Capitulo 34

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   —¿Es AqUi?—, la gigante criatura ahora oculta por una enemies tela le preguntó a su nueva compañera.

   Se encontraban en una carreta de camino al país al sur de la Teocracia. La nación de los elfos.

   —Recuerda el trato—, dijo Zesshi quien estaba aún oculta bajo la túnica de la Teocracia. —Tú te lo puedes comer, pero yo lo mato.

   —Si... Si—, la world enemy ya estaba cansada de tener que repetir el trato una y otra vez.

   —Y luego me dices dónde están esos seres poderosos que me prometiste.

   —Ya Te DiJe QuE sI...—la world enemy ya estaba la suficientemente irritada.

   Zesshi solo volteó a otro lado perdiendo el interés de la conversación y End sonrió bajo la túnica.

  'Igual te voy a comer después de que los mates por mi...'

  El humano que conducía la carroza estaba temblando, y el burrito que la empujaba estaba temblando por el cansancio.

   —¡Oye por que estas yendo tan lento!—le regaño la chica semi-humana. —¿Siquiera estamos cerca de llegar a la frontera?

  El pobre hombre de unos 25 años de edad que había sido amenazado por dos horripilantes criaturas y una de ellas era una desgraciada elfo,se habían atrevido a atacar a uno de los bendecidos de los dioses, obligándolo a llevarlas a territorio enemigo. Obviamente intentó escapar, pero la elfa traidora le había roto los huesos de la piernas. Ahora solo podría orar piedad por su burrito. Estaba claro que una vez que entrara al territorio de los elfos, lo matarían si es que esas dos cosas no lo hacían primero.

  —L-lo lamentó mucho...—dijo el hombre tratando de reprimir el dolor de sus piernas rotas. —N-no podremos resistir mucho más... el burro no a comido...

   —¡Uhg!—se quejó Zesshi. —¡Que débil e inútil! ¡Solo pide que traigan la comida!

  Tanto como End como el hombre voltearon a ver incrédulos a la chica.

  —Se NoTa QuE nUnCa SaLiStE dE tU jAuLa...

   —¿¡Eso que quiere decir!?—Zesshi volteó a ver con aura asesina a su compañera.

   El hombre solo dio un suspiro cansado. Como su burro, estaba perdiendo cada vez más energía...

   Cuando finalmente llegaron, antes de que pudiéramos hacer algo, una flecha atravesó el pecho de conductor.

   —Ah, EsO fUe RaPiDó...

   Elfos saltaron desde la muraya y rodearon la carroza. Un elfo tomó al pobre burrito y se lo llevó dentro de la fortaleza. Iban a disparar nuevamente al carruaje pero Zesshi salió de este y bajo su capucha. Los demás elfos solo se sorprendieron a ver a Zesshi.

   —¿Quién.. eres tú?

   —Zesshi, Zesshi Zetsumei—dijo con una sonrisa, pero con voz y ojos desinteresados. —Díganle a ese patan que se hace llamar Rey que su hija favorita vino a visitarlo. Y que vino a terminar cosas pendientes.

  Los elfos solo pudieron observar con miedo a ese ser tan extraño con esa petición tan loca, mientras que End estaba disfrutando del cuerpo de aquel humano.

Dentro del palacio de los elfos

Ethicar oyó como la voz de otra chica se fue apagando poco a poco. Pero eso tampoco le molestó, ya que los gritos de una mujer adulta fueron rápidamente remplazados por el de un pequeño bebé. El mago fue a rápidamente a comprobar el estado de la chica, pero ya estaba fría e inmóvil.
El hombre vestido de grandes, lujosas ropas y una enorme corona sobre su cabeza cargó al bebé del cuello con una mano y lo levantó frente del mago.

Memorias del rey hechiceroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora