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Ya habían transcurrido dos meses desde que tuvo el altercado que había hecho nuevas marcas en su cuerpo.

Con Akiko y Kuro han estado reuniéndose los jueves luego de trabajar, pues ese día todos salen a la misma hora. Como no era extraño, ambos le hablaban sobre sobre lo atractivo que se les hacía ver a Akato –cada vez que tenían oportunidad –con ella. Eso solo le provocaba risa, aun sabiendo que hay un espacio en sí que tiene el nombre de él.

Por Dios, le gustaba fantasear con ese señor.

Era martes y tenía toda la semana libre por buen rendimiento. Estaba acostada leyendo la novela del ángel cuando vibró su móvil. Era Akiko.

-¿Hola?
-¡Hola, Lya-shi! –dijo con la voz alta visiblemente emocionada –. Ya estamos con Kuro por entrar al barco, pero no te vemos.
-¿Y por qué estaría en un barco?
-Ay –se ríe –, qué graciosa. Ya sabemos que estás dentro.
-¡Lya-shi, gracias por conseguir esta estadía y compartirla! –dijo Kuro.
-¿Qué?
-En la carta que nos dejaste, dijiste que debíamos recordarte revisar tus contactos.
-¿Pero de qué hablan? Yo no…
-¡Debemos entrar, nos vemos!
-… tengo idea de lo que hablan.

Lya miró su móvil extrañada: ella no había ganado nada ni escrito una carta. Además, no hay gran misterio sobre quiénes están en sus contactos.

Pero…

Lynnea apretó el botón para entrar a los contactos y comenzó a revisarlos hasta que:

-Fey Lang, ¿por qué tengo su número? Ay no.

Lynnea marcó de inmediato y le respondió a los segundos.

-Por fin tengo noticias tuyas, chica castaña.
-¿Por qué mis amigos están en un barco que se supone del que yo tengo conocimientos y que justo debía revisar los contactos donde te encontré?
-¡Vaya! Eres igual a Akato-sama: el mismo temperamento.
-Basta, contesta mi pregunta.
-Quiero saber tu nombre.
-La pregunta por mi nombre.
-Vale –se escuchó su sonrisa –, es justo. Quiero algo de Akato-sama y tú eres la única persona que ha logrado estar tan cerca de él por meses sin ser parte de su servidumbre privada. La única forma en la que puedo conseguir algo de él es mediante tu presencia, chica castaña.
-¿Qué quieres de él?
-Tu nombre y ni se te ocurra mentirme, pues tus amigos no están en un barco cualquiera: están en mi barco.
-Lynnea Carter y si se te ocurre ponerles una mano encima, me encargaré de que te arrepientas. No me importa quién eres, pero…
-Déjame adivinar –pausa –. Son tu familia.
-Responde mi otra pregunta.
-Hay libretas en cada mafia que contienen información importante. Dame la ‘’lista feliz’’ y no te molestaré más en toda tu vida. Es más, serás mi protegida.
-Un momento. ¿Me estás pidiendo que traicione al hombre que me ha rescatado y ayudado más que Dios? Estás demente.
-Tu Dios y mi diosa nos pueden ayudar, Lynnea-san. Solo…
-No puedo hacer eso, entiende.
-Bueno, entonces consíguete nuevos parientes. Adiós, chica castaña.

Y colgó.

-Mierda, mierda, mierda.

Carter estaba contra la espada y la pared. No sabía qué hacer por sus amigos e intentar un rescate pidiendo la ayuda de Akato era arriesgarlos: era exponerlos a todos.

Lynnea suspiró y volvió a marcar.

-¿Dime?
-Quiero una pistola ahora. Déjala con un mensajero afuera del restaurante de Akato-senpai en 20 minutos –respiró con pesadez –. Haré lo que me pides.
-Fantástico. Te la mandaré y cuando tengas la lista de los compradores de la libreta, me llamas. Solo en ese entonces tendrás la ubicación de mi barco. Suerte. Oh, casi lo olvido. Tienes hasta las 2am para entregar, si no lo haces a tiempo no hay trato. Corre.

Fey Lang le cortó y ella salió con su bolso a la calle en busca de un taxi que la llevara al Sensations.

Ya allá miró para todos lados: en solo 10 minutos ya estaba en la posición y, para su conveniencia, el mensajero también había llegado antes.

-Para Lynnea Carter –dijo un chico como de su edad entregándole una caja –. Suerte.

Y ambos se fueron. Cogió otro taxi y llegó a casa donde comenzó a marcar a Akato.

Ocupado.

Llamó tres veces más y le contestó.

-¿Lynnea-san?
-Akato-senpai. Quisiera verte.
-¿Está todo bien?

<<Mierda, se nota que estoy asustada y nerviosa>>.

-Sí. Veámonos hoy, por favor. Tengo cosas que contarte del trabajo que seguro te entretendrán. Pero no en mi casa, está hecha un desastre.
-Ajá, seguro. A las diez de la noche te irá a buscar Fujimoto-san. Nos vemos.

Cortó.

Si apuntarle con la pistola que estaba sosteniendo en estos momentos no funcionaba, habría que seducirlo… o lo que surgiera.

Pero no estaba en sus planes perder a sus amigos.

¿Qué opinan de la decisión de Lya frente a la propuesta de Fey Lang? ¿Qué habrían hecho ustedes?

Blood of Midnight (Sangre de medianoche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora