Vergüenza

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El baile había pasado ya, y digamos que estuvo interesante...muy interesante.

Faltaban dos días para la primera prueba del torneo y Hermione estaba un poco nerviosa. Habían pasado tres días desde el baile, tres días desde ese beso, tres días sin hablar con el que se lo dió.

Cada vez que Hermione o Draco se acordaban de lo que pasó aquella noche en la terraza, sienten un cosquilleo en el estomago. Siempre se ruborizan y es algo que no pueden evitar.

La castaña bajo al gran comedor con Ginny para desayunar. A Harry se le notaba un tanto nervioso. Se había enterado que tenía que enfrentarse a un dragón, a uno de verdad que escupe fuego y todo eso. Podría morir en esa prueba y tanto él como Hermione lo sabían.

—Harry ¿estás mejor?

—¿Qué? ¿¡Como voy a estar mejor!? ¡Tengo que enfrentarme a un puto dragón y el gilipollas de Ron sigue enfadado conmigo!—se le saltaron las lágrimas a recordar a Ron.

Le había ayudado a conseguir pareja para el baile, pero aún así estaba todavía enfadado con el.

—Pasa ya de mi hermano Harry. Ya se le pasará—Ginny intentaba quitarle importancia al asunto.

El castaño miraba su plato. Soltó los cubiertos y se levantó.

—Me voy, no tengo hambre.

—Harry debes comer algo—Hermione le insistía en que comiera algo.

—¡Déjame ya Hermione!—todo el comedor escucho el grito enfadado del castaño. Todo el mundo, hasta un rubio que miraba atento desde la mesa de las serpientes.

Harry miro a todo el comedor y se dio cuenta de que todo el mundo le miraba. Echo una última mirada enfadada a Hermione y salió del comedor lo más rápido que pudo.

Hermione se quedó paralizada. No se esperaba esa reacción, y menos de su mejor amigo. ¿Por que se pondría asi solo por que Ron estaba cabreado con el? No tenía sentido.

—Y luego somos las mujeres las complicadas....

—Totalmente—Hermione negaba con la cabeza y empezó a comer.

Al terminar, salió un poco antes y echo una mirada a la terraza donde se había besado con Draco. Se sonrojaba cada vez que lo pensaba. Y pensando en el, ahora le tocaba clase de defensa.

—En fin empezamos bien las clases...

Llegó a su aula y Harry ya estaba sentado. No quería hablarle después del numerito que le había formado en el comedor. Se sentó detrás, donde había una mesa sola.

Empezaron a llegar los alumnos, y como no, su rubio siempre llegaba tarde. La clase empezó y el seguía sin venir.

Ella sabía que eran pares, y que si se ponía atrás del todo, al llegar el, se sentaria con ella.

La clase empezó. Llevaban ya 10 minutos cuando la puerta se abrió.

—Profesor, tenía reunión de Quiddich, ¿Puedo pasar?

—Sientese señor Malfoy.

Draco asintió con la cabeza y echo un vistazo a la clase. Se le dibujo una disimulada sonrisa al ver que solo había sitio al lado de su leona. Tomo asiento y siguió la clase.

—¿Me has echado de menos leoncita?—Draco ponía las cosas sobre la mesa sin mirarla.

La castaña hizo una sonrisa de lado y miro a su mesa; pero tampoco le miró.

—No más que tú a mí me temo.

—Tan elocuente como siempre, preciosa—se arrimo con la silla a Hermione.

•|Será nuestro secreto|• (Dramione)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora