Capitulo 23

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—Despiértense—, Momonga llamó a sus compañeros de viaje que dormían pacíficamente. Estos abrieron sus ojos confundidos. —Tenemos que irnos, ahora.

—¿Qué...? ¿Por qué?—A Tizo y a Dilt les daba trabajo despertarse, mientras Momonga se apresuró a ayudar a Jorta a guardar todas sus cosas.

—Nos están siguiendo—, esto confundió a los insectos, pero el viejo pescador entendió perfectamente a lo que se refería. Este uso su fuerza para pararse y guardar sus cosas más rápido posible.

Los insectos, aunque confundidos, hicieron lo mismo. Una vez empacado todo, cotizaren a adentrase más profundo en el bosque. Debido a que Jorta no podía correr muy bien, Dilt cargó el cuerpo del anciano como si no fuera otra bolsa de papel.

—Tizo—, el esqueleto llamó al pequeño insecto mientras corrían. —¿Dónde sería un buen lugar para escondernos?

—¿Pero escondernos de que?—dijo Tizo molesto y desesperado por saber lo que pasaba.

Momonga con su fuerza, tomó el pequeño cuerpo del insecto con una mano y lo volteó para que viera hacía la playa. Este pudo a través de los árboles el barco de un enorme tamaño, de un color de madera oscuro y decoraciones doradas. En la punta tenía un símbolo extraño, era como una flecha con círculos alrededor que parecía estar hecha de oro. Era una nave que nunca había visto en su vida entera. Y según el esqueleto, los estaban siguiendo.

—¿¡Qué rayos!?—Tizo se sorprendió de ver la nave de enorme tamaño que no se encontraba ahí ayer. —¿Quienes son? ¿Por que nos persiguen?—gritó que Momonga aún sostenía su cabeza con su mano.

—Te lo explicó luego—, le dijo. —Por ahora solo dime donde es el lugar más seguro del bosque. Un lugar donde nos podamos esconder.

—Uhh...—Tizo trató de pensar. —¿Qué tan poderosos son?

—Son los más poderosos que conozco—, dijo sin ninguna duda.

Esto puso alerta a tanto Tizo como Dilt, pero Jorta no parecía tener mucho sorpresa en eso. El ya sabía de antemano que ella nación de Ainz Ooal Gown, ya sea imperio o reino Hechicero, era la fuerza más temida del mundo.

—¿Talvez autome?—trató de decidirse. —¿O si es muy serio vamos directo al templo de Elba?

—¿Dónde queda eso?—preguntó Momonga que estaba cansado de correr sin ninguna idea para dónde iba.

—¡Vamos a la fortaleza en autome!—Tizo por fin se decidió. —¡Gira a la derecha! ¡Está el norte de aestas! ¡Digo, de aquí!

El esqueleto le hizo caso a la dirección y giró a la derecha. Puso al pequeño insecto sobre sus hombros y siguió andando, con Dilt atrás de ellos cargando al pescador. Después de unas horas corriendo, llegaron donde se encontraba una enorme pared de madera. Era como tres vecesas grandes de las que estaban en villa Carne. Pero estas tenían refuerzos de hierro y estaba rodeada por los árboles.
Las torres de vigía que lo rodeaban estaban afuera de esta. Llegaban hasta la copa de los árboles. A primera vista, un no los vería.

Cuando llegaron a la puerta, una caricatura de piel como un árbol los vio correr. Este era un Treant, un hombre-árbol.

—¡Oye, amigo! ¡Abre la puerta!—le gritó Tizo desde lejos. Este árbol se vio preocupado por lo que pasaba, y extendió su brazo a un enrome tronco que levantó la puerta.

Cuando por fin llegaron, el árbol cerró la puerta dejando su brazo del mismo tamaño que estaba antes. Los dos pararon. Dolor bajo al anciano con cuidado mientras respiraba cansado. Tizo sacó una botella de agua y se la dio a su hermano.

Memorias del rey hechiceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora