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(Instagram: carolinarabarca
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Twitter: carolinarabarca)

Lynnea despertó algo mareada con un olor fuerte a su izquierda. Abre los ojos y la luz de una lámpara en su cara la ciega, la aniquila. Gira su cara hacia aquel mal olor y ve que proviene de un paño que está sobre un velador. Aparta nuevamente su cara intentando ver qué más hay en la habitación y nada. Respirando de forma casi regular y se da cuenta que sus manos y pies están amarrados, pero...

Fuerza su cuello para poder ver sus manos que están sobre su cabeza. No están atadas al palo cerca, solo ancladas en un gancho apernado. <<Este debe ser un novato>>. Se vuelve a recostar evitando hacer ruido y siente pasos acercándose. <<Ahora, ¿en qué me metí? O, mejor dicho, ¿en qué me metió el Zorro?>>

-Buenas noches, señorita Hayashi -dijo una mujer.
-¿Señorita Hayashi? Ni siquiera somos amantes -respondió sin mostrar que está por sufrir un ataque al corazón.
-Ja, vale. Como usted quiera. ¿Qué eres de Hayashi, entonces?
-Una persona que solo tuvo un tropezón estúpido con la persona incorrecta. Es todo.

Comenzó a caminar rondándola, acechándola. Lynnea no podía verla, solo escucharla cómo esa japonesa caminaba a su alrededor... como un zorro. <<¿Él la habrá enviado por mí? Cobarde>>.

-Norteamericana, ¿verdad?
-Algo así, sí.
-¿Dónde aprendiste japonés?
-Aquí, en el país.
-¿Huyendo de alguien?
-¿Huyendo? -bota aire de forma irónica -. ¿De quién?
-No sé. Dímelo.
-De nadie. Mira, si Akato te mandó dile que venga él mismo a interrogarme.
-Te diriges a él por su nombre y no eres su amante... ¡vaya relación tienen!
-¿Pero de qué hablas?

Al preguntar ella soltó una carcajada.

-Ay. ¿Crees que él me mandó? Pequeña, entre él y yo -puso sus uñas en la garganta -, ni cenizas quedaron.

<<¿Exnovia tóxica? No puede ser. Vamos, Lya, piensa en algo que no te cueste el cuello>>.

-¿Qué quiere de mí, señorita?
-Información para saber qué demonios quiere Akato Hayashi contigo.
-¿Él quiere algo de mí?
-Acaso, ¿no es evidente?
-¿Por qué él querría algo conmigo?
-Porque... -en eso, la chica comienza a recorrer el cuerpo de Carter con sus manos -eres preciosa.

<<Mierda. Mierda. Mierda>>.

-Pero -continúa -eso ya lo sabes. Tú lo sedujiste, ¿verdad?
-¿Qué? No, yo...
-Y te aprovechaste de él -dijo como una sentencia apartándose.

Lynnea sintió un escalofrío recorrer toda su columna vertebral: mala señal. Mientras la norteamericana estaba cegada intentando descubrir qué haría la chica que la tiene ahí. Sin embargo, no pudo prevenir lo que pasaría.

De repente, la japonesa se subió sobre ella y comenzó a besarle el cuello agregado de pequeños mordiscos llenos de ansia. Esto tomó por sorpresa a la secuestrada por lo que soltó un aire de sorpresa seguido de apretar sus labios para evitar soltar algún sonido. Eso a la japonesa no le gustó.

-Ah, no -dijo para levantarse e ir por una gagball que tenía en un cajón -. Tú -comienza a ponérsela -no te callarás.

Con la pelota en su boca, no podía evitar los sonidos que surgían de su boca cuando la japonesa atacaba con sus roces oportunos y los besos añadidos de mordiscos pequeños.

-Esto -continuó -, esto es lo que quiere Hayashi de ti. ¿Cómo se sentirá ahora sabiendo que yo lo tomé primero que él? Se enojará mucho, ¿sabes? Ya veo el rojo de su furia surgir de sus ojos. Sí, esa mirada intensa que le da a mujeres como tú.

Satisfecha de lo que dijo (y más aún de la cara que tenía Lynnea), se levantó y salió de la habitación. Lya, mientras tanto estaba desconcertada de lo que había pasado y de lo que ella había dicho. Cuando la japonesa volvió a entrar, notó cómo una gota de saliva salía de la boca de la norteamericana.

-Bien -se acercó y lamió la gota -, debes volver a dormir.

Esto puso nerviosa a la chica que comenzó a sacudirse mientras la otra mujer de largo cabello estaba vertiendo el éter sobre el paño. Sus pies se desamarraron, solo faltaba la soga de sus manos. <<Eso puede esperar >>.

Antes de que la japonesa se diera vuelta, Lya descolgó su amarre del gancho y se levantó para arrancar de ahí. La mujer corrió tras ella. Era un pasillo largo con múltiples puertas y se detuvo frente a una escalera. No tenía tiempo de pensar, solo de actuar. Entró ahí y comenzó a bajar de pisos. Estaba en el octavo y en el quinto se asomó por la salida de las escaleras para ver si era seguro, pero se confió tanto que cuando salió no notó que un japonés alto de la mafia la estaba sujetando con fuerza. La japonesa apareció para quitarle la gagball y así dormirla.

Lynnea odió el horrible olor del éter en su nariz.

¿Quién será esa japonesa?

Blood of Midnight (Sangre de medianoche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora