•|Será nuestro secreto|• (Dramione)

¿Otra vez?

Hermione P.V.

Salí de la enfermería después de estar un rato hablando con Harry. Ya estaba despierto y parecía no estar herido.

—La poción...—me acordé de que tenía que hacer la poción con Draco.

Fui a buscarlo a la biblioteca. Normalmente los dos solemos ir allí por tranquilidad, pero no estaba así que me dirigí al lago negro.

Llegue un poco cansada y me deje caer en el árbol, buscando con la mirada una cabellera rubia platinada.

—Dra...—lo dijo casi en un susurro. Lo vio allí sentado mirando a la nada, tan tranquilo, no quería arrebatarle ese momento. Ya le habían quitado la venda del brazo y estaba apoyado en los dos, dejándose caer. El viento hacia que su pelo se moviera en armonía, despeinandolo un poco dándole un toque rebelde—¿Y si....—me acerque sigilosamente detrás de él, intentado no hacer ruido. Me puse agachada detrás de él, a unos pocos pasos. Le puse las manos en los hombros—¡¡¡DRACO!!!—le grite con todas mis fuerzas, haciendo que pegara un tremendo salto y se girará.

Del impulso de echo encima mía, dejándome entre el y el suelo. Ahora sí tenía el pelo totalmente despeinado.

—Vaya me han dicho que te has asustado un poco ¿no?—le sonreí al verlo con la respiración un poco acelerada y el pelo despeinado.

Ante eso el agacho la cabeza riendo, tomando mucho aire y soltandolo lentamente.

Ahora que me doy cuenta, seguía encima mía y podía notar su aliento a menta fresca y la frialdad de su piel. Al sonreír pude ver sus perlados dientes y me fijé en sus labios. Esos labios finos que parecían ser suaves al tacto...

—Hermione—se paso la mano por el pelo para peinarselo un poco pero algunos mechones volvían a caer sobre su cara.

Yo sonreí ante eso y le mire a esos ojos color plata líquida, que me hacían caer en un tranze.

—De esta...No te vas a librar—intentaba sonar serio y ocultar la sonrisa que quería hacer.

—Uih que miedo —no podía evitar no reirme—¿Que me vas a hacer? ¿Cosquillas? Ni que estuviéramos en primero.

—No, nada de eso—me miro fijamente y se acercó un poco más—Te...—se callo y se acercó a mí oido—te voy a tirar al lago.

Dicho esto se levantó bruscamente cogiéndome en brazos. No me dio tiempo a reaccionar y ya me tenía cogida.

—¡Draco no! ¡No serás capaz!—movia las piernas con fuerza para intentar que me soltara.

—¿Quieres que probemos?—se acercaba al lago conmigo en brazos.

Vaya se le notaba que jugaba al Quiddich. ¡Pero que diablos digo! ¡Me va a tirar al lago!

—¡Vale vale Draco perdón !—hundí la cabeza en su pecho porque ya estábamos casi en la orilla del lago. Me aferre con fuerza a su cuello.

Se detuvo y empezó a reírse.

—Vamos repite conmigo:'No volveré a asustarte'.

—N-no volveré a asustarte—rode los ojos y lo mire con una pequeña sonrisa.

Me miro un momento y me soltó. No pude evitar pegarle en el brazo cuando estaba por fin en el suelo.

Se puso la mano donde le había pegado.

—Oh por Dios, que dolor—se puso de rodillas—por favor para.

Rode los ojos y me aleje de la orilla en camino al castillo.