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Una semana después


Ruben jugaba con Juan Carlos y su nuevo compañero de travesuras Coringa. 

El perro domesticado ahora le era fiel a Ruben quien fue el único que le daba comida y le curaba de sus heridas durante los días que estuvo en la jaula.

Todo eclipso cuando una mañana al ir a dejarle comida vio que una de sus patas se encontraba rota junto con dos costillas, agarro una manta y con sumo cuidado lo envolvió para salir en busca de ayuda del curandero del pueblo.

Al llegar a la cabaña del señor este al comienzo se negaba por ser un aliado de los humano.

Curandero: Entienda que no puedo hacer eso, es como si tuviera ayudando a un enemigo - Miro con cierto resentimiento al animal.

Ruben: ¿Quiere que me arrodille para que pueda salvarlo? Porque si es eso lo hare - Estaba por arrodillarse cuando fue detenido por el anciano.

Curandero: De acuerdo lo hare, solo espere aquí - Suspiro rendido.

Asintió entregando al canino que al comienzo se encontraba reacio a que el mayor lo tocara.

El curandero lo empujo cerrando la puerta casi en su cara, Ruben con una gran preocupación espero suplicando a la luna que no dejara al perro con secuelas o algo peor, la misma muerte.

Para el había pasado mucho tiempo y ni siquiera podía escuchar nada dentro, la puerta se abrió pero antes de que diera un paso el mayor lo detuvo.

Curandero: Tranquilo joven, tuvo mucha suerte - Al escuchar aquello se calmo - Un mal movimiento y el hueso hubiera perforado el pulmón.

Le iba agradecer pero un fuerte aullido retumbo por todo el pueblo, aquel aullido venia del castillo y era una clara advertencia de peligro.

Curandero: Lo mejor será que regrese a casa, lo cuidare durante su ausencia - Le sonrió transmitiéndole confianza.

Ruben asintió caminando en dirección a su hogar, al llegar su padre lo esperaba en su oficina para hablar al respecto de cierta desaparición de cierto canino.  

Sus voces se podían escuchar en todo el pasillo, la mujer intentaba entrar a detener todo pero siempre se le negaba el paso por ordenes de su pareja... De tantas insistencias y suplicas llegaron a un acuerdo que cambiara por completo su vida.

La ceremonia a la luna azul seria reemplazada para encontrarle un pretendiente.

No le importo con tal de que dejaran de lastimar al pobre animal.

Raúl odiaba que le tuviera compasión a los animales pero ¿Qué se le puede hacer? Es su hermano de quien estamos hablando, haría lo que fuera por un animal o criatura.

Ruben: ¡Eh! Los amigos no pelean - Separa a los animales que se estaban mordiendo las orejas  - Todos somos amigos.

Raúl: Aun no puedo creer que te ganaras la confianza de ese perro - Miro a su hermano sin poder creerlo - Sobre todo que nuestro padre te dejara tenerlo.

Detuvo sus movimientos, aun no le había dicho la parte del acuerdo que llegaron padre e hijo.

Ruben: Tengo mis encantos con los animales - Se levanto limpiando sus piernas - ¿Ya invitaste alguien a la fiesta?

Raúl: Por supuesto que si, no pienso estar parado como un tonto - Acaricio con cuidado las plumas de su mascota - Mónica y Adam vendrán a hacerme compañía.

¿Quieres ser mi alfa?  #PremiosKarmaland2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora