『47』

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» Hola, Busan.

Llegamos a Busan poco tiempo después de subirnos al tren, por lo que no logré dormir a gusto. Saliendo de la estación de trenes comenzó a llover con más intensidad que la llovizna de antes, por lo que tuvimos que estacionarnos en un hotel cercano a pasar la noche. La casa de los abuelos estaba al otro lado de la ciudad, las calles estaban oscuras y llenas de agua.

Cuando llegué a mi habitación correspondiente me estiré en la cama suspirando de cansancio, minutos después llegó Hoseok y se estiró en la cama que había a mi lado derecho, mamá había rentado otra habitación que estaba al lado de la nuestra.

— ¿Qué tal tu mano? — la voz de Hoseok interrumpió mis pensamientos, observé mi mano y sonreí levemente

— No me duele nada de nada. — asintió 

— ¿Fuiste tú quien me vendó la mano? — pregunté acomodando las vendas

— Sí, dejaste el pasillo lleno de gotas de sangre. — puse una mueca de disgusto 

— Gracias. — me miró por última vez dirigiéndome una sonrisa y después se giró quedando de espaldas a mi.

— Buenas noches. — murmuró con la voz adormecida

— Igualmente.

Me quedé observando el techo blanco por unos minutos, finalmente apagué la lámpara que iluminaba la habitación y me dormí.

✦ ✦ ✦

Nos despertamos muy temprano, estaba amaneciendo y el cielo estaba formado por tonalidades azuladas y anaranjadas.

Me apresuré y salí del balcón para coger las maletas y llevarlas al taxi que ya nos estaba esperando desde hace unos minutos.

Cuando llegamos a la casa de mis abuelos la observé desde fuera, hacía bastante que no venía pero nada había cambiado, las flores seguían intactas y el jardín estaba igual de cuidado.

— ___ querida, has crecido muchísimo... — los abracé sonriente — ¿Qué te ha pasado en la mano? — preguntó mi abuela con un tono preocupado

— Oh, nada del otro mundo, me caí. — sonreí intentando calmarla, subí a la habitación de invitados para acomodar las cosas que habían en mi maleta

— ¡Kimchi! — el gran perro saltó sobre mi y comenzó a lamerme toda la cara — De acuerdo tranquilo... — me levanté cuando éste se apartó para corretear al rededor de mi.

Kimchi era la mascota de mis abuelos, un perro de raza Chow Chow. Recuerdo cuando todavía era un pequeño cachorrito... Pero ahora se podría decir que era del tamaño de una oveja y más con tanto pelo.

Bajé de nuevo al primer piso para desayunar, de vez en cuando le daba a escondidas pequeños trozos de comida a Kimchi que él aceptaba alegremente.

— ___ cariño, no le pases comida al perro que sabes cómo se pone después. — reí ante lo que dijo mi abuela y levanté levemente el mantel de la mesa, la cabeza de Kimchi estaba apoyada sobre mi regazo y tenía los ojos como si de un pequeño cachorrito se tratase

— Lo siento Kimchi, ya no más comida por hoy. — lo acaricié y éste comenzó a soltar pequeños lloriqueos

— ¿Me podrías acompañar a hacer compras? Tu hermano ha salido un momento. — dijo mi abuela, maldito Hoseok, seguro se ha escabullido

— Claro. — sonreí y ambas nos levantamos, agarré el carrito donde solíamos poner la compra.

Mientras caminábamos por la silenciosa ciudad observaba los alrededores con interés y admiración, en cuestión de unos minutos llegamos al mercado. 

Saqué el móvil tomando algunas fotos en diferentes ángulos cuando noté que alguien tiraba de mi pantalón mientras soltaba algunos gruñidos tiernos, me giré confusa para ver de quién se trataba

— ¿Yeontan? —  me arrodillé para acariciarlo — ¿Eres tú? — el perrito ladró mientras movía su peluda colita, sonreí de oreja a oreja 

— Nos tenías muy preocupados a V y a mi... — quité la sonrisa y suspiré — Bueno ¿Qué haces en Busan?

— ¿___? ¿Qué haces hablando con un perro? — mi abuela me tomó por sorpresa apareciendo de entre unas cortinas — Oh, es Tannie... 

— ¿Lo conoces? — asintió

— Es la mascota de nuestro vecino, de seguro se ha escapado de nuevo... — reí brevemente, vaya casualidades que hay en la vida — Volvamos a casa. — asentí y cargué al perrito entre mis brazos, pero como éste no dejaba de removerse lo bajé al suelo y me quité los rastros de pelo que había dejado Yeontan

— Eres una bola de pelo, de seguro te llevarás bien con Kimchi. — él perro ladeó la cabeza, ¿Por qué todo me recuerda a V?

Llegando a casa la abuela me indicó la puerta del vecino para devolverle a Yeontan, por lo que toqué el timbre varias veces

— Oh, Yeontan... — el dueño tomó al perrito y me sonrió — Éste pequeño travieso... — ambos reímos y me despedí de ellos. Dijo que podría ir a ver a Yeontan cuando quisiera, no me negué.

Cuando entré a casa ayudé a la abuela a guardar los alimentos en su sitio, al terminar ambas nos sentamos en la mesa del comedor

— Bien querida ¿Cómo has estado en todo este tiempo? — preguntó tendiéndome una taza de té caliente con sus ricas galletas caseras

— Pues la verdad no muy bien... Prefiero no hablar de eso. — sonreí apenada y ella asintió

— De acuerdo, si quieres hablar sabes que estoy aquí. — asentí mientras tomaba una de las galletas y la engullía en una mordida

— Sabes si/

— ¡Hola abuela! ¡He llegado! — interrumpió una suave voz a mis espaldas

— Oh, pequeña, siéntate. — la niña se sentó sonriente mientras acomodaba su largo cabello lacio

— ¡Hola! Supongo que tú eres ___ ¿Verdad? — dijo ésta mientras tomaba una galleta

— Uhm sí... ¿Cómo te llamas tú? — sonreí 

— Me llamo Hana, Park Hana.

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Kimchi en multimedia <3

PENÚLTIMO CAPÍTULO.

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- R.

your shadow † kth [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora