『22』

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— No te vayas, por favor... — una voz profunda se hizo presente y me palidecí por completo

— ¿Q-Quién eres? — vi cómo se levantaba lentamente y bajaba la cabeza, pero no contestó a mi pregunta

— ¿Vives a-aquí? — éste asintió sin girarse y me acerqué con inseguridad hacia él, le toqué el hombro, se giró y me estremecí al ver que una máscara cubría su rostro por completo, tan solo se veían sus ojos marrones penetrantes.

Me tomó de la muñeca con un poco de fuerza sin lastimarme y me miró a los ojos fijamente.

Llevó mi mano a su máscara e hizo que la acariciase con la yema de mis dedos, vi cómo sus ojos se cerraban con el contacto. Todavía no sabía qué hacer, si huir o gritar o algo. Soltó mi mano y se sentó en el suelo cabizbajo. Me senté con desconfianza a delante de él

— Tú... ¿Tú trajiste esas rosas? — pregunté mirando sus manos venosas con pequeños cortes, levantó la cabeza y asintió apenado

— Gracias. — le sonreí y vi cómo se cerraban sus ojos, estaba sonriendo

— ¿Por qué llevas una máscara? — al preguntarle eso no se movió

— Podrías... ¿Quitártela un momento? — le observé con atención

— No. — respondió levantándose con un tono decidido, me levanté y le seguí, se dirigió al jardín y observé cada movimiento que éste hacía. Se quedó frente a un rosal y lo observó por unos segundos , después dirigió su mano a una rosa intentando arrancarla

— Ten cuidado, te puedes clavar las espinas. — sin importar lo que le dije arrancó la rosa con algunas espinas incrustándose en su piel y me la ofreció, me quedé sin palabras al ver que no se quejaba mientras la sangre brotaba de sus dedos

— No me importa. — tendió la rosa hacia mi y la agarré con cuidado de no pincharme

— ¿No te duele? — pregunté señalando su mano

— Ya me he acostumbrado. — ¿Acostumbrado? , sonrió al ver mi cara de confusión y volvió a caminar hacia la casa. Encendió una radio que tenía en la sala y se sentó en el sofá que tenía, me senté en un sillón y le observé ¿Quién es este hombre?

"... Los señores Kim han revelado una grabación donde se puede reconocer la voz del desaparecido, Kim Taehyung de actualmente veinticuatro años, para ayudar en su búsqueda, a/"

No pude acabar de escuchar ya que el chico extraño apagó la radio y se reincorporó en el sofá de nuevo

— ¿Cómo te llamas? — pregunté esperando su respuesta, no contestó, ni se movió un poquito

— Yo me llamo ___.

— Lo sé. — me miró y volvió a sonreír

— ¿Y por qué tú no me dices tu nombre? — insistí

— Porque alguien como yo no se merece tener nombre. — contestó como si nada, le miré un poco perpleja, decidí dejar de insistir y cambié de tema algo confundida. Recordé que había estado en su jardín las últimas dos semanas y tal vez a él le hubiese molestado

— Oye... ¿Tú me viste en tu jardín? — pregunté con un leve sonrojo

— Sí. — contestó y una carcajada salió de su boca 

— Así que tú has sido el que se reía todo el tiempo tras mi, ¿No es así? — pregunté avergonzada

— Así es. Me pareces graciosa, lo siento por lo de los aspersores. — volvió a reír, esta vez un poco más audible, abrí los ojos y me hice la ofendida

— ¡Fuiste tú! — grité entre risas, él volvió a reír y se acomodó la máscara. Su cabello era un poco largo, pero no mucho, también se veía que era alto, o eso o yo soy muy bajita.

El ambiente se puso un poco incómodo ya que ninguno de los dos decía nada, él sólo miraba sus manos y yo analizaba con mi mirada la casa

— ¿Desde cuando vives aquí? — hizo un gesto como si estuviese pensando

— Cuatro años... — contestó no muy convencido

— ¿Desde que tenías cuatro años? — negó

— Desde... ¿Hace cuatro años? — asintió y me miró de nuevo, con una mirada triste

— ¿Estás bien? — pregunté algo preocupada, me miró y asintió varias veces, su mirada cambió a una alegre, le sonreí. 

Al parecer él no hablaba mucho, ya que a penas me miraba y yo intentaba establecer cualquier tema de conversación, pero él contestaba con palabras o solo con gestos. 

— Uhm, creo que debería irme, es un poco tarde. — puse una excusa, necesitaba irme y pensar. Levantó su mirada y me miró algo asustado?,  se levantó de la silla con rapidez y me acompañó hasta la puerta

— ¡Adiós! Supongo... — sonreí nerviosa y me giré para irme, pero antes de que saliese por completo de su casa me tomó del brazo delicadamente, le miré y éste volvía a estar cabizbajo

¿Volverás...? — murmuró

— Sí, volveré mañana ¿De acuerdo? — respondí no muy convencida. Al decir estas palabras volvió a levantar su cabeza y me soltó, se despidió con la mano para después cerrar la puerta. 

Al llegar a casa corrí a mi habitación y me estiré en la cama

— ¿Pero que mierdas ha sido eso? — musité, en realidad no estaba molesta, pero en realidad estaba bastante asustada. No se veía como un tipo malo, pero la máscara... Le daba un toque macabro. Me tapé la cara con mi almohada, tal vez mis vacaciones serían mucho más entretenidas de lo que pensaba

— Entonces es mentira, esa casa no ha estado abandonada en ningún momento. — susurré para mis adentros

— Y las ventanas entrecerradas nunca fueron ilusión mía — sonreí victoriosa al descubrir que no estaba enloqueciendo y que todo aquello había pasado realmente, un poco tenebroso, lo sé, un chico curioso y enmascarado que ha estado espiándome desde las sombras y ni siquiera me di cuenta.

Esto no es algo que pase todos los días. 

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- R.






your shadow † kth [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora