Capítulo 20.

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El camino de regreso fue aún peor que la ida. Ahí sí que no había pegado ojo sin embargo Blair había hecho exactamente lo mismo que cuando íbamos hacia San Diego. Dormir como una marmota. Cuando aterrizamos en el aeropuerto de Florida me quedé petrificada al ver que dos chicas se me acercaban para pedirme una foto. Eso sí que era una sorpresa. Dos fans de Scott me había pedido una foto y había salido ilesa de la situación, lo único malo es que debería de tener unas pintas horribles menos mal que llevaba las gafas de sol puestas cuando me hice la foto sino hubiera salido mis increíbles ojeras en ella y la podrían haber vendido a la prensa y sacarla como la peor pareja de Scott Hale de la historia. ¡Dios! Estoy delirando y eso era la falta de sueño. Blair y yo teníamos que volver al hotel en taxi ya que ni Libi ni Jenna se habían dignado a pasarse para recogernos pero aquí pero claro, no teníamos coche así que era comprensible.

El taxista al ver nuestro equipaje casi le da un soponcio. Estuvo haciendo cálculos durante más de cinco minutos para ver como metía tantas maletas allí dentro y cuando lo consiguió me prometí que le daría una buena propina al pobre hombre. Y en efecto así fue cuando llegamos al hotel le di una buena propina y se puso más contento que unas castañuelas, Blair me regañó por haberle dado tanto pero me daba igual lo que dijera. Había que ser agradecidos en esta vida. Mientras subíamos a la planta 34 del hotel estaba deseando darme una ducha y dormir otras doce horas como había hecho allí, solo que esta vez sí lo hacía no me sentiría mal porque Scott no estaba conmigo. Blair como pudo, sacó la tarjeta del bolsillo trasero de sus vaqueros y abrió la puerta y lo que encontramos dentro fue realmente sorprendente.

Aquello era una autentica pocilga. Todo estaba revuelto y tirado por el suelo. Había vasos y botellas vacías esparcidas por el suelo y en cada mesa que había en el salón. La cocina estaba llena de envoltorios de comida y de porquería por las encimeras. Había dos lámparas fundidas y de una de ellas colgaba un sujetador. Había papeles por toda la moqueta y encima de los sofás y ropa tirada por el suelo mezclada con toda esa porquería. Blair estaba con la boca abierta mientras que yo tenía la cara desencajada. ¿Qué había pasado allí? Y entonces salió un tío en pelotas salió de mi dormitorio y eso fue la gota que colmó el vaso. El tío al vernos se puso blanco como la pared y buscó algo con lo que taparse. Estaba muy cabreada y tenía ganas de pegar a alguien en ese momento. Preferiblemente al causante de todo esto. Aquel tío se había quedado inmóvil al vernos allí y entonces salió Jenna de mi habitación con una camiseta de tirante y en tanga. Al vernos se puso loca de contenta pero mi cara no decía lo mismo que su entusiasmo.

– ¿Se puede saber que mierda es esta Jenna? - dijo Blair con voz pausada.

– Lo siento ayer tuvimos una fiestecilla privada y bueno se nos hizo un poco tarde.

– ¿Fiestecilla? - dije sarcásticamente mientras le daba un patada a un vaso.

– ¿Os acordáis de Álex? - dijo ella rodeándole el cuello con sus brazos para besarle.

– Pero... - dijo Blair.

– ¿¡Pero qué Álex, ni que ostias!? - grité - ¡Esto es una pocilga! ¿Te parece normal que baje de un puto avión donde llevo encerrada 14 horas y me encuentre esto hecho una porquería?

– No te enfades Blake.

– ¿Qué no me enfade? ¿En qué mundo vives Jenna?

– Solo intento pasármelo bien. Además solo ha sido una fiesta.

– ¿Querrás decir dos?

– Blake no seas aburrida.

– ¿Perdón?

– No tienes que ponerte así luego llamo al servicio de habitaciones y que lo limpien.

– ¡Dios Blair! te juro que la mato - digo volviéndome hacia ella intentando respirar.

Tenías que ser tú (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora