~21~

57 5 0
                                    

(Instagram: carolinarabarca
Página de Facebook: carolinarabarca
Twitter: carolinarabarca)

Fey Lang reposaba en su suit de un hotel situado en el centro de Tokyo: Taiyo. Estaba sobre el sillón sin respaldo en la sala de estar pensando en aquella extranjera de cabello castaño que nunca había visto.

Akiyama entró en la habitación.

-Fey-sensei –dijo mientras hacía una reverencia.
-Dime qué tienes para mí.
-Ya tenemos visto el horario que la chica tiene en el Sensations. ¿Qué quiere que hagamos con ella cuando la tengamos con nosotros?
-Si trabaja ahí, debe conocer a Hayashi…
-Él la metió ahí, según dijo el informante.
-Así que son conocido o poco más.
-¿Qué planea, mi señor?
-Akato-sama está hospedándose en este mismo edificio. Leí la hoja de las personas que están en el hotel y él duerme en un piso más arriba; habitación 605.
-Siga, por favor.
-Ustedes la secuestrarán y la obligarán a entregarme la libreta. Si no habla en horas, déjenla en la puerta de Akato metida en una bolsa.
-Como usted ordene, Fey-sensei.

Y se retiró. Fey Lang le hizo una seña a un niño, Akemi, quien amaba cepillar el cabello de su amo. Corrió hacia él con una sonrisa y comenzó.

-Fey-sama, su cabello me gusta mucho. Es largo, bonito, brillante y sedoso. Usted es bueno conmigo, con la gente y por eso Amaterasu Omikami le premió con su cabello.
-Sí, Akemi-kun, la diosa me ha premiado por todo lo que haz dicho.

Fey y el niño no hablaron más, solo se escuchaba un tarareo del niño mientras pasaba el cepillo una y otra vez.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Lynnea ya terminó su turno de las 7 a las 3 de la tarde. Iba caminando a la parada más cercana de la locomoción colectiva cuando un hombre anciano se le acercó.

-Jovencita, ¿puedes ayudarme a llegar aquí?
-Déjeme ver –y tomó el móvil que él le mostraba –. Bien, eh, está a una cuadra de aquí. Siga derecho y…
-¿No me puedes dejar personalmente?

Lynnea vio la cara del anciano y le dio ternura. Asintió y tomó del brazo al señor mientras caminaban hacia el destino.

Cuando doblaron, Lya tuvo un mal presentimiento: hay un auto negro detenido y van a caminar cerca de ahí.

<<Ya me han secuestrado varias veces como para que haya otro>>.

-Señor, es al frente. Debo irme es…

Y le pusieron una bolsa en la cabeza. Lya comenzó a dar patadas y codazos, pero el anciano también estaba involucrado en esto; es más, no era un anciano, sino un señor disfrazado con máscaras creíbles. Amarrada de pies, manos y con la boca tapada por un hombre, ella entró al auto y la pesadilla comenzó.

~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~ ~

Lynnea despertó un poco desorientada, amarrada en el aire sin ropa y con las piernas abiertas. Abrió los ojos y solo veía caras iguales y borrosas. Se acercó uno quien se bajaba los pantalones. La penetró y ella gritó. Los demás se rieron con gozo y le taparon la boca para que nadie sospechara lo que estaba ocurriendo en el quinto piso del hotel.

El hombre le pegaba manotazos en la cara y menos podía responder ella. Escuchaba mal, estaba muy drogada y esa sensación la odió, la odió por volver a ella.

-La libreta –se detuvo en seco y Lya gruñó –, ¿dónde está?
-Mmh –le quitó el pañuelo de la boca –. Yo… yo no sé de qué hablan.

Para la suerte de ella, sabía mentir muy bien y él le creyó. Todos le creyeron. Pero Fey había dicho que solo cuando pasaran horas podían soltarla. Solo habían pasado 30 minutos y todos los demás gruñeron… pero también querían probar a la chica.

Blood of Midnight (Sangre de medianoche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora