『41: máscara』

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» La máscara de V.

— ¡Mamá! Me ayudas a/ — la madre interrumpió al chico que ni tan solo logró acabar su frase sin que su madre le evitase por milésima vez en todo el día

— Pídele a Kyungmi. — se retiró de la habitación dejándolo completamente solo, el chiquillo suspiró e intentó levantarse por su cuenta con dificultad, las muletas estaban al otro lado de la habitación así que se arrastró intentando llegar a ésta. La puerta se abrió de par en par haciendo que el niño se girase sobresaltado a ver quién era

— Kyungmi... ¿Me ayudas? — dijo poniendo una sonrisa cuadrada e inocente

— ¿Qué has hecho para estar así? — él se encogió de hombros aún yaciente en el suelo, Kyungmi posó el brazo del joven en sus hombros, lo levantó del suelo y lo acostó en su cómoda cama

— ¿Mamá ya no me quiere? — preguntó con la mirada cabizbaja, reteniendo sus lágrimas

— Sí que te quiere, sabes que a veces se enfurece y no sabe lo que hace... — la señora acarició el cabello pelinegro y sonrió cálidamente, él ladeó la cabeza algo confuso por la situación.

Su madre empezó a comportarse extraño desde que despertó, muchas cosas habían cambiado desde ése entonces. Conoció a la agradable Kyungmi y le cayó bien desde el primer instante.

Según los médicos el pequeño podría caminar en poco tiempo, tendría que hacer terapias, las cuales le ayudarían. Pero él ya se estaba impacientando.

— Ya hace mucho que no puedo caminar... — dijo el pequeño con la cabeza gacha

— V, recuerda que solo han pasado unos cuatro meses... Es normal. — el chico asintió sin decir nada más 

—  ¡Pero quiero caminar! Quiero correr, saltar, jugar con Kyungmi... — habló mientras contaba con sus dedos berrincheando

— Harás todo eso cuando estés bien. — el chiquillo frunció el ceño y se encogió sobre él mismo

— Me duele la cabeza. — contestó mientras se estiraba en su cama

— ¿Tomaste tus medicamentos? — el chico asintió frenéticamente — No hagas mucho esfuerzo en recordar ¿De acuerdo? Ya no importa. — sonrió de nuevo y él asintió de nuevo lentamente

— ¿Por qué no puedo "recordar"? — preguntó curioso mientras se sentaba mirando en dirección a la ventana

— Hmm... — pensó qué responder — Ya sabrás, de momento no te centres en eso y recupérate... 

— De acuerdo... Gracias por cuidarme a pesar de que nos conozcamos de hace poco. — el chico sonrió enormemente, lo que ella correspondió con una triste sonrisa.

Alguien carraspeó detrás de ellos, era la madre del chiquillo, por lo que Kyungmi se reverenció retirándose de la habitación

— Mi pequeño, tengo algo para ti... — acarició el sedoso cabello de su hijo y le entregó una pequeña caja de color blanco, él abrió los ojos de sorpresa y una sonrisa de oreja a oreja apareció en su iluminado rostro 

— ¿Para mí...? — la señora asintió sonriente y el chico aceptó la caja, después la abrió y su semblante cambió a uno confuso — ¿...Una máscara?

— No es una máscara cualquiera, vas a cuidarla con tu vida ¿Sí? — el chico asintió algo desorientado y se probó la gran máscara que se le resbalaba 

— ¿Por qué tengo que llevarla? — preguntó con la máscara ya puesta

— No quiero que la gente se burle de mi pequeño... — habló con la misma suavidad de siempre

— Pero yo/

— ¡Pero tú nada! ¿Entiendes? La llevarás quieras no. — gritó ésta mientras tiraba al suelo un caro jarrón que había en la mesilla. Él estaba confuso, no se contuvo y soltó las lágrimas que retuvo por las últimas semanas

— Mamá... 

— ¡No! ¡Todo esto es culpa tuya! No te mereces ser parte de la familia Kim... — sin decir nada más, salió soltando humo por las orejas danto un fuerte portazo que retumbó por todo el lugar

— ¿C-Culpa...mía? — el chico sollozó mientras se quitaba la extraña máscara que le dio su madre anteriormente.

La observó detenidamente, se limpió las lágrimas con la sábana y volvió a colocarse el incómodo objeto. Intentó recordar lo que pasó meses atrás, cerró sus ojos desesperado ignorando lo que le habían dicho,

"No intentes recordar."

Pero él no lo lograba nunca, ya que siempre le daba un gran mareo o punzadas muy fuertes en la cabeza, así que se volvió a rendir.

Los siguientes días se la pasó sentado en la cama, con la máscara puesta. Su madre no había ido a verle en aquéllos días y aquello lo desilusionaba a pesar de tener a Kyungmi de su lado. 

Sentía que su madre ya no lo amaba.

Ese día fue distinto, su madre lo visitó en la aburrida habitación. La recibió con una gran sonrisa olvidando lo que pasó días atrás.

— ¿Cómo has estado? — preguntó sin ganas mientras se adentraba en la habitación con una mueca de disgusto

— Mamá, llámame T/

— No. No te mereces ese nombre tan perfecto.  soltó sin importarle cuán podrían herirle esas palabras a su propio hijo, cuando vio que éste no respondió bufó y se acercó a él para poner ambas de sus manos en los hombros del enmascarado y sonrió cariñosamente

— No me quieres ya... ¿Verdad? — murmuró e chiquillo a penas entendible

— Sí que te quiero... Pero sabes que si mamá te dice algo es por tu bien ¿Cierto? — el niño asintió algo indeciso — Bien. — se alejó y volvió a salir de la habitación.

La dualidad de su madre lo dejaba con los sentimientos revueltos, pero sentía que ella tenía razón.

Al fin y al cabo, todas las madres quieren lo mejor para sus hijos.

¿No es así?

Él pensaba que estaba en lo correcto, por lo que obedeció a lo que su madre le dijo sin rechistar.

"No me merezco tener nombre, no me merezco tener nombre..." repetía en sus interiores siempre que se lo podía permitir.

— ¡Kyungmi! ¿Te puedo hacer una pregunta? — la mujer se giró dejando a un lado el jarrón de tulipanes

— Claro... Dime.

— ¿Te doy miedo? — preguntó mientras dibujaba pacíficamente en la encimera de la cocina

— Por supuesto que no ¿Por qué piensas eso? 

— Un pajarito me ha dicho que soy un monstruo y pensé que era porque doy miedo... ¿Entonces por qué dice que soy un monstruo? — Kyungmi sabía de quién estaba hablando el chiquillo, y no era precisamente de un pajarito.

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- R.





your shadow † kth [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora