La última clase

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Hermione y Draco llegaron a la torre, manteniendo un poco las distancias por si se encontraban por casualidad con algún profesor. Ambos subieron a la parte más alta que había. Hermione curioseaba interesaba los cachivaches que había y el rubio, mientras, observaba con ternura su cara de asombro.

Draco se apoyó sobre una columna, con los brazos cruzados y un pie por encima del otro. Un mechón de pelo rebelde cayó sobre su frente. La castaña sonrió divertida al verlo, se acercó a él y cuidadosamente de posó en mechón detrás de su oreja.

–Por más que mire tus ojos, siempre me quedo hipnotizada con ellos.

El Slytherin sonrió y le dio un tierno beso a la leona.

–La luna está hoy muy bonita, ¿Nos asomamos?–pregunto Hermione ilusionada, ya que sería un momento muy romántico entre ellos.

–Para que quiero ver la luna, si tengo a lo más bonito justo delante mia–Draco le acariciaba suavemente la mejilla con su pulgar.

La castaña se sonrojo y se limitó a abrazarle.

–Gracias.

Draco apoyo su barbilla en la cabeza de la muchacha, y se hundieron en un tierno a abrazo.

****

Los días pasaron.  Hermione estudió cuidadosamente el horario de las guardias y elaboró un plan para que el Ejército de Dumbledore no fuese descubierto. 

Un rayo de luz entró por la habitación del rubio, iluminando su torso desnudo. Su castaña había estado allí aquella noche; los juegos ya habían terminado, prometieron no volver a dejar con las ganas, sino seguir con el juego de Draco, a ver quien ponía más a quien para que actuara primero. 

toc toc!–

El slytherin se sorprendió al escuchar que tocaban su puerta. ¿Quién podrá ser? Abrió y la sorpresa no pudo ser mejor; de la nada apareció una cabellera castaña un poco alborotada, unos ojos marrones lo miraban con pasión. 

–¿Vas a dejarme entrar o no?– Hermione enarcó una ceja; estaba en la puerta esperando que la serpiente reaccionara.

Tardó un poco en reaccionar, ya que a estas horas de la madrugada no esperaba a nadie, y mucho menos a ella.

–¿Qué haces aquí?–se hizo a un lado para que pasara y cerró la puerta.

–Hemos terminado las clases con Harry temprano, Neville se ha hecho daño en una práctica, le ha rebotado un hechizo de Seamus –dijo riéndose mientras se acordaba de la escena.

Gryffindors...–dijo Draco bufándose.

–¿Algún problema, serpiente?

–Pues sí, leona.

–¿A sí? ¿Cuál?– la mirada de Hermione era desafiante y divertida.

–Estas muy vestida...

A Draco se le erizaba la piel y sentia un cosquilleo en la barriga al acordarse de lo que pasó después, pero no tenía tiempo para eso, llegaba tarde a desayunar.

Se vistió lo más rápido que pudo y se arregló un poco con su varita. Bajó las escaleras y salió de su sala común. 

Solo tenía que girar la esquina y estaría casi en el Gran Comedor cuando de repente sintió un golpe en su pecho y vio una figura femenina en el suelo.

–Lo siento...–dijo la voz.

–Vaya vaya, volvemos a los comienzos ¿no?–dijo divertido el rubio al darse cuenta de que la chica del suelo era su leona. 

•|Será nuestro secreto|• (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora