya no estaba seguro.

Lo escribió en la hoja de papel. Todos los datos en Nazarick que tenían muchas incongruencias. Todo lo que no tenía sentido. Su investigación lo había llegado a un punto sin salida, pero la hipótesis era obvia.

"Momonga" escribió en la hoja.

¿Quién era este individuo? ¿Cuál era su rol? Pero en su mente solo tenía una pregunta verdaderamente importante. ¿Qué clase de relación tenía con él?

Memorias del rey hechiceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora