Blair se había equipado hasta los dientes incluso se había pintado dos rayas a ambos lado de la cara con los colores del Florida Club era una auténtica aficionada a esto mientras que yo sabía la forma que tenía el balón y poco más. Era un auténtico desastre.
Decidimos ir en taxi, bueno más bien Blair lo decidió. Dijo que habría tanta gente allí que buscar un sitio sería como buscar una aguja en un pajar y cuando nos bajamos del taxi efectivamente lo comprobé por mí misma. Aquello era una marea humana de colores rojos, blancos y negros. Cada uno equipado con los colores de su equipo, tanto niños como adultos, todos vestían aquellos colores y entre ellos incluyo a mi amiga Blair. Yo no tenía ni idea de por donde teníamos que entrar pero Blair lo tenía todo bajo control y me arrastró entre la gente hasta la puerta donde se accedía a nuestros asientos. Un hombre regordete que estaba en la puerta me preguntó mi nombre y cuando lo supo sonrió y nos dijo que le acompañáramos. Todo eso era muy raro y por un momento me temí que nos llevaran al cuarto de seguridad porque se creían que habíamos robado aquellas entradas pero no el hombre muy amable nos acompañó hasta nuestros asientos que estaban justo a pie de campo. A Blair se le iban a saltar los ojos y el entusiasmo le salía hasta por las orejas.
No tardó mucho en llenarse la zona donde nos encontrábamos y a decir verdad éramos las más jóvenes de todo el palco o como quisieran llamar a este sitio. A Blair todo le daba igual ella era feliz con su sitio y no tardaría mucho en ponerse a gritar como una posesa. El estadio estaba hasta los topes por un momento temí que fuera a reventar si seguían entrando gente, suerte que nosotras estábamos alejadas del resto de gente y si había algún incidente podríamos salir corriendo sin problemas. Sí, lo sé, era una agorera pero había que pensar en todo en sitio como este. Nunca se sabe. La gente no paraba de cantar, gritar y hacer ese ruido monstruoso con las vuvuzelas, más de una vez me dio ganas de que alguno se la tragara. Yo odiaba estos sitios y mira por donde con quien había dado. Un novio jugador y una mejor amiga hincha del Florida Club, lo mío era ironía pura y dura.
La cosa cada vez iba a peor. La gente empezaba a impacientarse. El partido llevaba veinte minutos de retraso y los abucheos comenzaron minutos antes de que el comentarista deportivo comenzara a hablar, cuando lo hizo la gente se levantó de sus asientos y empezaron a gritar las manos hacia delante y a silbar. El partido acaba de comenzar. Aquella voz nos dio la bienvenida al estadio de San Diego y empezó a decir alguna que otra cosa sobre los jugadores y las estrategias que podían escoger para el partido de esta noche. Como diez minutos después anunció la entrada de ambos equipos. Por la parte izquierda vestidos de negro y blanco el equipo de San Diego Chargers. La gente estalló en gritos cuando empezaron a salir todos los jugadores y cuando lo hacía no pude evitar fijarme en que todos eran armarios de cuatro puertas, absolutamente todos, no había ni uno que fuera un poco más canijo, al contrario eran todos iguales o más grandes que el anterior, y eso me asustó un poco. Scott era grande pero no en exceso, es más ni siquiera era como un armario como todos esos. Si alguno de daba lo dejaría en el sitio seguro. Cuando se lo dije a Blair ella se echó a reír por mi comentario pero no intentó tranquilizarme.
Tras los vítores la voz anunció al Florida Club. Esta vez evidentemente me puse de pie y si no lo hubiera hecho Blair me hubiera arrastrado con ella en cuanto saltó de su asiento. Y ahí estaban vestidos de burdeos y blanco, he de decir que el equipo de Scott también había armarios de cuatro puertas pero no tan descomunales como esos, aquello era un caso de esteroides seguro aquellos cuerpos no eran normales. Una vez que todos estaban en el campo busqué el dorsal número 12. Scott. El mariscal de campo. Al sonido de la campana el partido dio comienzo. Scott se posicionó en la zona final mientras que el resto de sus compañeros están en la zona defensiva. San Diego tenía el balón o eso creía yo hasta que uno de los armarios de cuatro puertas de color burdeos corre como una bala hacia el lado contrario del campo esquivando cada placaje del equipo contrario y entonces le pasa la pelota a Scott que corre hacia el final del campo y anota 2 puntos. La grada estalla en gritos, Blair se une a ellos y grita como una loca, yo simplemente sonrió y aplaudo. No se me da muy bien esto, está claro. Empieza el siguiente juego esta vez San Diego tiene el balón, el jugador corre por el campo y tres jugadores se tiran encima de él derribándolo. Al verlo no puedo evitar encogerme eso le ha tenido que doler, definitivamente este deporte es una bestialidad, con razón me niego a que Colin lo vea en la televisión. Estoy tan sumida en mis pensamientos que no me entero de que de nuevo Florida ha marcado. Blair me mira con reproche pero seamos sinceros no me estoy enterando de absolutamente nada, yo solo veo tíos corriendo de una lado a otro con una balón picudo y que de vez en cuando se tiran en plancha a por el otro porque este pobre tiene el balón en las manos y si logra salir vivo de esa marea humana de tíos con casco puede darse con un canto en los dientes.
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Tenías que ser tú (Borrador)
ChickLitUn viaje con amigas. Nada de padres durante tres meses en la cálida y soleada Florida. Todo parece ser perfecto para Blake Haynes hasta que Scott Hale la súper estrella del fútbol americano del momento aparece en su vida. Los rumores acerca de l...