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Akato cocinaba huevo frito con tocino –algo americano –para que Lynnea estuviera saludable. La dejó dormir más rato por la mala noche que tuvieron, pero él debía estar despierto antes.

Su mente, mientras dormía, seguía maquinando ideas horribles sobre lo que Carter pudo haber vivido hace años. <<Ella solo tiene 24 años, o eso decía en su ficha>>. Sin darse cuenta, quemó el trozo de carne y tuvo que botarlo. Sacó otro y se obligó a dejar de pensar en esta chica.

Luego de que desayunara, fue a la habitación a buscar un traje y así estar vestido, pero lo que encontró fue a Lynnea sentada con la mirada fuera de sí. Él se paró al frente de ella, pero no lo miraba: era como una presencia ausente.

-Lynnea.

Nada.
  
-Señorita Carter, despierte.
  
Akato se acercó a ella. <<Maldición, no responde>>.

-Lynnea Carter –le tomó de los hombros –, te estoy hablando… ¡Responde!
-¡No me grites! –le dijo empujándolo.

Akato chocó con la pared y levantó ambas manos como si le estuviese apuntando con un arma. Él pudo percibir algo oscuro en su mirada, no, horror. Ella le estaba teniendo miedo a alguien, pero no era a él.

-Ly… –y se detuvo.

<<Debe creer que está en el recuerdo>>.

-Dime quién soy –le dijo serio.
-Jonas, basta… por favor.
-Es suficiente –y aplaudió.

Lynnea se sobresaltó y por fin miró a Akato quien la miraba asustado.

-Akato –él suspiró –, quiero ir a mi casa.
-Yo –volvió a suspirar y sacudió la cabeza –. Volverás a casa luego de cambiarnos de ropa y desayunar, ¿sí?
-Ajá.
-Deja buscarte la ropa que dejó Fujimoto en la entrada. Mientras tanto puedes asearte en el baño. Hay toallas que puedes usar.
-Haz sido muy amable conmigo. Te lo agradezco… todo.
-No es nada.

Lya asintió sin entender mucho y Akato sacó su traje para cambiarse en el baño. Mientras lo hacía, se preguntaba ‘’quién era ese Jonas’’ que tanto la atormentaba. <<Otro nombre que investigar>>.

Cuando salió, se dirigió a su habitación para dejar su ropa ahí. Lynnea ya estaba despierta y miró a Hayashi –y viceversa.

-Se me olvidó decirte que tienes buenos hombros.
-¿Sí? –sonrió.
-Sí. Menos mal no vomité en ellos –admitió sonrojándose.
-Pues, lo agradezco –dijo mirando brevemente las heridas circulares en sus hombros –. El baño está listo para que lo uses.
-Sí, me siento sucia. Voy de inmediato.

Hizo lo que dijo. Cuando entró al baño, evitó ver el espejo y se desvistió sin mirar sus heridas. Su cuerpo desnudo entró en la bañera con agua caliente que le dejó el Zorro. Se aseó ignorándose. Salió envuelta en una toalla y fue a la habitación. Se vistió con unos vaqueros negro, una camisa blanca con botones, ropa interior combinada y unas bailarinas.

Al ir a la sala de estar a comer, Akato le sirvió un desayuno que hace años no se preparaba. Le sorprendió un poco y comió agradeciendo sin recordar que ya lo había dicho antes de bañarse.

-¿Te gustó? –le preguntó Hayashi.
-Sí. Hace tiempo que no comía un desayuno así.
-Creí que sería cómodo para ti comer algo de donde vienes.
-Sí, qué considerado –le sonrió –. Bien, ¿nos vamos?
-Así es. Fujimoto nos espera abajo.
-Pues, vamos.

En el auto, Lynnea volvió a esconder esa cicatriz del cuello y no establecieron conversación más que escuchar que Akato había recibido un correo de un tal Matt Cortez.

Sin darse cuenta de nada, ya habían llegado.

-Te dejaré dentro.

Salieron ambos y Kuro con Akiko –amiga del restaurante –se sorprendieron al ver a los dos juntos.

-¡Lya-shi! –le dijo Kuro abrazándola –. Como no respondiste mi llamada, me asusté.
-Ah, lo perdí. No tengo idea de dónde está.
-Como Kuro se preocupó tanto –empezó a hablar Akiko –, decidí venir con él. Espero no te haya molestado.
-No, para nada.
-Bien –dijo Akato –. Veo que estarás en buenas manos. Por cierto –se acercó Fujimoto con una caja –, esto es para ti. Nos vemos, Lynnea.
-Nos vemos, Akato.

Y se fue. Lya abrió la caja y dentro había llaves y un teléfono nuevo. Observó su puerta y estaban los pomos distintos. <<Debió de haber mandado a alguien para cambiarlos por perder las llaves>>. Para evitar que sus amigos sospecharan, abrió la puerta y todos entraron.

-¡Vaya hombre te conseguiste! –le dijo Akiko.
-Es solo un conocido.
-Ya… ¿y?
-Basta, solo que anoche me robaron y justo él estaba cerca. Me rescató y me llevó a su apartamento. No encontró que fuese seguro dormir aquí.

Por primera vez le mintió a sus amigos.

-Bien –agregó Kuro –, pero eso no quita que esté bueno.
-¡Kuro-kun! –Lya le lanzó un papel arrugado que estaba encima –. Deberías apoyarme no unirte a ella.

Los tres siguieron hablando sobre Akato y de temas sobre chicos sexys en Japón. Lya no mencionó nada sobre Himura en todo el día.

¡AAAAAAH! El primero de junio llegamos a 300 vistas. ¡Mychas gracias!
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Blood of Midnight (Sangre de medianoche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora