- 01 - Resaca de Primavera

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El dolor de cabeza era astronómico, pulsaba y zumbaba. No recordaba ni siquiera como era que había llegado a la casa y... desnudado. No había ninguna mujer en la casa así que estaba muy seguro de que había regresado solo a la casa.

Se masajeó las sienes latientes, se había dicho a si mismo desde aquella vez que se había emborrachado tanto que tampoco recordaba ni una sola cosa que había hecho.

Su ama de llaves subió con una bandeja con café y agua con limón y dos analgésicos.

—¿Cómo te agradezco? —preguntó intentando disimular el temblor en la voz. De pronto se sentía vulnerado.

—No volviéndolo a hacer otra vez.

—No sé cómo pasó —se tomó el agua con limón y sal junto a los analgésicos— pero estoy arrepentido. Y no, no es sólo el dolor que estoy sintiendo. No recordar lo que hice ni cómo llegué... ¿cómo llegué?

—Eso no importa ahora —dijo guardando el secreto de la pequeña joven que había vuelto a rescatarlo—. De todas maneras estoy tranquila porque hacía meses que no lo hacías, pero que no se te haga una costumbre. Es una costumbre mortal y no sólo para ti.

Sobre todo si conducía en estado de ebriedad ¿y si hubiese pasado algo malo? En fin ahora estaba a salvo y era eso en lo que iba a pensar, además tenía miles de cosas que revisar, los pendientes no eran buenos cuando se llevaba una empresa de seguridad cibernética.

La pantalla de su celular se iluminó indicando una llamada.

Su sobrina

¿Qué tendría para contar?

El domingo inició de manera diferente para Melody, con el cálido sol dando de lleno en su rostro, se arrebulló en las livianas mantas de su cama. El reloj indicaba las diez de la mañana, no había sido una noche fácil, la culpabilidad y desazón abrumaban su cuerpo causando una incomodidad física.

¿Por qué?

Por lo evidente.

Se apoyó en los codos mirando a la nada. Besar por segunda vez a Jonas Keegan hacía crecer el odio que sentía por él, porque por más suaves y apasionados que fueran sus besos, no era él quien la estaba besando, sino su mismo estado de borrachera causado por el mismo dolor que lo consumía y lo entendía.

Ella también se sentía sola entre un inmenso mar de personas.

Se rindió a lo inevitable y se preparó el desayuno, bueno sólo un café que era lo único que se le apetecía por la mañana, omitió la llamada diaria al abogado, ya sabía la respuesta "El fiscal ha desestimado la orden de cateo para los elementos".

Estaba en la nada y tenía ganas de llorar, pero desde el mismo momento en la que la acusaron no había derramado ni una sola lágrima ¿Llorar para qué? No le servía de nada, solo dar pena y los juicios no se ganaban con pena.

Actualmente si tenía una computadora, pero no le servía de nada, con ella no podía recuperar la cuenta que había perdido, solo tenía el e-mail, lo cual tampoco era gran cosa, pero era una esperanza, porque con ese e-mail había abierto la cuenta y a ella le llegaban las notificaciones de cada uno de los movimientos realizados, pero si elegía cambiar la contraseña todo cambio se autorizaba desde el teléfono de Lilian.

Pero era muy fácil decir que podrían haber cambiado las cuentas, lo que llevaba al mismo punto de partida:

n-a-d-a.

Estaba en la nada.

Comenzó a corregir uno de los tres archivos que su jefe le había enviado, claro que no eran libros, pues sobre su cabeza colgaba una denuncia de plagio, estaba ahí, cual espada de Damocles. Sólo le enviaba informes que debían ser presentados a distintos periódicos y revistas de distintas tiradas.

Era para nada el trabajo que hubiera deseado, pero le daba de comer y permitía acercarse un poco a lo que más le gustaba: Escribir.

Hoy trabajaba con algo que la tocaba de cerca

¿Cómo besar a un desconocido y no morir en el intento?

Como primera, intenta que el desconocido sea realmente desconocido, que dicho individuo-individua, sea solo eso en tu vida.

La persona que besaste.

El texto no dejaba una enseñanza muy... educativa, pero le permitía volcar en ella algunos sentimientos de frustración que la abrumaban y se sentía inspirada.

Controla tus emociones ¿Manos? Tal vez un poco, pide permiso, muévete lento. ¿Mordisco? Solo si quieres que vaya a mayores, no queremos confusiones y (te recuerdo) es sólo un beso.

Los besos suelen confundir a las personas ¡Cuidado!

Los besos suelen confundir a las personas.

Que real era esto.

Aun no conocía a Jonas Keegan como tal cuando él la besó por primera vez, sólo habían coincido en una fiesta en la cual había bebido de más y sólo lo había ayudado, había mucha gente y alguien podría aprovecharse.

Es que ese hombre olía a dinero y había mucha arpía cerca.

Fue fácil, el hombre se dejó ayudar y como "premio" por esa generosidad (esa maldita generosidad) que la caracterizaba lo llevó a su departamento, que ¡Oh casualidad! Estaba en la misma torre donde se estaba llevando a cabo la fiesta en, nada más y nada menos, que el Penthouse.

Y No quería recordar más.

No quería.

Le envió a su jefe el texto completo y recibió una felicitación como respuesta, el artículo saldría el lunes.

Y ¿ella odiaba a Jonas Keegan?

Si.

No.

No. No lo odiaba. Solo odiaba que él hubiera olvidado lo bonito que le habló y que la hizo sentir, sólo con un beso.

Un beso que le arrastró hasta el último sentido. Le hizo descubrir que tenía fuertes sentimientos pasionales, que le gustaba acariciar y observar, que le gustaba sentir el leve calor del roce estomacal del sexo opuesto.

¿Abrazar? Le gustaba mucho. Era una mujer que solía abrazar mucho a la gente... la misma gente que terminaba por apuñalarla por la espalda.

¿Le pasó con él?

No sabía que decir, porque el pobre había olvidado todo, lo supo en el mismo momento que se vieron en el hospital de Gold River meses después, al poco tiempo del accidente.

Por instinto se tocó la parte de atrás de la cabeza. Una placa de titanio protegía una porción de su cerebro, lo sabían pocas personas, no quería ser tratada de manera diferente por tener un trozo de metal en la cabeza y coágulos en el oído interno.

En fin, el antagonismo que recibió de Jonas no lo esperaba, le dolió, y al mismo tiempo le dio lo mismo.

¿Tori?

Toribio fue la gota que derramó el vaso que le hizo ver que o la había olvidado realmente o la odiaba por haber respondió al beso. El dolor que sintió no pudo evitarlo y fue tan evidente que hasta Mina se dio cuenta y lo confundió con violencia de género.

En fin. Si Jonas Keegan iba a atacarla cada vez que la veía una respuesta dura iba a recibir, porque no iba a permitir nunca más que la subestimaran o que la hicieran sentir insignificante.

Ella no tenía la culpa de que él la haya besado y no iba a cargar con ningún peso ajeno.

Ya no.

Bueno, espero sus comentarios... lxs quiero muchote. Espero que disfruten de la historia como yo escribiendo

Por ti, amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora