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(Instagram: carolinarabarca
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Twitter: carolinarabarca)

La norteamericana sacó la ropa de fiesta que tenía: un vestido negro un poco escotado que llegaba dos dedos arriba de la rodilla y un chaleco largo de color amarillo que contrarrestaba el color del vestido. Eligió ponerse unas botas largas negras y se delineó los ojos. Caminó hacia la caja donde estaban sus bolsos pequeños y eligió la negra donde cabía perfectamente la pistola con una bala.

Lya estaba nerviosa de lo que iba a hacer en unas cuantas horas. Eran las nueve y media de la noche y Fey Lang seguía sin tener noticias de ella ni Lynnea de sus amigos. Deseaba que estuvieran bien y a salvo.

Su teléfono comenzó a vibrar y contestó: era Akato.

-¿Diga?
-Lynnea-san, ¿hay inconveniente de que Fujimoto-san esté afuera esperando en estos momentos?
-Eh, ¡no! Estoy lista, de hecho. Saldré ahora mismo… ¿Por qué no tocó?
-Le dio un poco de vergüenza, la verdad.
-Ay, qué tierno es tu guardaespaldas –bromeó.
-Cuando quiere. Nos vemos, señorita Carter.
-Nos vemos, señor Hayashi.

Colgó sin ganas de hacerlo y caminó hacia afuera donde estaba Fujimoto esperándola. <<Solo deseo que no me haga apuntarle con la pistola>>.

Los nervios de Lynnea aumentaron cuando vio que entraban a un condominio con grandes mansiones. <<¿Me invitó a su casa? Creí que me llevaría a otro lugar no tan íntimo. Mierda, Akato-senpai, no me hagas dispararte>>.

Fujimoto se estacionó y abrió la puerta de ella quien le agradeció. Ella se bajó y antes de entrar:

-Usted luce muy bien, Lynnea-san. Diviértase.

Ella le respondió con una dulce sonrisa y entró. Era enorme. Jamás se había sentido tan pequeña en la vida hasta ese momento. Desde lo alto de la escalera dorada, estaba Akato vestido de traje negro mirándola mientras se la comía con los ojos.

Por otro lado, el corazón de Lya se dio vuelta y se encogió. Ella le sonrió coqueta disimulando los asustada que estaba y avanzó mientras él bajaba.

-¡Vaya casita tienes! –le dijo mirando los cuadros y sillones que tenía.
-Ventajas de cuando te sobra el dinero.

Akato se detuvo frente a Lynnea y mirándola a los ojos, confesó:

-Estás bellísima.
-Eh –sonrió riendo nerviosa –, gracias.
-Espero que no hayas comido, pues tenemos una cena que nos espera a ambos, conejo.
-Entonces –dijo tomándolo del brazo izquierdo –comeré con muchas ganas.

Él le sonrió y caminaron hacia la salida trasera que estaba por debajo de las escaleras llegando al patio. Lynnea contuvo la respiración al ver que estaba techado de color blanco con vidrio para poder ver un poco las estrellas. Frente a ellos estaba la mesa para ambos. Akato le acercó la silla cuando se sentó y se puso frente a ella. Un hombre llegó con dos platos en los que había un trozo de carne, lechuga, tomate y aderezos en un costado para las papas fritas.

-Provecho –dijo y se retiró tras dejar la champaña.
-Gracias –le dijo Lynnea al ver a Akato servirle una copa.
-No es nada. Espero que todo sea de tu agrado.
-Es probable, porque se me hace agua la boca.

Como era normal, ninguno de los dos habló hasta terminarse la comida.

-Déjame decirte que estaba delicioso.
-Sí, hasta a mí me sorpendió.
-Akato-senpai, tengo una duda. ¿Qué edad tienes?
-32 y en dos meses ya tendré 33.
-¿Febrero?
-Así es.
-¿Qué día?
-22.
-Eres Piscis. Yo Aries, por si te interesaba –sonrió.
-Déjame adivinar. ¿Abril?
-No.
-¿Marzo?
-Así es.
-¿En la quincena? –negó –. Entre los veinte, entonces.
-Así es. El 25 de marzo.
-Creo que lo anotaré en mi calendario.
-Y yo tendré que anotar la tuya para saludarte y tenerte un regalo, aunque no sabría qué darte si eres millonario.
-Corrijo: multimillonario.
-Oh, disculpe, su excelencia, a este simple mortal por semejante falta.
-Te debería castigar –Lya casi se atragantó con el sorbo de champaña ante la insinuación de Akato.
-Qué directo, señor Hayashi.
-Dime Grey.

Blood of Midnight (Sangre de medianoche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora