『38』

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¡Último día de clases al fin! Nunca había sentido tanta felicidad en mi vida, me desperté de buen humor y todo.

Cuando bajé al comer dando saltitos Hoseok y mamá me miraron confusos. Noté que Hoseok estaba haciendo una mueca extraña, como si quisiera reírse, pero aún así no lo hizo.

— ¡Buenos días! — exclamé metiéndome un bocado de sándwich a la boca

— Buenos días cariño. — respondió mamá, Hoseok me dirigió una mirada rápida y una media sonrisa que me alegró más de lo que ya estaba. Ambos salimos juntos pero él caminó más rápido, yo caminaba con lentitud mientras tenía una sonrisa pegada en la cara, casi tan enorme como la de mi hermano.

Al llegar a la escuela vi cómo Hoseok se iba con sus amigos, con sus amigos me refería a su grupo menos Jungkook y Jimin, que se fueron a hacer una audición en esa empresa de la que me habló Jimin.

Quién sabe, tal vez acaban siendo famosos. Si eso llega a ocurrir me gustaría ir a una de sus presentaciones, me siento muy orgullosa a pesar de que no lo parezca.

Cuando llegué a clase estaba completamente vacía, así que me senté en mi asiento y saqué la libreta para comenzar a dibujar algunos garabatos

— Creo que he llegado demasiado pronto... — hablé para mí misma.

Minutos después las personas comenzaron a llegar, todos con una gran sonrisa en sus rostros y todos por la misma razón, seguramente.

Después llegó la profesora y pasó la lista, todos presentes, menos Soonhye.

Miré hacia delante buscándola con la mirada, pero ésta no se encontraba en su sitio.

"Mira que saltarse el último día de clases..." decidí ignorarlo y presté atención a la clase, ya que nos dirían nuestras notas finales, rezaba para sacar buena nota.

— ¡Sí! — grité cuando la profesora dijo finalmente mi nota, era mucho más alta de lo que me esperaba

— Señorita ___, siéntese antes de que la lleve a dirección. — me reverencié en forma de disculpa y escuché varias risas de mis compañeros, tan solo los fulminé con la mirada y volví a mi postura.

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Cuando quedaban tan solo cinco minutos para que se acabase la clase me quedé mirando el reloj, como el resto de la gente que había en clase. Todos estábamos ignorando las recomendaciones que nos daba el profesor, pero éste seguía hablando.

Cada minuto que pasaba se sentía como una eternidad, hasta que al fin sonó la campana y todo el mundo se levantó rápidamente, abandonando la clase como si de fuera cuestión de vida o muerte, y yo no me quedé atrás.

Llegué a la salida y ni siquiera me despedí, tan solo salí corriendo sintiéndome liberada, como si me hubiese quitado un gran peso de encima.

Ni siquiera me pregunté sobre ir a casa de V, me sentía muy feliz y esta felicidad tenía que ser celebrada, así que me pasé por una pizzería cercana y compré dos pizzas grandes, que obviamente compartiría con él, con suerte lograría que él se quitase la máscara de una vez por todas.

Al llegar a su puerta toqué varias veces y él abrió varios segundos después, al verme con las cajas ladeó su cabeza confuso y yo reí ante tal acto

— Traigo una sorpresa para el señor enmascarado. — dije con un tono bromista mientras entraba a la casa, dejé las pizzas en la mesa del comedor

— ¿Qué es eso? — preguntó curioso mientras abría las cajas, abrió los ojos sorprendido

— Pizza ¿Nunca la habías probado? — negó enérgicamente — Pues deberías.

— ¡Pero, pero! No puedo quitarme la máscara delante de ti. — reclamó cruzándose de brazos

— Sí que puedes, sabes que puedes confiar en mi. — hice un pequeño puchero, él se encogió de hombros y cogió un plato, poniendo el trozo de pizza en éste, después cogió un tenedor y un cuchillo

— Voy a comer de espaldas. — dijo sentándose en una silla, suspiré rendida y agarré un trozo de la pizza

— Se come con las manos, no con cubiertos. — se giró sorprendido

— ¡Comer con las manos es de animales! — contestó asqueado

— ¿Qué? ¿Nunca te comiste un bocadillo? — se quedó pensativo y después dejó los cubiertos en la mesa para girarse de nuevo 

— Gírate tú también. — habló

— ¿Estas bromeando? 

— No, tengo hambre. — se levantó un poco la máscara y le dio un mordisco para después volver a bajarla — ¡Está delicioso!

— ¡Lo sé! — agarré tres trozos de pizza y me giré quedando de espaldas a él

— A Yeontan le hubiera gustado probar esto... — dijo en un murmuro, puse una mueca

— Los perros no pueden comer pizza. — contesté con un tono obvio

— Ah. 

— Por cierto ¿Dónde está Yeontan? Hace mucho que no lo veo. — hablé mientras engullía en un mordisco la mitad de la pizza

— Hmm... — pausó — Hace días que Tannie no viene... — dijo con un tono afligido

— Oh... Será que ya no le dejarán salir. — contesté sin girarme.

— ¿Crees... Que habrá muerto? — habló con la voz temblorosa

— ¿Eh? No, no creo. Yeontan se veía sano la última vez que lo vimos. 

— ¿Y si Yeontan estaba ocultando...que se sentía mal? — preguntó con un tono preocupado

— Normalmente si los perros se sienten mal se nota... 

— ¿Tienes un perro? — contestó cambiando su tono a uno emocionado

— No, pero mis abuelos tienen uno. Algún día te lo traeré. — soltó unos soniditos de emoción, pero después se calló

— No, yo quiero a mi Tannie. — solté una leve carcajada mientras negaba con la cabeza

— ¿Puedo girarme? — hablé suplicante

— Sí. — al girarme lo vi con la cabeza apoyada en la mesa y las dos cajas de pizza totalmente vacías

— Eres un glotón. — levantó la mirada y ladeó la cabeza sonriente.

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- R.


your shadow † kth [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora