Situación complicada

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Luego del suceso con el youkai de río decidieron irse del lugar para poder estar más a salvo. Y como si eso no fuera suficiente Sango se había encontrado a su hermano dos veces el mismo día. El sol estaba saliendo y estos seguían caminando buscando donde refugiarse, hasta que vieron una cueva a lo lejos. Kirara y Shippo fueron los primeros en correr hacia la misma para poder descansar.

Miroku: Tengan cuidado – miraba la cueva – Parece que está deshabitada

Sango: Deshabitada o no, Shippo y Kirara ya habían entrado – miró al hanyou – ¿No vas a descansar?

Inuyasha: No tengo sueño

La chica sabía que estaba así por Kikyo. Pensar que habían estado cerca de ella, pero que por ese demonio se había alejado. Si no hubiese sido por eso ahora mismo Inuyasha estuviera buscándola, o incluso hablando con ella. Su amor por esa mujer aún seguía, algo que enojaba a Sango, ya que nunca dio a entender algún sentimiento claro por Kagome. Esta suspiró y decidió preguntar.

Sango: Inuyasha – un 'Mhm' fue la respuesta – ¿Qué sentías por Kagome? – todos la miraron.

Inuyasha: ¿Por qué preguntas eso? – Sango encogió sus hombros.

Sango: Siempre sales corriendo cuando mencionan a Kikyo, en cambio, te enojas si mencionamos a Kagome – Miroku asentía.

Miroku: Y eso no es todo, se pone furioso si vamos al pozo – Inuyasha los miraba serio – Sin mencionar tu rostro de enojo

Inuyasha: Las cosas son diferentes, es todo – desvió su mirada.

Shippo: Naraku te engañó con Kikyo, mientras que Kagome nos traicionó yéndose a su hogar sin decirnos nada ¿Cuál es peor? – el hanyou lo miró.

Inuyasha: El abandono

Sango: ¿El engaño no? – preguntó.

Inuyasha: El que nos engañó fue Naraku, nosotros no tuvimos la culpa. Si no tienen nada más que decir, me iré – desapareció por los arbustos.

Miroku: Ya regresará. Ven, descansa

Estos se adentraron a la cueva, mientras que en uno de los árboles se encontraba el hibrido mirando. No sabía con certeza como contestar a las preguntas que le hacia la exterminadora, esta lograba confundirlo. Siempre sintió la necesidad de proteger a Kikyo, pero con Kagome fue distinto. Siempre la trató serio, aunque la chica descifraba sus puntos débiles. Suspiró por ello y vio a un niño acercándose a la cueva. Se quedó en el árbol para observar lo que haría, pero solo lo siguió de largo sin inmutarse a mirar la cueva. Tenía que dormir un poco antes de seguir con su búsqueda, por lo que decidió regresar a la cueva y en silencio sentarse en una esquina.

Miroku: Descansa – el hibrido asintió.

[...]

Inuyasha: ¡Chamaco, por tu culpa ahora estamos atrasados! – discutía con el pequeño zorro, ya que este fue el primero en levantarse y aun así no despertó a nadie.

Shippo: Se veían tan cómodos que no los molesté – un golpe fue dirigido a su cabeza – ¡Ay! Eso dolió

Inuyasha: Te lo mereces

Caminaban en dirección donde Inuyasha había visto el niño. Si había alguien, una aldea podía encontrarse. Querían dormir en algún futon o por lo menos debajo de un techo, seguros. Así siguieron caminando y las horas pasaban, hasta que vieron la aldea. Shippo brincó de emoción y corrió, pero al acercarse aún más un caballo se interpuso en su camino y espadas. Estos se apresuraron para coger al pequeño y alejarlo.

Soldado: ¿Qué creen que hacen, forasteros? – Inuyasha quería maldecirlo.

Sango: Lo lamento, solo se emocionó – el hombre que se encontraba en el caballo se bajó y movió su espada hasta dejarla cerca de la chica.

Engañados [Inuyasha]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora