Capitulo 36

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   Nazarick noveno piso, bar. Antes de la salida de conquista del reino elfo.

   —Bienvenidos sean, Aura-sama, Mare-sama—, el Sous-chef dio una pequeña reverencia. —¿Qué les sirvo?

   Todos los guardianes se habían juntado en Nazarick para hablar sobre los movimientos de los supremos. El lugar que habían elegido era el bar, donde podían hablar cómodamente. El sois-chef había preparado una gran recepción para los guardianes. Hasta los que no acostumbraban a salir habían pasado un momento fuera de sus puestos para esta reunión. Principalmente por que querían escuchar el plan de Albedo y Demiurge.

   —¡Ir emajed! ¡Rovaf rop!—Victim trataba desesperadamente escapar del furioso abrazo de CZ, quien lo seguía con una pequeña sonrisa.

   Eclair ya se había escondido detrás de Yuri. Esta, trataba de controlar a las demás. Mientras que CZ perseguía a todo lo lindo y tierno, Solution se acababa enormes cantidades de vino con Lupusregina, quien causaba un desastre en la mesa. Naberal estaba leyendo en la esquina, y Entoma salpicaba baba mientras estrellaba sus dientes en el cuerpo de una cucaracha.

   Para los guardianes era igual. Shalltear estaba discutiendo algo con Aura quien estaba respondiéndole mientras tomaba su leche con chocolate. Mare estaba tratando de detenerlas, pero solo era ignorado. Sebas y Demiurge parecían estar en medio de un debate con una fuerte aura pesada. Cocytus disfrutaba contándole al Sous-chef todo lo que había visto en otro continente, mientras que los demás reunidos escuchaban sus relatos. Entre ellos estaba Albedo, Nigredo, Rubedo, juntas en una esquina. Mientras Rubedo observaba las burbujas de una bebida, Nigredo la miraba de mala cara. Albedo solo escuchaba atenta los relatos de Cocytus.

   —Ah—, Albedo se dio cuenta de que había llegado un nuevo invitado. —Aureole Omega—, saludó a la humana.

   —¡Aureole!—Las Pleiades dejaron de hacer sus actividades y se pararon para saludar a su hermana menor.

   Esto dejó en descubierto a Eclair que rápidamente se escondió debajo de una silla.

   —Siempre es una alegría verla, woof—. Pestonya dió una pequeña reverencia.

   —Creo que es la primera vez que te conozco, tesoro—. Saludo con un guiño Neuorinost.

   —Un gusto también—, le devolvió una sonrisa.

   —Bienvenida—, saludó Demiurge con un elegante saludo. —Es un gusto por fin conocer a la única excepción en el mundo.

   —¿Una excepción?—preguntó confundida.

   —Humanos—, se acercó Albedo a contestarle la pregunta.

   —Ah, ya veo—. Aureole mostró una cara de entendimiento. —Es un honor por fin conocerlo también.

   —Por favor—, dijo Sebastián con una sonrisa amigable. —Siéntase donde quiera.

   —Muchas gracias, Sebas-sama.

   —Es una pena que no pueda conocer a ese Gargantua—, dijo Neuronist. —Incluso los otros cuatro les hubiera encantado conocerlo.

   —Sería así, pero...—Pulcinella dijo moviendo sus brazos. —¡No cabría por la puerta!

   Los demás se rieron al chiste del payaso de Nazarick.

   —Escuché de Tabula-sama—, dijo Nigredo. —Que estaban pensando en reactivar a Asura.

   —¿Asura?—preguntó Grant sorprendida desde otra mesa. —Me pregunto cómo será.

   —Escuché que era como una gigante estatua— dijo Kyouhukou que estaba al lado de Cocytus. —Entoma, le apreciaría mucho que me dejara de mirar así...—le dijo a la carnívora que lo veía con ojos de brillos después de terminar al último insecto.

Memorias del rey hechiceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora