Flecha Sagrada y conjuro

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El hanyou miraba el lugar con detenimiento. Desde que se levantó decidió quedarse en el techo de alguna cabaña y mirar la aldea. No era tan distinta a la de la anciana Kaede, pero lo que las diferenciaba era la presencia de tantos niños híbridos. Eso lo hizo recordar su niñez, su madre y por supuesto, los malos tratos hacia ellos dos. Su suspiro fue ruidoso, pero un niño lo estaba viendo.

Niño: ¿No quieres jugar? – Inuyasha negó y el pequeño siguió su camino.

Este corrió hacia una mujer, dedujo que era su madre ya que lo abrazaba y reía con él. El pequeño corría por toda la aldea, sin mencionar los demás. Por su cabeza pasó la idea de cómo hubiera sido su infancia de esa manera y su sonrisa no tardó en aparecer. Esos niños tenían suerte de haber nacido en un lugar donde el cariño no les hiciera falta, y agradecía que fuera así, lo que él pasó no quería que nadie más lo pasara. El sentimiento de rechazo y odio.

Shippo: Aquí estabas – este miró al zorro, el cual flotaba en su forma redonda.

Inuyasha: ¿Y los demás? – Shippo deshizo su forma.

Shippo: Sango está con Kirara jugando con los niños y Miroku desapareció – miraba el lugar – Se ve todo desde aquí – observó al hanyou – ¿Por qué estás aquí?

Inuyasha: No te interesa – el pequeño hizo un puchero – Solo miro la aldea

Shippo: Es la primera aldea que veo con tantos híbridos – Inuyasha asintió – Parece como si la diferencia de demonios y humanos se hubiera deshizo

Inuyasha: Eso nunca pasará, Shippo

Shippo: ¿Por qué no?

Inuyasha: Es imposible ­­– este vio a Miroku – Adiós chamaco

Shippo: No me dejes solo

Estos se acercaron al monje, donde el pequeño deshizo su transformación cayendo en el hombro de este. Inuyasha lo miraba inseguro, como si le estuviera preguntando a donde había ido. Miroku solo le regaló una sonrisa, algo que hizo al hanyou fruncir su ceño.

Shippo: ¿Dónde estabas? – Miroku sacó de su ropa un pergamino.

Miroku: Vengo de la cabaña donde está el demonio encerrado

Inuyasha: ¿Y? – el monje sonrió.

Miroku: El conjuro que tiene se está debilitando cada vez más. Puede que en algunos días se rompa – miraba la aldea – Cuando eso suceda, todos estarán en peligro

Shippo: ¿Incluso sus hijos? – el hanyou suspiró.

Inuyasha: Si Take dijo que los atacó sin más, quiere decir que no le importaba nada – miraba como los niños jugaban – Tenemos que protegerlos

Miroku sabía que se refería a los niños híbridos y no en general. Ya que este cada vez que les mencionaban a los hijos del youkai se tensaba y no había duda que sentía simpatía por los niños, después de todo eran de la misma raza. Estos caminaron hasta la exterminadora, la cual jugaba con algunos de los pequeños.

Sango: Kirara juega con ellos – la gata hizo caso y Shippo se les unió – ¿Sucede algo?

Miroku: ¿Podrían venir conmigo? Shippo y Kirara estarán bien – asintieron.

Iban nuevamente por el mismo camino donde Take los había guiado por la energía maligna, solo que esta vez no se detuvieron y siguieron hasta una cabaña no muy grande. Sango se sorprendió por la energía que esta desprendía, sin mencionar a Inuyasha, el cual suspiró. No entendían como no había sentido esa energía tan fuerte.

Miroku: Tengo una teoría – estos lo miraron – El conjuro que tiene, evita que otras criaturas sientan la energía, y solo aquellos con poder espiritual lo hagan. Por eso yo lo sentí y ustedes no

Sango: Tiene sentido, pero ¿por qué harían eso? – se acercaba a la cabaña.

Inuyasha: Para evitar que lo ataquen – la exterminadora llegó a lo que parecía la puerta y tenía una flecha.

Sango: Una flecha sagrada – susurró – ¿Kikyo?

Miroku: Tal vez quiere ayudar a la aldea como nosotros – Inuyasha suspiró.

Take: ¿Qué hacen aquí? – estos miraron al soldado – No deberían estar aquí – detrás de él apareció la niña, pero el soldado no se daba cuenta de su presencia – Deben irse

Suzuka: ¿Por qué? – se sobresaltó por la aparición repentina – Esta bien que miren – se acercó donde estaban y miraba la flecha – Si la quito el demonio saldrá – estos la miraron sorprendidos – No se preocupen, nadie puede tocarla

Take: Si lo hacen esta los quema – Suzuka asentía.

Suzuka: ¿Quieren ver? – la niña tocó el objeto y destellos salieron del mismo, provocando que rápidamente lo soltara y humo saliera de la palma de su mano – Ahí lo tienen – cerró su mano con una sonrisa.

Sango: Pero ¿qué hiciste? Deja ver tu mano – la niña negaba hasta que esta la sostuvo e hizo que mostrara su mano, la cual se encontraba quemada – No debiste hacer eso

Suzuka: Ya sanaré – Take suspiró.

Take: Vamos al palacio a curarte

[...]

La niña se quejaba de dolor. Cada vez que pasaban un paño húmedo en su área lastimada un chillido salía y por reflejo cerraba su mano. La exterminadora le sonreía en modo de disculpa, mientras que el soldado suspiraba y el monje cambiaba el agua constantemente.

Take: A veces me pregunto porque ella te recogió si eres una desobediente – Inuyasha los miró con atención.

Suzuka: Porque ella es buena persona, no como tú – soltó un quejido – Además, la señorita... – no pudo terminar la frase ya que habían tomado el paño y lo tiraron con fuerza a la mano lastimada – ¡¿Qué te sucede?!

Kohaku: ¿En qué estás pensando? – Inuyasha se enojó. Kohaku estaba ocultando a Kikyo.

Suzuka: ¿Qué te sucede? ¡Eso dolió! – miraba su mano con lágrimas.

Kohaku: ¿Estás demente? ¿Qué hubiera sucedido si removías la flecha sagrada? – todos los miraban.

Suzuka: Pero no lo hice – sollozaba – No sería capaz – sus lágrimas bajaban. Sango la abrazó y este suspiró.

Kohaku: Lo siento – sostuvo su mano – Por eso no se debe tocar – Suzuka sollozaba por el dolor – Sanarás pronto

Sango: Eso espero, luego de ese golpe – el chico miró a su hermana.

Kohaku: Sanará, es hi... – un quejido sonó por parte del chico – ¿Por qué me mordiste? – esta lo miraba mal – Bien

Take: Últimamente están cerca de la aldea ¿por qué? – Kohaku suspiró.

Suzuka: Faltan 4 días – el soldado los miraba – Bien, nos iremos pronto

Miroku: ¿Por qué?

Take: Cuando ellos están ponen nerviosos a los demás, sin mencionar a los niños – Suzuka y Kohaku mantenían sus miradas bajas – Por eso la princesa no los quiere cerca de la aldea

Inuyasha: ¿No es algo tonto? – miraron al hanyou – Ellos no tienen la culpa de lo que está pasando

Kohaku: Pero somos los que pueden arreglarlo – Sango los miraba con cierta pena – Ya nos iremos, ven Suzuka

Suzuka: Adiós – movía su mano de lado a lado hasta que salieron del lugar.

Shippo: Se siente algo mal ser rechazado así – el hanyou suspiró.

Take: Yo me retiro – salió del lugar.

Inuyasha: A pesar de tener su aldea con niños híbridos rechazan a dos humanos – se sentó en una esquina – Vaya princesa


Engañados [Inuyasha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora