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RECTA FINAL

-¿Puedes por lo menos hacerlo en velocidad tortuga y no caracol? –le espetó Himura a Lynnea quién venía con una bandeja lentamente.
-Así evito que se me caiga, Himura-sama –le respondió suavemente hasta que logró entregarle su copa con vino blanco.
-Gracias. Ahora vete, ya te llamaré cuando necesite algo.

Ya habían pasado dos semanas desde que llegó al edificio de Himura. Luego de que ella le quebró la muñeca izquierda, han estado todo el tiempo en la monstruosa casa de la dueña. Hizo amistad con una chica llamada Amaya. Ella la ha sacado de apuros ''manuales'', pues su brazo izquierdo tiene yeso y no puede usarlo.
Lya no ha tenido noticias de Akato.

Recordar lo que ella había provocado al intentar escapar, le arruinaba las noches.

-¡Lynnea-san! –dijo Himura mientras hacía sonar la campana.
-Dígame, Himura-sama.
-Tráeme un anpan ahora.
-Ya regreso.

Lynnea regresó a la cocina y sacó un anpan que colocó sobre un plato y caminó hacia su señora.

-Tenga.
-Gracias. Vete.

Volvió a estar con Amaya quien le sonreía.

-No te vayas nunca. Así no me llama.
-Ya, y dejaré que me rompa la otra mano. ¿Te ha roto algo?
-El tobillo y me hizo trabajar igual con grilletes.
-Yo solo quiero volver y saber que mis amigos están bien.
-Yo creo que también estás deseando que Akato-sama esté bien.
-Sí. No he sabido nada sobre él desde que llegué aquí.
-Tú tranquila que...
-¡Lynnea-san! –la llamó Himura con la campana.
-Ya vengo.

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Fujimoto entró lentamente en el dormitorio de Akato. Dejó la bandeja a los pies de la cama y lo ayudó a poder sentarse. Después del disparo en el pecho se ha dedicado a descansar y recuperarse, pero casi murió.

-Akato-sama –decía mientras colocaba su bandeja sobre las piernas de su amo –, provecho.
-Dime que ya sabes dónde está.
-Ya sabemos que no se está quedando en el edificio ni en las 3 casas que ya revisamos. Nos quedan 4 más y sabremos en dónde estará.
-Háganlo rápido. Ella debe estar buscando cómo escapar mientras pierden el tiempo con ¡ah! –se quejó afirmándose el pecho.
-Hacemos lo que podemos de forma eficaz para no perjudicar a Lynnea-san.
-¿Necesitan más personas para actuar?
-Si hay más gente involucrada puede que nos ayuden a disminuir las posibilidades.

Akato asintió y Fujimoto salió de la habitación. Algo debía hacer, juntar a su gente con otra igual de eficientes y...

Sacó su móvil y marcó a la única persona que sabía que podía ayudarlo.

-Akato-sama –dijo Fey Lang contento –, ahora sé que ya estás mejor.
-Fey-sama, te necesito.
-Espera, ¿aún no tienes a Lynnea-san?
-¿Le pasó algo a Lya-san? –se escuchó a Akemi.
-No, está bien. Solo que salió a correr y aún no vuelve. Tranquilo. Ve a tu habitación.
-¿De niñera?
-Desde hace 3 años. Parece que las personas jóvenes nos domaron.
-Y que lo digas. ¿Podrás cooperar?
-Mientras Akemi-kun esté a salvo, podré ayudarte a encontrar a la chica más leal que he conocido.
-Eres bienvenido en mi casa.
-En dos horas estoy allá. Nos vemos.

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Eran las 7 de la tarde cuando Himura dijo que quería comer con Lynnea a solas. El corazón de la chica latía desbocado mientras estaba sentada en el suelo como un perro al lado de su amo. La japonesa comía tranquilamente mientras acariciaba la cabeza de su pequeña. Al acabar, la invitó a sentarse.

-Ya que te rompiste la mano izquierda, yo te tendré que picar la comida.

<<¿Qué yo me rompí? Tú me la rompiste con un puto martillo>>.

Himura le picaba el pollo, lo juntaba con un poco de arroz y se lo daba en la boca. Ella no hablaba si no se lo pedía: no tenía ganas de que le quebraran alguna otra parte de su cuerpo.

-Me enteré de que en China conociste a alguien que también venía de Estado Unidos. Yo no creo en las coincidencias, ahora dime de dónde lo conocías.
-Era un... No tengo una palabra bonita para él.
-Dilo con todas sus letras.
-Un hijo de puta.
-Ja –le da una cucharada en la boca –. Me atreveré a decir que fue un ex, pero no de esos que son tiernos. ¿Le di?
-S-sí.
-Te puedo leer, Lynnea-san. Por personas como esas yo –se le acercó a la boca de ella –gusto de mujeres como tú.

Lya tragó saliva y apartó la mirada de ella. Sin embargo, Himura quería que la viera así que le agarró la cara y la besó. La norteamericana sabía que su vida dependía de qué tan sumisa ella fuera con Amisami por lo que no se resistió. Se besaron por un largo rato hasta que:

-¿Por qué Akato-sama jamás me vio como a ti?

Y se separó.

-Vete con los platos y déjame sola.

Lya asintió y se fue en silencio. Juró que al cerrar la puerta, la escuchó llorar.

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Fey Lang, Akemi y Akiyama llegaron a las siete con treinta minutos a la mansión del Zorro Japonés. El mayordomo de la casa les ayudó a instalarse en sus respectivas habitaciones y el chino entró al dormitorio de Hayahi.

-¿Te gustó la habitación? –le preguntó Akato.
-Está bien. Se nota que tus sirvientes se encargaron de que la decoración se adecuara a mis gustos.
-Sí. Bien, ¿hacemos tregua?
-Está más que hecha. ¿Sabes quién la tiene?
-Samsa-san fue quien la llevó, es el protector de Himura-sama.
-Vale. Esto puede salir muy bien o muy mal.

Los dos hombres sentados en la cama, planearon con mucho cuidado cómo iban a proceder con el rescate de aquella chica tan leal y pura.

(͡° ͜ʖ ͡°) miren quién apareció

Blood of Midnight (Sangre de medianoche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora