[🥀] Observando. 1/2
Omnisciente
Ahí se hallaba el pelinegro, que acariciaba al animal que había entre sus brazos mientras engullía las galletas que la chica, de forma generosa y muy inesperada, dejaba en su jardín.
— Oh mira... es ella. — una sonrisa tierna se formó en su rostro y bajó con cuidado a la criatura para poder verla mejor desde la ventana. Era ___ con otro paquete de las deliciosas galletas que solía llevar; al ver aquel paquete sus ojos se iluminaron, pero su rostro se llenó de confusión cuando vio que la chica comenzó a hacer ruiditos extraños mientras miraba al suelo, como si estuviese buscando algo.
«Hmm... ¿Qué estará haciendo...?» se preguntó el chico en sus interiores, entonces, poco después, sus ojos se abrieron como platos al ver a su animalito acercándose a la joven cautelosamente.
«¡No! ¡Yeontan, vuelve!» habló de nuevo en sus interiores, como si le estuviese hablando telepáticamente al perro. Al parecer aquello no funcionó, pues Yeontan ni siquiera se inmutó y ya era demasiado tarde; ___ lo había visto y él no podía hacer nada para impedirlo. De todas formas se preocupó poco, porque nada podría salir mal, así que decidió que se quedaría oculto en su lugar mientras observaba la escena con curiosidad y atención.
De su boca se escapó una breve carcajada silenciosa cuando vio que ella le ofreció una galleta a Yeontan pero este no la aceptó, más bien, la ignoró por completo; «Jeje, Yeontan odia esas galletas pero yo las amo» pensó, graciosamente.
Pasados unos pocos minutos después, ___ finalmente se fue. Él comprobó que realmente salió por el portal y que no se hubiese olvidado nada, y al ver que todo estaba en orden bajó rápidamente procurando no resbalarse o tropezarse. Después, agarró el paquete abierto de las galletas y lo abrazó sonriente mientras celebraba en sus interiores, posteriormente entró de nuevo para comerse sus galletas -que ahora eran sus favoritas y las disfrutaba mucho, según él-.
Siempre que se acababa sus galletas guardaba el empaquetado en una pequeña caja, ya que lo consideraba como un bonito regalo de parte de la chica a pesar de que ella no supiese nada de él, ni de su existencia, o bueno.
Aún no estaba preparado.
Él la esperaba siempre, por lo tanto, también la veía; cuando llegaba al mediodía o por las mañanas cuando ella salía de su casa para dirigirse a la escuela. Y también, obviamente, cuando ella se encontraba en su jardín.
Estar encerrado era algo muy aburrido a pesar de tener un acompañante y amigo como Yeontan, que venía de vez en cuando para quedarse unos minutos y después irse.
Como todos los días, esperó a que la joven saliese de su casa. Ella salió con cinco chicos desconocidos, sabía que de entre los seis chicos que veía en total uno de ellos era su hermano. Observó con cuidado desde su ventana, contemplando cada paso que daban hasta que los perdió de vista. Bajó las escaleras para ir al jardín.
Una sonrisa se formó de nuevo en su rostro al darse cuenta del gran cambio que veía; desde que la chica comenzó a cuidar del jardín él también puso un poco de esfuerzo y la ayudaba desde las sombras, podando los rosales, pero al parecer ella no se había dado cuenta de que tenía un ayudante secreto.
Unos minutos más tarde, logró distinguir en la distancia unos potentes llantos que se acercaban cada vez más, así que corrió hacia a la puerta trasera y entró cerrándola con la respiración algo agitada.
«Un poco más y te ve... tienes que ser más cuidadoso.» se regañó a él mismo y subió las escaleras para ir a la ventana. Al llegar se inclinó un poco y con algo de dificultad logró verla llorando en la hierba. Estaba tan concentrada que no se dio cuenta de las tijeras para podar que yacían en el césped, después, él se percató de otra cosa; «... No trae galletas» hizo un puchero y al darse cuenta de lo que dijo sacudió su cabeza para quitarse ese pensamiento tan egoísta.
Volvió a mirar a la chica, que tenía los ojos rojos e hinchados y no detuvo su llanto en ningún momento. El chico sintió una opresión en el pecho al ver que sus lloros no cesaban y él se quedó en todo momento apartado, mirándola con atención y sin mover ni un músculo.
«Perdóname... pero si te ayudo yo a ti, tú ya no me ayudarás más.»
Se alejó de la ventana a causa de la tristeza y la furia que sentía por no poder hacer nada, se negaba a seguir viendo esa imagen. Él nunca quiso la tristeza para las personas de su alrededor; a pesar de haber recibido tanto dolor nunca quiso que alguien que no fuese él experimentase lo que significa estar en soledad absoluta.
Hizo un intento de distraerse leyendo un viejo libro que quedó abandonado en su gran estantería, como muchos otros que nadie leyó y que nadie leerá. Pasaron unas horas cuando notó que los llantos de la chica se esfumaron por completo, ni siquiera se escuchaban sollozos. Ahí finalmente se preguntó qué le podría haber pasado a ella, qué o quién era el causante de aquel desconsuelo, pero como no tenía idea alguna no sabía en qué pensar exactamente.
Al volver a dirigir su mirada hacia donde estaba ___ esta ya no se encontraba ahí, así que miró la calle y vio que ella se estaba escapando de su casa, frunció el entrecejo.
«Ojalá no le pase nada a esta niña...» negó con la cabeza y se quedó al lado de la ventana, mirando con atención mientras esperaba la vuelta de ___. No podría estar completamente tranquilo hasta que ella estuviese a salvo, dentro de su casa.
Aproximadamente una hora después de aburrimiento absoluto el chico suspiró con alivio al ver que ___ ya estaba de vuelta, pero su expresión cambió al ver que ella no estaba sola, sino acompañada de un chico.
«¿Quién es él? Hmm... ¿de qué estarán hablando?» analizó con la mirada al chico bajito y sonriente al lado de ___, sin darse cuenta terminó fulminándolo con la mirada. Después dirigió su mirada a la habitación de ___, esperando a que esta entrase mientras ajustaba la cortina. Vio que ella cerró de un portazo y, al fijarse mejor, también vio que estaba llorando de nuevo. Sintió aquella presión en su pecho, a causa de la culpabilidad, e hizo una mueca triste mientras contemplaba todo desde su ventana con la cortina entrecerrada.
Cerró su cortina de nuevo al perder de vista a ___, después, se apoyó en la pared y se deslizó lentamente hasta alcanzar el suelo. Se quitó el objeto que cubría toda su cara y acarició la piel de su rostro, sintiendo cada facción de este en las yemas de sus dedos. Sonrió.
«Es culpa tuya y por eso estás solo. No puedes ayudar a nadie, sólo te pueden ayudar a ti, pero...
¿Quién querría ayudar a un monstruo como yo?».
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- R.
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your shadow † kth [editando]
FanficDe nuevo se abrió la cortina de la misma ventana. Oh, pero esta vez había algo diferente... ¿Una silueta humana? Imposible, cosas de mi estúpida imaginación. Se supone que esa casa está abandonada. ◇◆◇ ༄ completada/2da temporada disponible. ༄ lengu...