Como había supuesto fue una noche muy larga. Eran cerca de las cuatro de la mañana cuando apagamos la luz, rendidas por el sueño. Hacía mucho que Blair y yo teníamos una charla de chicas como las que hacíamos en su casa o en la mía cuando estábamos en New York y lo echaba de menos. Cuando abrimos los ojos eran la dos de la tarde ya pasadas. En la habitación no se oía un ruido y por las horas que serían Libi habría decidido irse sola a la playa al ver que no nos levantábamos. Cuando cogí mi teléfono tenía cinco llamadas perdidas de Scott y unos cuantos mensajes de voz de él también, excepto uno. Era de mamá. No estaba de humor para hablar con ella así que me puse a ver los mensajes de Scott. En ellos me decía que había llegado bien que no me preocupara, que me llamaría cuando saliera de entrenar y cuando decidiera dejar la cama durante un rato para él. Incluso lejos me hacía reír con sus celos estúpidos sobre mi cama. Así era Scott.
Después de una buena ducha, Blair y yo nos fuimos a comer juntas. Les dejamos una nota a Libi y a Jenna para decírselo y nos fuimos a alquilar un coche en la recepción del hotel. Y conociendo a Blair no sería cualquiera sabía que sería algo ostentoso y rápido. Y no me equivoqué.
– ¿Un porche?
– Desde luego. ¿No pretenderías que cogiera un Fiat simplón?
– De eso nada, esto es mucho mejor y encima descapotable ¡Vamos! - tiró de mi hacia el coche y se montó en su asiento dando saltos.
– ¿Por qué conduzco yo?
– Porque conduces mejor que yo. Te recuerdo que me han quitado el carnet.
– Cierto.
– Pues eso deja de protestar y... ¡Vayámonos de compras!
Blair quería un día de compras en Florida y tampoco podía negarme a eso. Y más me valía sino puede que acabara sin alguna de mis extremidades. Cuando Blair decía de ir de compras era ir de compras y no se hablaba más. Yo no tenía ni idea de donde habría un centro comercial por allí cerca pero Blair lo tenía todo bajo control. Había estado más de una vez allí y se tenía todo medio visto. Era increíble. Ella me iba indicando hacia donde ir y al cabo de un rato me dijo que aparcara allí cerca. Yo no veía ningún centro comercial por ningún sitio pero cualquiera la llevaba la contraria. Nos bajamos del coche y entonces dijo.
– Bienvenida a la ciudad de las compras pequeña - dijo con tono muy varonil.
– ¿Qué es esto?
– Una mini ciudad ¿A que es genial?
– Pero esto parece una urbanización.
– Pues no lo es... todo lo contrario aquí podrías comprarte hasta unos dientes nuevos. ¡Vamos que tengo hambre! - de nuevo tiró de mi con tanta fuerza que casi me tuerzo el tobillo al echar a andar. Era una bruta cuando quería.
– ¿Dónde vamos a comer?
– Ahí - dijo señalando un local que debería ser la tira de caro.
Y en efecto lo fue. La verdad es que la primera impresión que me dio el restaurante fue una maravilla eso sí, no había ni una silla en todo el local. La gente comía en el suelo y descalzos... no me quería imaginar si a alguien por alguna razón le olían los pies... era un poco desagradable la verdad pero aún así el sitio era alucinante. Estaba todo lleno de fuentes a nuestro alrededor y pequeño estanques donde había peces de colores y nenúfares por todos los rincones y la comida, bueno, la comida era un auténtico manjar. Creí que saldría de allí rodando. Después de comer y de casi no poder ni con mi alma nos fuimos de compras. Blair se volvió completamente loca comprando, la tarjeta de crédito echaba humo de tanto utilizarla pero ella estaba tan tranquila. La envidiaba. Yo por mi parte me compré algunas cosas que necesitaba y algunas cosas para Jane que sabía que le iban a encantar. No fue un gran gasto comparado con el de ella pero que le vamos a hacer yo era así. Blair insistió como unas cien veces que me comprara algo sexy para Scott pero no la hice caso, no necesitaba parecer sexy para gustarle. Es más ya lo hacía, incluso con mis peores bragas Scott me vería sexy y estupenda como siempre. Pero su insistencia llegó a su punto culminante cuando pasamos por una tienda de lencería. Se puso a gritar y a decirme que ese conjunto que había en el escaparate sería la leche si lo llevara puesto en mi próximo encuentro con él. La gente me miraba raro cuando ella decía lo increíblemente sexy que me haría eso y que mis tetas no tendrían nada que envidiar a las de Pamela Anderson.
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Tenías que ser tú (Borrador)
ChickLitUn viaje con amigas. Nada de padres durante tres meses en la cálida y soleada Florida. Todo parece ser perfecto para Blake Haynes hasta que Scott Hale la súper estrella del fútbol americano del momento aparece en su vida. Los rumores acerca de l...