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RECTA FINAL

Lynnea estaba amarrada en una camilla. Abrió los ojos y, mareada, observó a una mujer tatuada que se le acercaba con una jeringa. Despertó de golpe y comenzó a sacudirse.

-¡AYUDA! -gritaba con pánico. Sabía lo que le iban a hacer y sabía que estaba volviendo a una pesadilla.
-Cállate, te va a gustar -le respondió mientras le ataba una cuerda al brazo.
-No, no me va a gustar. Déjame ir, por favor. Te lo suplico.
-Jonas dijo que pelearías antes de ceder. Qué decepción -e inyectó la droga.

Lynnea gritó de dolor mientras el producto entraba en ella y la invadía la sensación de no poder hacer algo contra él. Estaba asustada: Jonas la había encontrado.

-Ahora irás a tu habitación. Diviértete.

Un hombre entró y la sacó con la camilla. Ella miró a su alrededor para mantener la mente activa. No, no quería ceder a eso, no otra vez. De repente, la camilla se detuvo. Ella miró detenidamente al sujeto. No sabía quién era. Él la soltó y la dejó sobre la cama. Se sentía inútil. Se miró la ropa y estaba... con un vestido azul oscuro.

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Akato entró en la suit en donde estuvo la chica. Tuvo que amenazar al gerente del hotel para poder entrar ahí. Sí, definitivamente ella estuvo ahí. Estaba su bolso de siempre con su teléfono ahí dentro. Ella no lo habría dejado por voluntad. Quizás era despistada, pero no de esta forma.

-Fujimoto-san, rastrea a Fey-sama. Vámonos de aquí. Vamos a la casa de ella.

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-Cuánto tiempo, pequeña -dijo Jonas entrando en la habitación.

Lynnea solo se dispuso a observarlo.

-Estás grande. La última vez que te vi seguías pareciendo una chica de 18 años. Ahora eres... una adulta. Cuánto haz cambiado y tu cabello -se acercó a ella y tocó su pelo -, maldición. Lo arruinaste. Eras perfecta, mierda. Lo eras. Ahora eres como una cualquiera.
-Púdrete -le escupió Lya.
-Vaya, aun así peleas como siempre. ¿Creíste que huirías de mí? Imposible hacerlo, pequeña mía. Ni operándote completa.

Lynnea entró en pánico cuando vio a 4 chinos entrar en la habitación.

-No me defraudes... Disfrútalo.

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Akato revisó su casa y no encontró nada. Desesperanzado, se sentó en la cama de su desaparecida, de su Sangre Joven. Pero algo estaba extraño en el colchón. Desarmó su cama y notó que había un tajo. Metió la mano y... encontró la libreta negra. Maldijo.

<<¿Por qué ocultaste la libreta negra si era tan peligroso para ti tenerla?>>

Akato la revisó y estaban todos los clientes de Fey Lang ahí mismo. Dudó sobre qué hacer con el objeto hasta que decidió llamarlo.

-Akato-sama, un gusto volver a...
-Dime que Lynnea-san está bien. Dime que la estás cuidando.
-¿Quién te dijo que yo...?
-Es obvio que la tienes tú. Déjame oírla.
-Akato-sama, ella está comprando con mi... ¿Akemi-kun! ¿Dónde está Lynnea?
-¡Unos hombre de un auto negro se la llevaron mientras íbamos hacia el auto!

Akato se quedó sin aliento y supo que Fey Lang también.

-Lang, ¡maldita sea! Responde.
-Akato-sama, prometo encontrarla.
-Más te vale, porque tengo tu libreta negra y te expondré si algo le llega a pasar.

Y colgó. Colgó deseando que Lynnea estuviese bien, que su coneja estuviese bien.

Esto se está armando gordooooooooo

Blood of Midnight (Sangre de medianoche)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora