– ¿De verdad me quieres?
– Nunca mentiría sobre esto - me dio un pequeño beso y sonrió - ¿Qué quieres hacer hoy?
– Me da igual. Elige tú.
– Quiero ir a cenar fuera.
– ¿Estás seguro? A lo mejor la gente te reconoce y ya sabes lo que pasa cuando te reconocen.
– Me da igual. Quiero hacer cosas normales contigo, no encerrarme en una burbuja para siempre.
– Perfecto entonces. Me cambio y nos vamos.
Cuando me metí en el cuarto de baño, las mariposas que aún revoloteaban por mi estómago estaban eufóricas. Scott, me había dicho que me quería y yo me lo creía hasta cierto punto. Sabía que tenía una fama de mujeriego intachable y eso me hacía ponerlo en duda y luego, estaban las cosas que me contaba de su vida que nadie más sabía y su forma de actuar. Quería hacer cosas normales, como una pareja cualquiera aún sabiendo que la gente le reconocería y saldríamos en la prensa, y esta vez, sería yo la que ocuparía la primera plana junto al famoso Scott Hale. Me pregunté cómo reaccionaría mi madre al verlo, o mejor, como le diría a mi madre que salgo con el ídolo de mi hermano mediano. Todo era muy extraño, pero no quería pensar en eso. Solo quería disfrutar. Media hora más tarde, salí del baño, arreglada y lista para salir. Había elegido una falda étnica y una camiseta básica con una chaqueta de punto negra porque empezaba a refrescar. Scott, hablaba por teléfono en la terraza que había junto a la piscina. No quería interrumpirle, pero algo me delató y se dio la vuelta mirándome de arriba a abajo, desnudándome con la mirada y sentí como mis mejillas se volvían rojas por el rubor. Se había cambiado de ropa y ahora llevaba una camisa color burdeos, que hacía juego con sus ojos azules.
– Estás preciosa - dijo colgando el teléfono y acercándose a mí.
– Tú tampoco estás nada mal. Te sienta muy bien esa camisa.
– Y a ti esa falda, pero créeme cuando te digo que estarías mucho mejor sin ella y entre mis brazos.
– ¿Intentas que me ruborice Scott?
– En realidad no. Solo intento que veas la realidad. ¿Te incomoda?
– No, pero si me dices esas cosas dejo volar mi imaginación y habíamos dicho de ir a cenar fuera esta noche.
– ¡Oh! en ese caso debería dejar que tú imaginación vuele - me dio un beso detrás de la oreja y solté un pequeño suspiro - Soy todo tuyo - susurro.
– Quiero ir a cenar, así que dejemos que vuele la imaginación en otro momento - me acerqué a él y le mordí levemente el labio inferior antes de unir mi boca con la suya.
El trayecto era corto, pero en compañía de Scott, todo parecía mucho más. Cada vez que lo miraba, mi corazón latía muy deprisa, y con un simple roce de sus dedos sobre mi piel, esta se ponía de gallina. La conversación con él no terminaba jamás. Siempre había algo de decir o que contar, aunque fuera algo mínimo, siempre lo había y eso me gustaba de él. No le importaba escucharme durante horas, aunque pensara que era una cotorra que no paraba de hablar nunca me lo diría, pero en el fondo supongo que le gustaría escucharme, sino, ya me hubiera mandado bien lejos. Me llevo a un restaurante muy tranquilo. No había apenas gente, lo único que la mayoría del menú era pescado y yo odiaba el pescado. Cuando se lo dije él se echó reír y me dijo que me enseñaría a apreciarlo, cosa que dudaba. Mientras cenábamos un par de personas se acercaron a él y le pidieron un autógrafo. Él me miró primero y yo asentí con la cabeza mientras daba un sorbo a mi bebida. No me molestaba que la gente le pidiera fotos o una firma, es más me gustaba verle. Disfrutaba muchísimo, aún recordaba el día que aquello niños le asaltaron en el vestíbulo del hotel cuando nos conocimos y como con una sonrisa les dio lo que ellos pedían, él decía que era una de las partes buenas de su trabajo.
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Tenías que ser tú (Borrador)
ChickLitUn viaje con amigas. Nada de padres durante tres meses en la cálida y soleada Florida. Todo parece ser perfecto para Blake Haynes hasta que Scott Hale la súper estrella del fútbol americano del momento aparece en su vida. Los rumores acerca de l...